22 de enero 2007 - 00:00

EEUU: alcalde racista prohíbe jugar al fútbol

La portada de «The New York Times» muestra la foto de unode los equipos del pueblo de Clarkston. La mayoría de lapoblación aprueba la prohibición del fútbol. Una mujer (blanca)es la que entrena a los niños inmigrantes y defiende laintegración.
La portada de «The New York Times» muestra la foto de uno de los equipos del pueblo de Clarkston. La mayoría de la población aprueba la prohibición del fútbol. Una mujer (blanca) es la que entrena a los niños inmigrantes y defiende la integración.
«En este pueblo, mientras yo sea intendente, sólo se jugará al béisbol o al fútbol (americano). Estas canchas no se hicieron para el ' soccer' (fútbol, como se lo conoce en todo el mundo no angloparlante).» La insólita frase, acompañada por la correspondiente resolución prohibiendo la práctica del «soccer» en canchas municipales, es de Lee Swayney, intendente del pueblo de Clarkston, en el sureño estado de Georgia.

Según informa en su edición dominical «The New York Times», Swayney dictó un decreto que determina «ya no se jugará al 'soccer' en el campo municipal».

Las razones no son deportivas, sino políticas y hasta raciales : Swayney , como buena parte de la población de Clarkston -de mayoría blanca-, resiente el hecho de que el pueblo se haya convertido poco menos que en un campo de refugiados.

Antes de la llegada de estos refugiados, Clarkston tenía apenas 7.100 habitantes, casi todos ellos blancos. La determinación de las autoridades migratorias de establecer allí una especie de «campo de adaptación» para recién llegados al país lo convirtió en una de las comunidades racialmente más diversas del territorio estadounidense.

La curiosidad de esta noticia, sin dudas, es que el fútbol/ «soccer» siga siendo visto en grandes segmentos de la sociedad estadounidense como un juego de inmigrantes ilegales, ajeno al sentir nacional en deportes -que debería limitarse al fútbol, al béisbol, al básquet, al hockey o al «lacrosse»- y que en el caso extremo del mencionado pueblito de Georgia hasta es pasible de ser prohibido.

Las autoridades eligieron a Clarkston como destino inicial para gente admitida como refugiada, proveniente de Afganistán, Bosnia, Burundi, Congo, Gambia, Irak, Kosovo, Liberia, Somalia y Sudán. Sus costumbres, sus idiomas, su religión (la mayoría de ellos son musulmanes) y hasta sus vestimentas resultan a Swayney y a sus votantes tan ajenos como el deporte más popular del planeta. En su informe, el matutino neoyorquino dice que el intendente llama despectivamente a los nuevos habitantes del pueblo «the soccer people» (el pueblo del fútbol).

Sin embargo, una parte de la población de Clarkston se inclina a sentir simpatía por esos chicos de entre 9 y 17 años que debieron huir de tus es exactamente el opuesto: refugiados admitidos en Estados Unidos.

masacres, genocidios y extrema pobreza. Por eso, se creó el programa «The Fugees» ( apócope de «refugees») para que los jóvenes tengan algo que hacer mientras se adaptan a la sociedad estadounidense. Tienen técnicos designados por el gobierno y juegan contra las escuelas locales, pero de todos modos en esos encuentros no reina el «fair play»: siempre de acuerdo con The New York Times-«algunos residentes, jugadores de otros equipos y hasta los padres de esos jugadores les lanzan durísimos epítetos raciales y dejan bien claro que desprecian a ese equipo mayoritariamente africano». Lo curioso es que los acusan de ser «ilegales» a pesar de que su esta-El técnico de los Fugees es una mujer, Luma Mufleh, quien afirma que los jóvenes jugadores «desatan reacciones de clase y raciales; hablan con acentos raros y no parecen americanos. A mucha gente eso los complica». Ahora los jugadores de «coach Luma» se ven obligados a jugar en un «potrero» -aún desconociendo el término, claro-detrás de una escuela privada que desafía el decreto municipal, limitado a los parques públicos. Quizás en ese polvoriento potrero del sur de Estados Unidos esté jugando el futuro «10» de la selección de ese país, lo que sería sin dudas la mejor respuestas a Swayney.

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