22 de diciembre 2003 - 00:00

De Santibañes y Flamarique, los primeros que llamará el juez

La última declaración de Mario Pontaquarto en el caso de las coimas en el Senado, abrió una puerta para que en el juzgado de Rodolfo Canicoba Corral y en la fiscalía, se comenzara a analizar la posibilidad de cambiar la carátula de la causa. Actualmente está planteada como cohecho, pero algunos se animan a especular que si las pruebas acumuladas continúan en la dirección imprimida por el ex secretario parlamentario, se podría pensar en una calificación de asociación ilícita o, al menos, en una asociación contra el orden público con penas de prisión.

Pero, todas estas especulaciones dependen de dos medidas procesales: los resultados de las peritajes realizados a la lista de los senadores presuntamente «comprados» para aprobar la reforma laboral. Y, al resultado de las indagatorias que -casi con certeza- ordenará esta semana el juez Canicoba Corral.

Después, juez y fiscales estarán en condiciones de definir si la investigación sigue con la misma figura o se cambia la imputación, algo que ya ha deslizado la sala de la Cámara Federal que componen Martín Irurzun y Horacio Vigliani.

Sin embargo, la cuestión no parece sencilla y algunos antecedentes jurídicos se convertirían en verdaderos obstáculos a las pretensiones de que ex funcionarios del gobierno de la Alianza, y ex senadores, terminen sus días en la cárcel.

Por caso, la Corte Suprema de Justicia ya fijó postura cuando se intentó imputarle a Carlos Menem el delito de asociación ilícita en el caso del tráfico de armas. No lo dijo, pero calificó poco menos de «disparate» un supuesto concierto de voluntades para delinquir entre un presidente y un ministro. Una línea de razonamiento que aquella vez fue ratificada por el constitucionalista y ahora ministro de la Corte Eugenio Zaffaroni. Ya lo advirtió, también, el secretario Legal y Técnico de la Presidencia Carlos Zanini.

Hasta que ese momento llegue el juez debe sortear algunas etapas que se verán complicadas, por una semana atípica por los feriados del miércoles y jueves por la fiesta de Navidad, que demorará las indagatorias (se cree que la ronda de indagatorias comenzará el 5 de enero).

Los primeros que serán llamados al juzgado de
Canicoba Corral serán el ex jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes; el ex ministro de Trabajo, Alberto Flamarique y el ex senador José Genoud. Ninguno de ellos, hasta ahora, declaró en la causa de los sobornos. Sus testimonios fueron ordenados hace más de dos años, pero luego fueron dejados sin efecto.

Después será el turno de los que ya habían sido mencionados en las primeros tramos de las investigaciones y que volvieron a quedar involucrados por la «confesión» de Pontaquarto.

Son los senadores
Augusto Alasino, Emilio Cantarero, Alberto Tell y Remo Costanzo, a todos se les dictó la falta de mérito.

Además hay una serie de declaraciones testimoniales solicitadas por los fiscales, sobre las que el juez deberá expedirse, como la del ex jefe de Gabinete
Rodolfo Terragno, y el ex gobernador de San Luis Alberto Rodríguez Saá.

Para el final quedará
Fernando de la Rúa, vinculado en la causa por Pontaquarto, que declaró que el ex presidente le dio la orden a Santibañes para que «arreglara» el pedido de los senadores, esto es, pagar una coima para la sanción de la ley de reforma laboral.

Según
Pontaquarto, eso sucedió en una reunión en la Casa Rosada, en abril de 2000, en la que participaron el presidente provisional José Genoud y el titular del bloque de senadores del PJ, Augusto Alasino.

El caso de las coimas en el Senado ha mostrado hasta ahora, una sola cara: la de
Pontaquarto. Pero los defensores de los ex senadores ya planean una estrategia para derrumbar las acusaciones del ex secretario de cámara. En eso ya trabaja el abogado Andrés Marutian, defensor del ex senador Emilio Cantarero. Una vez que tenga acceso al expediente, es decir, se levante el secreto de sumario, podría plantear medidas que van desde la recusación del juez Canicoba Corral hasta la nulidad de algunos procedimientos.

Por caso, está dispuesto a probar que las descripciones del departamento de
Cantarero que dio Pontaquarto, son fruto de un sinnúmero de visitas que por cuestiones funcionales, fiestas y reuniones realizó el ex secretario de cámara. Asegura que existen testigos que probarán que Pontaquarto acostumbraba asistir a esa vivienda.

La otra cuestión será poner en dudas la versión de que
Cantarero ayudó a Pontaquarto a trasladar el dinero desde la escalera de servicio hasta el departamento. Al respecto, Marutian sostiene que «es imposible que por su estado físico Cantarero (pesa algo más de 100 kilos) haya subido 8 pisos por escalera trasladando el dinero. Y ridículo que no haya usado los dos ascensores que tiene el edificio».

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