Desde comienzos de julio el dólar mantiene una tendencia alcista que no sólo no se frenó, sino que llevó al mercado financiero a operar con fuerte estrés. A 14 ruedas hábiles de las elecciones legislativas, los mercados parecen haber dejado de lado los "fundamentals" para concentrarse en contar los días que faltan para el 26 de octubre, y en cuántos dólares compra y vende el Tesoro.
Sprint final hacia el 26-O: el mercado espera señales más contundentes para contener dudas y riesgos crecientes sobre el dólar
La volatilidad cambiaria y la incertidumbre política marcan el pulso a días de las elecciones. Los operadores reducen riesgo y esperan señales concretas sobre la asistencia de Estados Unidos y el rumbo económico post comicios.
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La economía y el 26-O. Las elecciones legislativas, ¿el plebiscito de la gestión del Gobierno?
Todas las jornadas se volvieron erráticas: desde tuits de Scott Bessent que el mercado interpretó como "señales", capaces de provocar movimientos abruptos en los precios de los bonos soberanos en cuestión de minutos, hasta las intervenciones del equipo económico en el MAE y una demanda de cobertura que se incrementó. Sin dudas, para los inversores y para el Gobierno, la dinámica actual representa un panorama muy distinto al esperado.
Las sospechas de corrupción sobre dos figuras centrales del Gobierno, las dudas sobre la gobernabilidad y el escaso margen de maniobra para contener la presión del mercado se intensificaron cuando quedó en evidencia que el Tesoro no logró cumplir con las expectativas de acumulación de divisas, incluso después de las retenciones cero al agro.
Esta combinación de factores incrementó la incertidumbre y llevó a los operadores a reducir posiciones de riesgo, privilegiando la cobertura cambiaria, con la premisa de que el esquema actual parece insostenible.
En este contexto, solo dos factores podrían aportar cierto alivio:
Anuncios concretos sobre la asistencia de Estados Unidos, que permitan confiar en que el Gobierno contará con los dólares necesarios para cumplir con los próximos vencimientos de deuda.
Una eventual victoria del Gobierno en las elecciones legislativas, que contribuya a descomprimir la tensión política y económica.
En ambos casos, las reacciones esperadas por el mercado van entrelazadas: una salida del esquema de bandas cambiarias y por ende, la aceptación de un tipo de cambio más alto. Al mismo tiempo, se espera un giro hacia un mayor pragmatismo político, que permita al Gobierno alcanzar acuerdos con la oposición y avanzar en una agenda de reformas estructurales.
En definitiva, se trataría de un giro de 180° respecto de la dinámica actual, marcada por una retórica oficial que busca sostener un tipo de cambio que el mercado considera poco creíble, y por una estrategia política defensiva, que limita la posibilidad de construir consensos.
Las señales que espera el mercado
Así lo explicó LCG en su último informe en relación a estos dos puntos: "Recién con esas señales claras se podría comenzar a administrar la cuestión cambiaria, y eventualmente retomar la recuperación económica, hoy suspendida hasta nuevo aviso. Sin esas señales el mercado de cambios será directamente incontrolable. En cualquier caso, todo indica que, post-elecciones, iremos a un esquema cambiario más flexible".
En este marco, Econviews aportó dos caminos que tiene el Gobierno para atravesar la incertidumbre: o salir del esquema de bandas o más restricciones cambiarias.
"El mercado pide definiciones más concretas sobre la ayuda, y sería clave que llegue pronto para despejar el camino en estas tres semanas. Difícil imaginar, de todos modos, que Estados Unidos o el FMI estén dispuestos a financiar la quema de reservas para sostener este tipo de cambio. La otra alternativa en el radar es endurecer los controles cambiarios. El equipo económico ya dejó entrever que prefiere ese camino antes que devaluar. Podrían aparecer más trabas para los minoristas o nuevas restricciones a los pagos de importaciones. En cualquier caso, parece claro que después de las elecciones habrá que pasar a un esquema cambiario distinto".
En este contexto, el equipo económico se encuentra en un dilema según Grupo IEB: "No observamos un problema del lado de la oferta en el mercado de dinero. No obstante, sí notamos una demanda de dinero que paulatinamente se muestra cada vez más debilitada, en parte causada por la pausa en la actividad, la incertidumbre política y retroalimentada por la suba del tipo de cambio. Es a partir de esta contracción de donde surgen los problemas cambiarios y, potencialmente, una temporal suba de la inflación. Esto no favorece al Tesoro en acumular reservas, su participación en el mercado de dólares generaría un aumento de la demanda que elevaría el precio del dólar y consecuentemente erosionaría aún más la demanda de dinero".
En la misma línea, desde Adcap Grupo Financiero fueron contundentes: "el tipo de cambio real parece sostenible, siempre que se asegure nuevo financiamiento. Pero una renovada presión sobre el peso la semana próxima, o un resultado desfavorable en octubre, podrían minar la confianza y hacer girar de nuevo el ciclo vicioso. En otras palabras, la política y la vigilancia de reservas seguirán dominando la agenda de corto plazo".
En concreto, el “Plan llegar” ya está en marcha. El mercado se muestra más impaciente y exigente ante la falta de definiciones y reclama anuncios concretos que disipen la incertidumbre. Al mismo tiempo, observa con creciente atención el 26 de octubre, fecha que se perfila como un verdadero plebiscito sobre la gestión del Gobierno.
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