12 de diciembre 2022 - 00:00

Estancamiento y primarización de exportaciones compromete la recuperación macroeconómica argentina

Importaciones Exportaciones Comercio Superávit Déficit
Ignacio Petunchi

El ingreso récord de divisas de 2022 del complejo agroindustrial ha permitido a toda la sociedad argentina contar con gas para pasar el invierno y para seguir produciendo, así como que algunos insumos y bienes puedan ser importados. Esta situación excepcional fue potenciada en septiembre pasado por la instrumentación del Decreto 576/22 (dólar soja). Sin embargo, el balance del año nos deja un notable incremento en la primarización de las exportaciones, una elevada capacidad ociosa del polo de molienda, y un fuerte estancamiento en la producción de soja en el país.

El dólar soja mostró que la cadena agroindustrial puede dar mucho si las condiciones de producción y comercialización son mejores. Por un lado, representó un alivio para las arcas del Estado, con reservas que se engrosaron en u$s4.900 millones, con ingresos fiscales por derechos de exportación que se triplicaron y permitieron cumplir con las metas pactadas con el Fondo Monetario Internacional. Por el otro lado, la cadena sojera comercializó 13 millones de toneladas de poroto, volumen récord que auxilió las finanzas de los productores y a los stocks de la industria, que pudo cubrir sus necesidades de materia prima. A su vez, los ingresos fiscales extraordinarios le permitieron al Gobierno financiar un bono social y otras políticas sociales y de contención de la inflación. Pero la contracara de este mayor flujo de divisas es la primarización de las exportaciones del complejo sojero. En la última década, la industria procesó una cantidad similar de grano, mientras nuestros competidores como Brasil o Estados Unidos incrementaron a pasos agigantados su proceso de industrialización, con más empleo industrial, más inversiones y producción y más divisas.

De un septiembre con cifras extraordinarias pasamos al octubre más bajo en los últimos 20 años en todos los rubros. La compra de soja por parte de la industria y la exportación cayó más de 90%, se desplomó el ingreso de divisas y se incrementó la capacidad ociosa. Ahora se confirmó una de las sequías más fuertes de la historia y eso reducirá los embarques de trigo y maíz, sin descartar menos soja, con la consecuencia natural en divisas. Si tuviésemos una política fiscal acorde para el complejo sojero, sin castigar la industrialización, Argentina podría atravesar las sequías de otra manera.

Mercado internacional

A nivel global, los principales competidores argentinos -como Estados Unidos y Brasil- consolidan sus esquemas de industrialización y están enfocados en la siguiente generación de biocombustibles, como es el caso del HVO (Aceites Vegetales Hidrogenados). A todas luces, el mundo apunta a una transición energética en la próxima década, pero el Gobierno argentino no tomó nota de este escenario. Las posibilidades del polo de molienda sojero nacional son amplias, no solo en la generación de dólares sino en la solución de problemáticas estructurales. El conflicto generado a partir del faltante de gasoil a mediados de este año es un ejemplo por demás elocuente.

Para enfrentar los trastornos generados por los faltantes de ese combustible, ofrecimos elevar el corte con biodiésel en gasoil de 5% a 20% y volcar 1 millón de toneladas al mercado doméstico. De este modo, el país podía resolver sus problemas de abastecimiento, a precio competitivo y con un insumo de alta calidad. Finalmente, las autoridades concedieron un magro 2,5% adicional de corte, por espacio de 60 días.

En el corto y mediano plazo, la cadena de valor de la oleaginosa enfrenta una serie de desafíos. El puntapié inicial es romper la inercia de freno en la superficie sembrada, sin perder de vista la sustentabilidad que exigen nuestros compradores. La demanda mundial se incrementa y debemos estar preparados. Por eso tenemos dos programas nacionales activos, el de protección del Gran Chaco de libre de deforestación y el programa nacional de carbono neutro.

La economía nacional necesita de manera imperiosa el ingreso de dólares de la agroindustria, con el objetivo de volver a transitar el sendero del crecimiento económico y social. Uno de los pocos sectores en condiciones de reaccionar de un año a otro es la producción oleaginosa y cerealera. No perdamos el tiempo.

(*) Cámara Argentina de la Industria Aceitera de la República Argentina y del Centro de Exportadores de Cereales.

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