19 de septiembre 2007 - 00:00
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Operarios de Metrovías y de la constructora Dycasa reparan el daño provocado en la
estación Pueyrredón de la línea del subte «B»: una mala inyección de cemento provocó
el desplazamiento de las vías y el tren no corrió hasta las 10.00.
Dycasa reparó el desplazamiento, pero cuando los trenes comenzaron a correr se notó que la vibración volvió a sacar las vías de lugar, por lo que Metrovías decidió interrumpir el servicio tras algunas horas de hacerlo correr entre Avenida de los Incas y Medrano. Por supuesto, desde el cuerpo de delegados varios de sus voceros salieron a «denunciar» a Metrovías por «falta de mantenimiento», excusa que vienen esgrimiendo para llevar adelante un verdadero plan de lucha con atisbos de sabotaje. También afirmaron que Benito Roggio e Hijos, el holding del que Metrovías es subsidiaria, era la constructora que tenía a su cargo las obras de la línea «H», cuando esa responsabilidad, en realidad, le corresponde a Dycasa.
Por su parte, Alejandro Franco, director de SBASE (Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado) también aprovechó varios micrófonos que se le pusieron enfrente para acusar a la empresa en términos similares a los de los delegados rebeldes.
Lo cierto es que operarios de Dycasa y de Metrovías, trabajando en conjunto, lograron recolocar las vías en su posición normal, y la línea «B» repuso el servicio a las 10.00. Hoy a la madrugada, personal de Dycasa estaba destapando la bóveda del túnel de la línea «H», removiendo los restos de hormigón que hubieran quedado del percance, reinstalando y renivelando las vías de manera definitiva.
«Le aseguro que no corre peligro ni la vía del 'B', ni el piso, ni el asfalto de las avenidas Corrientes o Pueyrredón», le dijo a este diario Jorge Fernández, vocero de Dycasa. El ejecutivo admitió que había habido un error en el manejo del hormigón líquido, pero aseguró que «son accidentes muy comunes en la construcción. Se usó hormigón líquido para rellenar todos los intersticios que pudieran haber quedado en la bóveda que se construyó para sostener el piso del 'B', un espacio de unos 40 cm de espesor. Quizás el material encontró alguna fisura o filtración, se metió por ahí y la máquina inyectora se detuvo de manera automática, pero para entonces ya se había formado un globo que corrió las vías levemente». El túnel del «H» pasa a cinco metros por debajo del de la línea «B», lo que da un total de profundidad aproximada a los 14 metros.
Lo que cuenta Fernández es cierto; lo que no relata este ingeniero es el durísimo cruce que se produjo a través de los respectivos celulares entre el jefe de obra de Dycasa y un alto mando del grupo Roggio: allí el hombre del holding cordobés acusó a la constructora española poco menos que de inútiles.
La pelea telefónica en realidad reproduce el mal humor que quedó en Roggio desde que Aníbal Ibarra licitó la línea «H» y ganó Dycasa. Se trata, sin dudas, de la mayor obra pública en la Ciudad de Buenos Aires en muchos años, pues está previsto que cuando se complete, esa línea una Nueva Pompeya con Retiro, corriendo por debajo de Jujuy, Pueyrredón y Libertador.
La guerra de hoy resistía la de ayer, cuando gracias a Ibarra hubo ganadores y perdedores de un negocio en el que están siempre los mismos.
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