5 de septiembre 2008 - 00:00

Candidata Palin, pese a ser ex modelo, mezcla estilos

Antes: remeras de algodón,jeans y pantalones de cargapara un estilo adolescente. Ahora: tailleurs clásicos, faldasy stilettos logran un lookserio.
Antes: remeras de algodón, jeans y pantalones de carga para un estilo adolescente. Ahora: tailleurs clásicos, faldas y stilettos logran un look serio.
Tal vez por haber tenido el premio mayor de las pasarelas, reina de un concurso de belleza, la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, no mueve centímetros en las publicaciones especializadas en la moda, a la cual desafía rompiendo toda regla de protocolo hasta con un jean. Su estilo hace hasta pensar que Cristina de Kirchner (que con seguridad nunca se hubiera entregado a la frivolidad de los concursos de belleza) de haber sido mandataria a la edad de la estadounidense, es decir una década atrás, se hubiese parecido a ella. Comparten una sintonía física, aunque claro, la Palin no ha recurrido a ardid alguno para remozar su cara aunque no conserve la figura de modelo que la llevó a la fama. Pero, también se arriesga a modelos serios de mujer mayor, y se entrega a veces a desajustes.

Periodista, gobernadora y ahora candidata a vicepresidenta de los Estados Unidos, la define su curriculum vitae en una mezcla que inevitablemente se plasma en su aspecto, una mezcla de estilos contrapuestos. Convergen en que su carácter fuerte y la seguridad que demuestra parecen coherentes con que no le interese detenerse en detalles de la moda.

A sus 44 años, madre de cinco hijos, la dama estadounidense se anima a vestir lo que se le antoja, sin reparar en ciertos detalles que hacen al buen gusto.

Cuando ejerce como gobernadora se anima a un look descontracturado, que incluye pantalones de carga, jeans gastados, remeras de algodón de marcas cool como Banana Republic o Gap y zapatillas deportivas de Nike, todo mucho más audaz que una Cristina de week end en El Calafate. Para protegerse de las bajas temperaturas de Alaska -más crudas que las patagónicas-, usa botas de nieve y las amplias y abrigadas camperas con cuello alto o capucha, a la cadera o 7/8. De estas últimas ha exhibido de todos los colores, en telas gruesas, matelaseadas, y windbreaker (o rompevientos, como se las conoce por estas tierras).

Se atreve, como una adolescente, a los estampados militares, un recurso, tal vez, para expresar con la ropa su ideología y su permanente defensa de la tenencia de armas.

Definitivamente es un look casual, de teenager en algunos aspectos, que tuvo que cambiar de apuro en los últimos días cuando McCain le propuso que la acompañara en la fórmula del Partido Republicano.

Ahora, se inclina por mostrar imagen más de señora, con elegancia, acompasar una propuesta que se muestre seria pero a la vez no la haga pasar inadvertida.

En Estados Unidos están los que se animan a compararla con Hillary Clinton, salvando las distancias ideológicas y de edad, dama que fue muy criticada en su país por su aspecto considerado poco femenino.

Cambió los pantalones por las faldas tubos y modernos tailleurs en colores cálidos y pasteles, como el coral, crudo y celeste. Ya no usa prendas deportivas, ahora prefiere las camisas de algodón blanco, clásicas y tops de satén al mismo tono del traje, y los zapatos stilettos, los mismos que usa Cristina de Kirchner.

«Salin proyecta una imagen poco clara. Todavía no ha encontrado el equilibrio a la hora de vestirse y mostrarse en público. No logró aún congruar su vestimenta con el contexto», opinó la asesora de imagen Marta Prosen.

En diálogo con este diario, la especialista aplaudió el cambio de look de Palin, aunque hizo hincapié en algunos de los errores de su nueva imagen.

«Lleva un estilo extremadamente conservador, serio y austero. En los actos políticos no lleva joyas ni accesorios y suele usar la misma falda combinada con diferentes blazers. Pero a veces utiliza un vestuario todo negro que no la favorece, ya que le otorga demasiada rigidez, aunque más adecuado que esa apariencia adolescente de remera y pantalón cargo», explicó Prosen.

A su vez, la asesora de imagen advirtió sobre el largo de las faldas que usa la dama de Alaska, que dejan demasiado al descubierto sus bellas piernas. «A veces viste demasiado informal y con polleras unos cuantos centímetros por encima de la rodilla, algo que no es apropiado para una dama de su importancia», dijo Prosen.

Pese a la transformación en el gurdarropa conservó algunos de sus signos distintivos. No sólo pareciera reafirmar su postura antiabortista al reconocer el embarazo de su joven hija, sino que además mantuvo el peinado que siempre la caracterizó: recogido alto y flequillo desmechado. Eso sí, oscureció el tono rubio del cabello, y lo llevó a su castaño claro natural. «Su peinado recogido es demasiado sofisticado para la ropa que lo acompaña, y la avejenta», castigó la experta.

También conservó la suavidad de su make up, en tonos blush, las manos siempre cuidadas y las uñas en tonos blanquecinos.

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