17 de octubre 2025 - 13:57

Por qué sube el dólar pese a la intervención del Tesoro de EEUU

Argentina enfrenta un escenario sin precedentes con la intervención estadounidense en su mercado cambiario, pero la presión de la demanda amenaza con desbaratar los esfuerzos por estabilizar el peso.

La presión sobre el dólar no amainó con la intervención del Tesoro de EEUU.

La presión sobre el dólar no amainó con la intervención del Tesoro de EEUU.

Argentina enfrenta un escenario inédito en su convulsa historia económica: la intervención directa del Tesoro de Estados Unidos en el mercado cambiario local. Desde el jueves 9 de octubre, esta estrategia se ha materializado en tres ocasiones —el 9, el 15 y nuevamente este jueves 16—, con montos no divulgados y resultados que reflejan una dinámica cada vez más compleja.

La primera intervención generó un impacto inmediato y sorprendente. La noticia, inesperada para los operadores, desencadenó una caída intradiaria del dólar que se prolongó al inicio de esta semana, con una depreciación superior a los $100 desde el anuncio. Sin embargo, la euforia inicial se disipó rápidamente. Para el martes, a tan solo 48 horas de la medida, el dólar dejó de ceder terreno y comenzó a repuntar.

El miércoles, la tendencia alcista se intensificó, llevando al Tesoro estadounidense a intervenir nuevamente. En esta ocasión, las ventas iniciales lograron una baja temporal, pero el mercado revirtió el movimiento en la misma jornada, cerrando con una subida del 1,47%, equivalente al nivel previo a la intervención. Ayer, jueves, el dólar escaló un 3%, y una nueva incursión del Tesoro —limitada a los últimos 15 minutos de la sesión— no evitó un avance final del 1,60%.

Dólar, intervención y presión compradora

¿Está el mercado perdiendo la razón o desafiando abiertamente al gobierno de Estados Unidos? Ninguna de las dos opciones parece ajustarse a la realidad. La clave radica en un análisis elemental de la oferta y la demanda, principios que rigen cualquier mercado, incluido el cambiario. El gobierno argentino busca anclar el dólar a un precio específico, pero a ese nivel la demanda supera con creces la oferta disponible. En un mercado libre, el precio se ajustaría al alza hasta equilibrar ambos lados de la ecuación. Sin embargo, al imponer un tope artificial, alguien debe cubrir el déficit entre lo que los compradores desean adquirir y lo que los vendedores están dispuestos a ofrecer. Para los demandantes, la identidad del proveedor —sea el Banco Central de la República Argentina (BCRA), el Tesoro argentino o el estadounidense— resulta irrelevante. A ese precio, la presión compradora persiste.

En Argentina, el mercado ya da por descontado que las bandas cambiarias, tal como se conocen hasta ahora, están terminadas, y por eso se observa la intensa presión sobre el tipo de cambio. Este patrón, se mantendrá al menos en las próximas seis ruedas. La demanda seguirá empujando al dólar hacia ese nivel, independientemente de quién absorba la diferencia. Si bien el Tesoro de EE. UU. dispone de la capacidad financiera para sostener esta intervención —apoyada en un rescate que ronda los u$s40.000 millones mediante un acuerdo privado con bancos internacionales—, su rol no incluye estabilizar monedas extranjeras de manera indefinida. Hasta ahora, no hay indicios en las negociaciones del rescate de que se contemple una línea específica para sostener el peso argentino.

La anomalía es evidente: el Tesoro estadounidense no puede ni debería reemplazar las funciones del BCRA ni asumir la dirección de la política cambiaria local. Este episodio, por más extraordinario que sea, subraya la urgencia de restaurar un marco de normalidad en la gestión monetaria argentina. De lo contrario, las intervenciones, por potentes que sean, podrían resultar insuficientes frente a las fuerzas de mercado.

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