11 de mayo 2023 - 00:00

FMI: Valdés ya analiza capítulos claves del acuerdo (entre ellos, el cambiario)

Rodrigo Valdés
Rodrigo Valdés

Rodrigo Valdés aparece cada vez con mayor regularidad del otro lado de la pantalla. El director para el Hemisferio Occidental, llegado a su puesto el primero de mayo, asumió sin mayores premisas o cuestionamientos su rol de principal referente negociador del Fondo Monetario Internacional ante Argentina, dentro de la discusión por los nuevos términos del acuerdo de Facilidades Extendidas suspendido desde hace ya 10 días. Y que, se supone, antes que termine mayo estará sobre la mesa del Board del organismo para ser aprobado. Las negociaciones se realizan vía zoom, y desde Washington y Buenos Aires se cruzan en general sólo funcionarios de línea y algún responsable máximo del equipo de Sergio Massa. Sin embargo, periódicamente, y con funciones decisorias, el reemplazante de Ilan Goldfajn está presente del otro lado de la línea visual.

El exministro de Hacienda chileno analizó en las últimas horas el capítulo más complejo para llegar a un final feliz en las negociaciones activadas. Valdés, en tándem parecería sólido con el inglés Nigel Chalk (su ya nombrado número dos en la repartición), estudia el tema cambiario, con los datos de evolución del dólar oficial de los últimos días, que muestran a un Banco Central avalando una devaluación del peso a un ritmo similar al de la inflación; proyectando para el mes cerca de 7,5/8% de depreciación de la moneda local frente a la norteamericana.

Ese ritmo de crawling peg es una muestra, perciben en Washington, de la buena voluntad que desde Buenos Aires se está mostrando sobre la necesidad de hablar de la evolución del tipo de cambio oficial; pero sin alterar en demasía la política sobre el dólar que mantuvo durante todo su gobierno Alberto Fernández. Dicho en otros términos, y según la visión del Fondo, la idea de una devaluación del peso controlada y siguiendo la inflación; cuidando que no haya traslados a los precios de la macroeconomía argentina. Desde Buenos Aires se considera que es una manera de, al menos en los términos de abril, no seguir perdiendo valor cambiario ante la inflación; algo que complicaría aún más las negociaciones con los funcionarios del FMI.

Obviamente, se sabe que se trata de un tema clave para que desde la sede del organismo que maneja Kristalina Georgieva se considere la buena voluntad negociadora de la Argentina como un activo, en tiempos en los que lo que se negocia es la llegada anticipada (lo más que se pueda) de unos u$s10.600 millones para fortalecer (al menos para la foto) las reservas del Banco Central. Si estas negociaciones puntuales no fueran acompañadas por un paralelo entre la devaluación del peso y la inflación, la posición argentina sería aún más difícil. Aparentemente, Valdés tomó nota.

El nuevo director para el Hemisferio Occidental asumió el primero de mayo, y días atrás se presentó formalmente como negociador, mostrando que es quien ya maneja no sólo la gerencia en cuestión, sino el caso más complejo en toda la historia del FMI: el argentino.

Como contó este diario, lo que puede esperar Argentina con la llegada del economista chileno proveniente de las filas del MIT de Boston, es una visión algo más estructuralista y amplia sobre las políticas reales que el país puede aplicar para lograr las metas comprometidas con el FMI. Concretamente no es una persona con la que puedan discutirse flexibilidades de metas. Pero sí la posibilidad de aceptar gradualismos flexibles y entendimientos sobre medidas complejas como la falta de velocidad en el levantamiento de restricciones cambiarias o movimientos financieros de canjes o cambios de carteras de endeudamientos; algo que espantó a Chalk y su gente.

Valdés demostró en toda su carrera de funcionario y en sus visitas al país (varias en funciones en Chile y luego como conferencista) mostrar mucha voluntad de comprensión ante Argentina, y se explayó en la idea de pensar lo mejor para el país más allá de los que los libros y normas del Fondo indiquen y obliguen. Habrá que ver si estas inquietudes pueden ser desplegadas en los rígidos anaqueles del organismo. Pero lo cierto, es que, al menos, se puede aguardar una personalidad más dispuesta a escuchar argumentos y encontrar vías negociadas antes que la aplicación de las clásicas recetas que vienen de Washington.

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