27 de noviembre 2025 - 15:58

"La infiltrada": sólido film español sobre los horrores de la ETA

La película de Arantxa Echevarria, protagonizada por Carolina Yuste, se basa en el caso real de una mujer policía que actuó como agente encubierta dentro del grupo terrorista vasco.

Carolina Yuste protagoniza el drama La infiltrada, de Arantxa Echevarria

Carolina Yuste protagoniza el drama "La infiltrada", de Arantxa Echevarria

No hace tantos años, quien se acercaba al barrio viejo de San Sebastián podía encontrarse con grafitis en inglés o francés, nunca en castellano, firmados por la ETA, que decían amenazadoramente “Extranjero: recuerda que NO estás en España. Esta tierra NO es española”. Al lado, afiches de etarras presos, reivindicados como mártires. Más inquietante aún, afiches con el rostro de algún condenado a muerte por la organización. Podía ser un profesor, un oficial, un empresario que se negó a pagar “el diezmo”, acaso un compañero de armas que se cansó de tanto fanatismo, un soplón, o un falso etarra que estaba pasando datos a las fuerzas del gobierno.

“La infiltrada” cuenta un caso real, la tremenda y prolongada aventura de una joven policía que, de acuerdo con su jefe, un día dejó de llamarse Elena Tejada, dejó de ver a su familia, a sus seres queridos, pasó a llamarse Aranzazu Berradre Marin, fingió ser una simpatizante de la ETA, logró que los propios etarras la contactaran y hasta pasó a ser chofer de uno de los jerarcas. Así fue pasando información. La podían descubrir y matar, y también la policía podía matarla en cualquier encuentro, porque solo su jefe sabía quién era.

Película de creciente suspenso, con una música de percusión que hace todo más inquietante, al comienzo algo confusa, porque así eran las cosas, pero luego bien clara. Es decir, deja en evidencia que malos eran casi todos, incluso algunos miembros de la Guardia Civil que abusaban de la fuerza y de los fondos reservados. Buenos, también los había en ambos lados, como el killer aquel que pagó sus culpas con 20 años de cárcel y hoy es ilustrador de libros infantiles. Esto es verdad, casi todo lo que cuenta “La infiltrada” se ciñe a la verdad.

Hay un plus: la mirada femenina, detallista, crítica de los prejuicios y desprecios hacia la mujer, pero también seca, recia. El personaje se hace valer, la actriz, Carolina Yuste, se luce, y en todo está la directora Arantxa Echevarria, que también hizo el guión junto a María Luisa Gutiérrez y Amelia Mora. Como el jefe, el veterano Luis Tosar, sólido, mandado hacer para esta clase de papeles.

“La infiltrada” se hizo el año pasado. Y este año otra gente hizo, con otro estilo y más presupuesto, “Un fantasma en la batalla”, que ya está en Netflix. La dirige Agustín Díaz Yáñes y se inspira en diversas historias de infiltrados en la ETA, poniendo también como protagonista a una mujer. Ya que estamos, hay un antecedente que es de suspenso y aventuras, “El lobo”, de Miguel Courtois, 2004, con Eduardo Noriega y José Coronado, historia de Mikel Lejarza, cuyos informes llevaron al arresto de unos 150 terroristas. Cuando la ETA ubicó quién había pasado el dato, empapeló ciudades enteras con su rostro. Cualquiera podía matarlo. Cualquiera puede matarlo todavía. Por eso, aunque ya publicó sus memorias, Ejarza aparece poco en público, y por eso mismo Elena Tejada pasó a servir en el exterior, con otro nombre.

En cambio, ironías de la vida, los etarras que ya purgaron sus condenas hoy andan tranquilos por la calle, y algunos hasta tienen seguidores, no importa cuántas bombas hayan puesto ni cuantos inocentes hayan matado (se calcula que entre 1968, año del primer asesinato, y 2018, año de la disolución definitiva, la ETA mató unas 856 personas, incluyendo 22 niños).

Un repaso

¿Pero qué era la ETA? Euskadi Ya Askatasuna, País Vasco y Libertad, fue un desprendimiento cada vez más extremista del nacionalismo vasco. Nació en 1958, a fines de los´60 se inclinó por la lucha armada, formó lazos con Montoneros y grupos similares, se hizo bastante popular enfrentando al generalísimo Franco, luego con la democracia tuvo su propio brazo político, que iba a elecciones, y al mismo tiempo siguió practicando actividades terroristas cada vez más injustificadas. La gente empezó a darle la espalda. Fue multitudinario, terminó convertido en un conjunto de tercos nihilistas decididos a reventar lo que sea: un cochebomba en un supermercado con 21 víctimas fatales, por ejemplo.

Inicialmente, el cine enfrentado al franquismo simpatizó con los etarras. Ejemplos, “El proceso de Burgos”, “La fuga de Segovia”, “Operación Ogro”, de Gillo Pontecorvo, con música de Ennio Morricone. Más adelante denunció las bestialidades cometidas por los organismos de represión, en dramas como “Gal”, “Lasa y Zabala” y “El caso Almería”, sobre tres infelices que iban a una fiesta de primera comunión y cayeron víctimas de la Guardia Civil, que los tomó por sospechosos. Todos, asuntos inspirados en hechos reales.

Pero después empezaron las historias de gente decepcionada, como “Los días contados” y “Yoyes”, con Ana Torrent encarnando a Dolores González Catarain, alias Yoyes, una dirigente etarra que decidió alejarse del movimiento y hacer vida de familia. Sus compañeros la mataron por “desertora”. Este también fue un hecho real.

De a poco empezaron a contarse historias de familias destrozadas, padres que se preguntaban por los nuevos hábitos de sus hijos, o gente de armas que ahora estaba sola, vieja y sin la certeza de haber actuado bien.

De 2021 es “Maixabel”, de Iciar Bollain, donde un etarra preso pide hablar con la viuda del hombre que él había matado once años antes. Un drama sencillo, que cala hondo y supone la posibilidad del arrepentimiento y el perdón. También se han hecho documentales contando cada uno a su manera la historia de esos años de plomo. Polémico, “La pelota vasca”, de Julio Medem, con entrevistas a gente de uno y otro lado. Más polémico, y hasta irritante, “No me llames Ternera”, de Jordi Évole, dura charla con un histórico dirigente de ETA que justifica lo peor y no se hace cargo de nada: Josu Urrutikoetxea Bengoetxea, más fácilmente conocido como José Ternera.

¿Habrá una paz definitiva entre esa gente? Como un guiño, “La infiltrada” inserta un fragmento de “La vaquilla”, dolorosa comedia de humor negro donde García Berlanga ironizaba sobre la inútil carnicería de la Guerra Civil. Bueno, dicen que el tiempo permite ver las tragedias con una sonrisa. Y así es como ya aparecieron dos comedias sobre la ETA, ambas del vasco Borja Cobeaga: “Negociador”, sobre los esfuerzos de entendimiento entre el Gobierno Español y los subversivos que prometían dejar las armas (pero no cumplían) y “Fe de etarras”, donde allá por 2010 un grupo separatista se ve superado por la entusiasta unidad nacional que provoca el seleccionado español de fútbol.

“La infiltrada” (España, 2024); Dir.: Arantxa Echevarria. Int.: Carolina Yuste, Luis Tosar, Iñigo Gastesi, Diego Anido.

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