1 de diciembre 2025 - 14:55

Liderazgo y desarrollo humano: las oportunidades están, pero sólo para quienes saben verlas y tienen el coraje de actuar

La pregunta es: ¿estoy viendo lo que otros no ven? ¿Estoy dispuesto a recorrer el camino, a actuar con la mirada puesta más allá del contexto que “todos” aceptan?

LIDERAZGO EMPRESAS

Desde hace años vengo estudiando el comportamiento humano, la dinámica de las decisiones, los silencios que construimos y los espacios que dejamos pasar. Al ser experta en desarrollo humano y liderazgo, y he aprendido que hay una idea que sostiene todo mi trabajo: las oportunidades siempre están ahí. No emergen como por arte de magia, y quienes creen que ya está todo está servido se las pierden. La verdadera pregunta es: ¿estoy viendo lo que otros no ven? ¿Estoy dispuesto a recorrer el camino, a actuar con la mirada puesta más allá del contexto que “todos” aceptan?

El contexto como velo

Vivimos en sociedades en las que los discursos —los de la moda, de la cultura, de la sociedad— generan contextos. Esos contextos funcionan como filtros: moldean lo que vemos, lo que dejamos de ver, lo que aceptamos. En muchos casos, esas narrativas construidas hacen que enfoquemos la atención en lo que supuestamente todos dicen que importa, y perdamos de vista aquello que se mueve por debajo o lo que nosotros realmente queremos

Cuando el foco se fija únicamente en el contexto, en lo que se hace o se espera, dejamos de ver el espacio de acción. Entonces la oportunidad se vuelve invisible.

Es importante definir oportunidad

¿Qué es una oportunidad? No es simplemente cuando las cosas salen bien. No es esperar que todo venga regalado. Una oportunidad es —en mi mirada— un punto de inflexión.

Una oportunidad Es la confluencia de un momento, de una preparación y de una visión.

  • Un momento: la vida no da muchas “segundas veces” idénticas.

  • Una preparación: tener cierta capacidad, cierta reflexión, saber moverse.

  • Una visión: la habilidad de ver aquello que otros no están viendo, de salirse del carril del “contexto aceptado”.

    Si uno cree que la oportunidad vendrá sin esfuerzo, sin cambio propio, está esperando en vano. Porque la oportunidad siempre exige: atención, decisión, acción.

Como experta en comportamiento humano y liderazgo, he trabajado con personas, equipos, organizaciones, incluso culturas empresariales. Y una de las cosas que más me ha impresionado es esta: muchas veces, las personas están tan inmersas en lo que debe hacerse, en lo que se espera, que pierden lo que está justo al lado.

Puedo citar un ejemplo (sin nombres): un equipo estaba tan enfocado en seguir el protocolo, “hacer lo que todo el mundo hace”, que jamás vio que el verdadero impulso estaba en reinventar el servicio, en cambiar la mirada hacia el cliente interno

Mi mensaje es este: la visión es la diferencia entre el que espera y el que actúa.

Oportunidad y cambio: no hay atajos

No se trata sólo de mirar, sino de moverse. Ver la oportunidad es sólo la mitad del camino; la otra mitad es actuar. Porque detrás de cada oportunidad hay un cambio. Y detrás del cambio, esfuerzo.

He visto personas que reconocen la oportunidad, pero se paralizan y se preguntan ¿será el momento? ¿y si pierdo? , y si no estoy listo?. Sí: asumamos que no siempre estaremos listos, pero ¿y si la oportunidad requiere que demos nosotros el paso? Si seguimos esperando las condiciones perfectas, tal vez la oportunidad ya pasará.

Así que definir oportunidad también es reconocer que implica un grado de riesgo, un grado de incomodidad, un grado de vulnerabilidad. Quien cree que no tiene que mover ficha, queda fuera de juego

Cómo cultivar la mirada de oportunidad

Me gustaría compartir tres claves que, en mi experiencia, ayudan a entrenar la visión para ver lo que otros no ven:

  • Desaprender el contexto dominante: revisar las creencias, siempre se hizo así, esto es imposible. Preguntar: ¿y por qué no? ¿Y si lo hiciera distinto?

  • Estar presente sin dar nada por sentado: muchas veces la oportunidad está en lo cotidiano, no en el gran salto. A veces el que ve lo hace desde una conversación, desde una sensación, desde un detalle.

  • Actuar rápido y aprender rápido: la oportunidad favorece al audaz, no al indeciso. Actuar implica moverse, probar, equivocarse. Y si uno se equivoca, también es una forma de ver y crecer. El error no es lo contrario de la oportunidad: puede ser parte de ella.

    Estas tres claves me han acompañado en mi labor como coach, mentora, líder de equipos, y también en mi propia vida profesional.

Recomiendo no pensar en un ejemplo tal como : que arrancar un proyecto en noviembre cuando todos están terminando el año, no va a funcionar todos se van de vacaciones, y el founder ve la oportunidad es para los que no tienen fechas determinada, no se van de vacaciones pero que existen otras posibilidades

Cambiemos, no el contexto externo, sino la mirada interna. Las oportunidades siempre están, pero sólo para quienes saben verlas y tienen el coraje de actuar.

Ceo de Emoción en Movimiento.

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