Las mascotas también muestran comportamientos que podrían interpretarse como curiosidad por los asuntos ajenos. Los perros y gatos observan atentamente las interacciones humanas y reaccionan a estímulos específicos. Estos comportamientos generan interrogantes sobre si los animales domésticos también sienten interés por el chisme.
Según la ciencia, las mascotas son chismosas por naturaleza
Los perros y gatos también sienten interés por asuntos ajenos, pero esto se debe a algo más que solo curiosidad.
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El chisme sobrepasa hasta las mascotas.
Los animales observan con interés las conversaciones y reaccionan a cambios en el tono de voz. Estos comportamientos sugieren una forma de curiosidad que podría asimilarse al interés humano por los asuntos ajenos.
De dónde viene el interés por el chisme de las mascotas
Los animales domésticos demuestran particular atención a las interacciones humanas. Los perros corren hacia la puerta al escuchar voces desconocidas y los gatos se ubican en lugares altos para observar los movimientos en el hogar. Estos comportamientos sugieren una forma de curiosidad similar a la humana.
Gary M. Landsberg, especialista en comportamiento veterinario, explicó que esta conducta responde a instintos naturales. Los perros buscan estimulación visual, defienden su territorio o intentan socializar. Su comportamiento de observación les permite mantenerse alerta ante cambios en el entorno, un instinto desarrollado para proteger a su grupo social.
La adaptación del entorno como estado de alerta y al chisme
La verdadera explicación para estos comportamientos se encuentra en el concepto de "escucha clandestina". Este fenómeno describe la capacidad de los animales para captar información no dirigida a ellos pero útil para su supervivencia. Estudios demostraron que perros y gatos pueden distinguir entre conversaciones dirigidas a ellos y aquellas que no lo son.
Los perros reaccionan con mayor atención cuando sus dueños utilizan un tono afectuoso. Esta capacidad de observación les permite anticipar eventos, como paseos o comidas. Los gatos también muestran esta habilidad, aunque con comportamientos más sutiles.
La ciencia demostró que estas mascotas no sienten interés por el chisme en sí, sino que desarrollaron mecanismos de alerta para adaptarse a su entorno. Su comportamiento responde a instintos de supervivencia y protección, más que a una curiosidad por los asuntos ajenos.
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