El dictador Francisco Franco murió el 20 de noviembre de 1975 después de conducir a España durante casi cuatro décadas. Medio siglo después de aquel fallecimiento, que abrió el camino a la democratización y la modernización del país, su figura todavía divide a la sociedad española.
A 50 años de la muerte de Francisco Franco: cómo fue su dictadura de tres décadas y cuál es su legado político en España
Es recordado por ser uno de los mayores dictadores del siglo pasado. Actualmente, algunos posicionamientos al respecto siguen dividiendo aguas en la sociedad española.
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Francisco Franco murió el 20 de noviembre de 1975 .
Vencedor de la sangrienta Guerra Civil de 1936 a1939, Franco gobernó durante 36 años sin interrupciones y, tras su muerte, ningún responsable del régimen que suprimió libertades enfrentó un juicio, a raíz de una amplia amnistía que alcanzó a los dos bandos del conflicto.
En octubre, una encuesta generó impacto al mostrar que, si bien una mayoría de españoles calificó como negativa la dictadura, uno de cada cinco, es decir un 21%, consideró que los años del franquismo resultaron buenos o muy buenos para España.
Ese resultado encajó con el aumento de mensajes elogiosos sobre ese período entre jóvenes con escaso conocimiento histórico, un grupo que, según expertos, resultó permeable a la propaganda amplificada por las redes sociales.
El mando de Francisco Franco
"Francisco Franco, Caudillo de España por la Gracia de Dios" es la frase que rodeó durante décadas la efigie del dictador en el anverso de las monedas de curso legal y resumió la concepción del poder que impregnó decisiones clave, como la sucesión en la jefatura del Estado.
Francisco Franco estuvo al mando por más de tres décadas.
Franco ocupó la Jefatura del Estado desde el 1 de octubre de 1936, por acuerdo de los generales sublevados contra la II República el 18 de julio de ese año, lo que disparó la Guerra Civil que terminó con la victoria franquista.
Recién en 1947 el régimen fijó por ley que España era un reino y que la Jefatura del Estado podía recaer en una persona designada por Franco. Esa elección se hizo esperar y, tras idas y vueltas, recayó en 1969, "a título de rey", en el infante Juan Carlos, hijo de Don Juan de Borbón, exiliado en Estoril, y nieto de Alfonso XIII. El dictador acordó con Don Juan que el niño se educara en Madrid: Juan Carlos se trasladó allí en 1948 con solo diez años.
El 22 de julio de 1969, Franco dejó atado el relevo formal en el poder con el juramento ante las Cortes franquistas de Juan Carlos, que se transformó en Príncipe de España. No recibió el título de Príncipe de Asturias porque Don Juan retuvo hasta 1977 los derechos dinásticos.
"Consciente de mi responsabilidad ante Dios y ante la historia, y valorando con toda objetividad las condiciones que concurren en la persona del Príncipe don Juan Carlos de Borbón, que (...) ha dado claras muestras de lealtad a los principios e instituciones del régimen" y que "reúne las condiciones que determina el artículo 11 de la Ley de Sucesión de la Jefatura del Estado, he decidido proponerlo a la nación como mi sucesor", anunció un emocionado Franco ante el Parlamento franquista.
El intento de perpetuar el régimen en España
Pocos meses después, en su mensaje de Navidad de 1969, el dictador pronunció la frase que pretendió condensar su diseño político: "Todo ha quedado atado y bien atado". Sin embargo, guardó todavía un último movimiento: separar la Jefatura del Estado de la Presidencia del Gobierno, una jugada que muchos franquistas interpretaron como el intento de asegurar la continuidad del régimen sin su figura.
En junio de 1973, Franco nombró como jefe del Ejecutivo al almirante Luis Carrero Blanco, su colaborador más leal, lo que alimentó la idea de que ese dirigente se convertiría en el hombre fuerte del Estado tras la muerte del dictador y en garante de la continuidad del franquismo sin Franco.
Pero ese esquema se derrumbó de manera abrupta: el 20 de diciembre de 1973, Carrero Blanco murió en un atentado de ETA en Madrid. Su desaparición provocó fuertes repercusiones políticas en un momento en que la decadencia física del dictador se hizo evidente y se aceleraron los primeros signos de descomposición del aparato franquista.
Los sectores más inmovilistas ganaron peso e influyeron para que Franco eligiera a Carlos Arias Navarro, calificado en la época como "más franquista que Franco", como nuevo presidente del Gobierno.
Sus últimos días
El relevo se enredó todavía más en 1974. El 9 de julio, Franco ingresó en un hospital para tratarse una flebitis. El príncipe Juan Carlos asumió entonces la jefatura del Estado de forma interina durante siete semanas. A pesar de su salud frágil, agravada por el Parkinson, el dictador decidió después retomar el mando.
El acto final comenzó en octubre de 1975. El día 14 sufrió un infarto y el 25 recibió la extremaunción. Lo mantuvieron con vida mientras en el entorno del régimen intentaban ordenar el traspaso efectivo del poder. Juan Carlos tomó de nuevo de manera interina la Jefatura del Estado el 30 de octubre y, tras el fallecimiento del dictador, juró como rey ante las Cortes franquistas el 22 de noviembre de 1975.
Ese desenlace coincidió con la salida precipitada de España del Sáhara Occidental, tras la Marcha Verde impulsada por Marruecos, lo que añadió presión a un sistema político que ya enfrentaba sus últimos días.
Hitler y Francisco Franco.
En su libro "Reconciliación", el hoy rey emérito relató la última conversación con el dictador en su lecho de muerte: "Me cogió de la mano y me dijo como en un último suspiro: 'Alteza, solo le pido una cosa: mantenga la unidad del país'".
Franco murió en la cama. Una parte de la sociedad española —en especial el exilio— recibió la noticia con alegría y expectativa de cambio. Otra parte guardó luto, como acreditaron las largas colas en Madrid para despedirlo en la capilla ardiente. Muchos ciudadanos solo deseaban dejar atrás la Guerra Civil y la dictadura, y que España se integrara en paz al grupo de las democracias europeas.
La muerte de Franco
Entre las figuras presentes en el funeral aparecieron el dictador chileno Augusto Pinochet y Imelda Marcos, esposa del presidente filipino Ferdinand Marcos. Franco recibió sepultura en la Basílica del Valle de los Caídos, donde sus restos permanecieron hasta 2019, cuando el Estado español decidió exhumarlos y trasladarlos a un cementerio civil.
El presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro, duró poco en el cargo tras la muerte del dictador: Juan Carlos I lo obligó a dejar el puesto apenas siete meses después. El rey designó como sucesor a Adolfo Suárez, hasta entonces ministro-secretario general del Movimiento, el 3 de julio de 1976.
Ese nombramiento se transformó en uno de los primeros hitos de la Transición, el proceso que desmanteló el entramado institucional del franquismo y condujo, pocos años después, a la aprobación de la Constitución de 1978 y a la consolidación de la democracia parlamentaria en España.
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