Algunas zonas de la Ciudad están viviendo un explosivo crecimiento en la construcción, y el Estado parece no haber querido quedar fuera de ese boom. Por eso, además de las rejas que se multiplican en paseos públicos y plazas para impedir invasiones de menesterosos (tarea del municipio), el gobierno nacional parece decidido a terminar (finalmente) con la refacción y pintura exterior de la Casa Rosada, una obra que data de más de una década. En sentido inverso, la «ruta a ningún lugar» sigue incólume. Se trata de la rampa que alguna vez (no se sabe cuándo) deberá unir la autopista a La Plata con la proyectada Autopista Ribereña, o sea, la que correrá en Puerto Madero, algo útil que aliviaría la congestión del tránsito porteño. Todavía ni siquiera está definida la traza...
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