Inhumaron los restos de Lucas González en un cementerio de Hudson

Entre postales de dolor y reclamos de justicia, familiares, amigos y vecinos le dieron el último adiós al adolescente asesinado por la Policía de la Ciudad.

Lucas González cementerio

Los restos de Lucas González, el adolescente de 17 años asesinado por Policías de la Ciudad el miércoles último en el barrio porteño de Barracas, fueron inhumados este domingo en el cementerio Parque Iraola, de la localidad bonaerense de Hudson, hasta donde llegaron acompañados por una caravana de familiares, allegados y vecinos.

Minutos antes de las 10, los padres de Lucas, Mario "Peka" González y Cintia López, salieron a bordo del coche fúnebre con el féretro de su hijo rumbo al cementerio, tras permanecer desde primera hora de esta mañana en la sala velatoria Colonial, situada en la ruta 36 al 1200, de Florencio Varela, en la zona sur del Gran Buenos Aires.

Momentos antes, cuando trasladaban el ataúd hacia el interior de la camioneta en que iban a transportarlo, los padres de la víctima quebraron en llanto y, en medio del dolor, fueron consolados por familiares y amigos.

El padre de Lucas se aferraba al féretro mientras intentaban tranquilizarlo desde su entorno íntimo.

En la puerta de la cochería, más de un centenar de personas los acompañó en su salida con aplausos y pedidos de justicia, mientras que a su paso se fueron sumando autos que en caravana llegaron hasta el cementerio donde se llevó a cabo la inhumación en una ceremonia íntima.

La despedida de Lucas comenzó ayer a las 19 en la cochería de Florencio Varela, luego de que concluyera la autopsia mediante la cual se determinó que el joven había recibido el impacto de un proyectil de arma de fuego en el cráneo que le provocó una "hemorragia meningoencefálica" Desde el comienzo del velatorio, la familia del adolescente estuvo acompañada por allegados que asistieron con banderas y carteles con su nombre.

Al inicio del velatorio, la mamá de Lucas, sufrió una descompensación dentro de la sala, por lo que una ambulancia llegó al lugar de inmediato y fue asistida por el personal médico.

Mientras tanto, también llegaron al lugar los tres sobrevivientes que estaban junto a Lucas en el automóvil Volkswagen Suran al momento de ser interceptados por los policías.

Hasta las 20 del sábado se planificó una ceremonia reservada a los familiares más cercanos de la víctima, para luego abrir la sala permitiendo el acceso a los amigos.

Durante esa espera en el exterior de la cochería, se vivieron escenas de mucho dolor, con grupos de adolescentes consolándose entre sí y luego organizándose para ingresar.

El velatorio fue interrumpido cerca de las 23 de anoche y se reanudó a las 8 de hoy, cuando llegaron nuevamente los padres de Lucas y el resto de los familiares.

Uno de los primeros en ir esta mañana a dar su condolencias fue Claudio "El Chiqui" Tapia, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino y del Club Atlético Barracas Central, en el que jugaba Lucas.

Pasadas las 9, en tanto, un grupo grande de amigos y conocidos del adolescente asesinado llegó en un micro de línea, con remeras con la leyenda "justicia por Lucas González".

Uno de los amigos de la victima llevaba una remera gris sobre sus hombros que decía: "Dios nos dio memoria para nunca olvidarte y no te vamos a olvidar".

Del mismo modo, los alrededores de la sala velatoria estaban adornados con distintas banderas y pasacalles, uno de los más visible colgado en la reja de la cochería, con el escudo del club de Florencio Varela, Defensa y Justicia, y el mismo pedido de "Justicia por Lucas", con las letras en los colores verde y amarillo característicos de la institución.

El velatorio finalizó minutos antes de las 10 con el traslado del féretro al cementerio de Hudson para la inhumación, que finalizó pasadas las 11.15, luego de una misa íntima realizada en la capilla del lugar.

El hecho ocurrió el pasado miércoles a las 9.30 cuando el adolescente que jugaba en las inferiores del club Barracas Central y tres amigos, que habían ido a probarse, se movilizaban en un Volkswagen Suran azul y, al detenerse en un kiosco situado sobre la calle Luzuriaga, de Barracas, fueron interceptados por efectivos de civil quienes, según su versión, creyeron que iban a cometer un robo.

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