En el corazón de la provincia de La Rioja existe un rincón que se mantiene casi intacto con el paso del tiempo. Su tranquilidad y el paisaje que lo rodea lo convierten en un sitio ideal para quienes buscan desconectar de la rutina y conectar con la naturaleza a la hora de realizar turismo.
La aldea escondida que brilla por su silencio, gastronomía y vino casero: no es ni en Mendoza ni en San Juan
Este lugar mágico ubicado en La Rioja no solo destaca por su tranquilidad, también guarda historias que atraen al turismo.
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Para quienes buscan tranquilidad y mucha historia, este lugar ofrece una alternativa ideal para el turismo.
Este destino es también un espacio cargado de historias y leyendas transmitidas de generación en generación. Sus habitantes conservan costumbres y relatos que hacen de la visita una experiencia distinta dentro del turismo en la región.
Dónde se ubica Aicuña
Aicuña se encuentra en el departamento de Coronel Felipe Varela, a unos 30 kilómetros de Villa Unión y cerca del Parque Nacional Talampaya. Rodeada por montañas y formaciones rocosas, la aldea mantiene un carácter aislado que la hizo conocida como “el pueblo escondido”.
El acceso es por caminos de ripio que refuerzan la sensación de estar llegando a un lugar apartado. Su ubicación en pleno valle riojano le otorga un clima seco y noches despejadas que permiten observar con claridad el cielo estrellado.
Qué se puede hacer en Aicuña
La historia y la cultura están siempre presentes en Aicuña. Caminando por su única y curva calle de tierra uno va descubriendo la arquitectura de adobe y los huertos intercalados en las casas, cada una con su entrada particular. Al caer la siesta, el silencio es tan intenso que cualquier ruido llega lejos. Desde miradores naturales se puede observar el valle del Bermejo y los Nevados del Famatina, mientras que en los alrededores la Quebrada de Las Brujas ofrece senderos entre cerros y vistas de fauna local como maras, guanacos y cóndores.
La gastronomía de Aicuña refleja la riqueza de su entorno rural. Se destacan platos tradicionales de La Rioja como la humita en chala, el locro, empanadas salteñas, maíz moteado y asados de cabrito. Además, elaboran vino casero a base de uvas traídas de regiones vecinas, con un estilo rústico, frutado y con cuerpo. También ofrecen quesos de cabra, dulces caseros y nueces confitadas.
En cuanto a las leyendas, Aicuña carga una historia que la vuelve única y algo mítica. La aldea conserva un alto índice de albinismo, que ha dado lugar a especulaciones sobre castigos divinos o maldiciones, y leyendas tejidas en torno a su aislamiento durante siglos. El pueblo ha sido comparado con Macondo por su aislamiento prolongado y su población limitada. Las historias de madres del agua, duendes traviesos o custodios de las quebradas también forman parte del imaginario local.
Cómo ir hasta Aicuña
Desde la ciudad de La Rioja, el trayecto hacia Aicuña demanda alrededor de cinco horas en auto. Se debe tomar la Ruta Nacional 38 hasta Patquía, luego la Ruta Nacional 150 en dirección a Villa Unión y, finalmente, recorrer los 30 kilómetros de ripio que conectan con la aldea.
Quienes viajen desde otras provincias pueden llegar a Villa Unión en ómnibus y luego contratar un traslado o vehículo particular. Debido a su acceso, se recomienda planificar bien el viaje y llevar lo necesario, ya que los servicios en la zona son limitados.
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