3 de junio 2021 - 11:16

Brasil: oportunidades en un Bovespa récord, que minimiza (por ahora) incierto futuro político

El Bovespa se despidió de mayo y arrancó junio con sendos récords históricos. Los inversores siguen apostando por los activos brasileños.

Los expertos aseguran que las acciones brasileñas con mayor potencial de experimentar un mayor crecimiento a futuro son las de empresas exportadoras.

Los expertos aseguran que las acciones brasileñas con mayor potencial de experimentar un mayor crecimiento a futuro son las de empresas exportadoras.

Casi como un presagio de la economía brasileña volvería a niveles pre pandemia, algo que se confirmó finalmente el martes, el Bovespa se despidió de mayo y arrancó junio con sendos récords históricos, y más que duplicando la cota a la que se había derrumbado por el efecto Covid-19 en marzo de 2020. El principal índice de la bolsa brasileña cerró anotó máximos inéditos en cada día desde el viernes pasado hasta este miércoles, además de culminar mayo con la tercera alza mensual seguida (+6%), para acumular un fuerte rebote del 108,5% desde el piso del año pasado.

Pero en particular este martes el mercado de San Pablo aceleró sus ganancias (trepó 1,6%), cuando conoció que el andar de la economía brasileña superó las expectativas de los analistas, al expandirse sorpresivamente 1,2% en el primer trimestre de 2021 -en medio de la segunda ola del coronavirus- frente al período octubre-diciembre de 2020, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). El mercado esperaba casi la mitad de ese guarismo.

“El dato de actividad fue muy bueno, y si bien para el segundo trimestre había algunas señales de enfriamiento, las mismas van quedando atrás ante los datos positivos de mayo”, comentó a Ámbito Fernando Marull, Socio en FMyA. En el quinto mes del año, la actividad brasileña fue impulsada básicamente dos factores, según el economista: por un lado, el favorable contexto internacional, con devaluación del dólar, apreciación del real, y una soja en precios muy altos, y por otro, el hecho de que la crisis sanitaria se empieza estabilizar. Más allá de que el proceso de vacunación se acelera, Brasil es el segundo país con más muertes por Covid-19 en el mundo, con más de 462.000, y el tercero en número de contagios totales con más de 16,5 millones.

Aun así, el repunte de los servicios, la industria y la inversión de las empresas llevó a la mayor economía de América Latina al tamaño pre pandémico de finales de 2019, según IBGE. En sentido contrario, el gasto gubernamental cayó con fuerza. Se trató del tercer trimestre consecutivo de crecimiento, mientras que algunas cifras subyacentes sugieren fundamentos más sólidos para una continua recuperación este año, coinciden los especialistas. “Lo que vemos en Brasil de fascinante es la fuerza del crecimiento económico, mientras el Estado se achica aparece un sector privado que renace”, señaló a este medio, Leonardo Chialva socio director de Delphos Investment. Para dimensionarlo, Chialva utilizó una metáfora: “Vemos un elefante del sector público que entra en una fase de dieta y una hormiguita del sector privado que después de haber sido aplastada empieza renacer”.

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En busca de moderar la inflación, el Banco Central elevó su tasa referencial Selic en 75 puntos básicos en cada una de sus dos últimas reuniones, al 3,50%, e indicó que volverá a hacerlo en su próximo encuentro para ubicarla arriba del 4%. Además, “el precio elevado de la soja que presiona al tipo de cambio y lo hace bajar (ayer quedó cerca de 5 reales, tras rozar los 6 en marzo), es otro factor que ayuda a mantener controlada la suba de precios”, explicó Marull. “Estos factores, junto con la decisión del gobierno de mantener una agenda reformas, y una política fiscal y monetaria contractiva es muy valorado por el mercado”.

En esa línea, Chialva evaluó que el presidente Bolsonaro “está llevando adelante un proceso de privatización de empresas estatales, muy parecido a lo que vimos en Argentina en los `90. En definitiva, hay micro y macro reformas que están empezando a activar el sector privado”. De allí el optimismo sobre los activos brasileños por parte de los inversores que, por ahora, soslayan los riesgos que implica la contienda electoral de 2022. “Claramente este modelo va a ser sometido a un a un test versus la visión más estatista de Lula, y parte del ´Centrão´ que quiere mantener los privilegios del status quo”, añadió el especialista de Delphos. Si bien aún falta mucho para las presidenciales, una encuesta de Datafolha mostró que el expresidente brasileño derrotaría al actual mandatario por 52% a 32% en un hipotético ballotage, destacó un informe de Research for Traders.

Más allá del escenario político que irá ganando peso en el ánimo del mercado hacia finales de este año, los inversores siguen apostando mientras tanto por los activos brasileños, aunque quizás con mayor grado de selectividad, tras las subas generalizadas de los últimos meses. “Consideramos que las acciones brasileñas con mayor potencial de experimentar un mayor crecimiento a futuro son las de empresas exportadoras, beneficiadas con la suba del tipo de cambio al haber incrementado sus ingresos medidos en reales”, sostuvo Gustavo Neffa, director de Research for Traders. Así, mencionó a la minera Vale - compañía con mayor capitalización bursátil de Brasil y con mayor ponderación en el índice EWZ (19,1%)-, y a la petrolera Petrobras.

Para Chialva, por su parte, “lo mejor del sector de commodites ya quedó atrás, salvo Petrobras”, mientras que “en esta instancia apostaría por los bancos, como Bradesco e Itaú; por el sector de consumo doméstico y empresas como AmBev; algo de aerolíneas, como Azul Linhas Aéreas Brasileiras, y por el sector vinculado a la construcción y a la inversión privada, dentro del cual me gusta la empresa local Mills Solaris”.

Por último, Neffa advirtió las acciones que enfocan su producción al mercado interno “solo pueden verse beneficiadas ante una caída del tipo de cambio luego del incremento de los costos dolarizados medidos en moneda local y por la persistencia de la crisis económica local (a pesar del reciente repunte) y de los desequilibrios estructurales, como el déficit presupuestario (que incrementa la ya elevada deuda pública) y el déficit en cuenta corriente”.

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