En una esquina tranquila de Palermo, Carmen se consolida como mucho más que un restaurante de pastas. El proyecto liderado por Nacho Feibelmann propone una cocina de autor que parte de la tradición italiana pero se expresa con una impronta propia, profundamente ligada al fuego. Brasas, rescoldo y kamado atraviesan la carta y definen una identidad donde el humo, los tiempos lentos y el equilibrio construyen sabores memorables. A esa experiencia se suma un entorno que invita a quedarse: un patio interno a cielo abierto, cubierto por plantas y enredaderas, su salón con madera y ladrillos a la vista y un deck rodeado de verde que enmarca las mesas con una atmósfera íntima y cálida, ideal para disfrutar sin apuro.
Una lectura estacional de la cocina italiana al fuego
Entre pastas artesanales y platos a la brasa, Carmen suma nuevas propuestas que ponen en valor la temporada, los sabores ahumados y una mirada actual sobre la tradición.
-
Dónde probar platos de espíritu costero y cocina de bodegón en Buenos Aires
-
La nueva cantina española que se impone en Versalles con tapeo y vereda animada
Carmen
Con la llegada del verano, Carmen presenta una serie de incorporaciones estacionales que amplían su propuesta sin perder el eje. Según explica Feibelmann, estos nuevos platos nacen de una decisión consciente: “Seguir siendo un restaurante especializado en pastas, pero cada vez más restaurante”, sumando opciones que dialoguen con el clima, con distintas proteínas y con un público que busca experiencias más amplias. Así, la carta se expande para acompañar una temporada tradicionalmente más baja para las pastas, sin resignar identidad.
Entre las novedades destacan los langostinos a la brasa, cocidos directamente sobre el fuego y servidos con una emulsión de limones quemados, alioli y polvo de algas. El plato resume con claridad el ADN de Carmen: producto protagonista, paso por la brasa y un juego preciso entre ahumado y acidez. En la misma línea aparece la ensalada de molleja, donde la achura se cocina al kamado y se combina con hojas frescas, endivias asadas, cavatelli y pesto, todo ligado por una vinagreta de naranja que refuerza ese contraste tan característico entre lo cítrico y lo profundo. Incluso en un formato más liviano, el fuego sigue siendo el hilo conductor.
La burrata, en cambio, cumple otro rol dentro de la carta. Se presenta de manera clásica, con mix de verdes, tomates cherry confitados y pesto, como una opción fresca y ligera pensada para el verano, ideal para acompañar un aperitivo y disfrutar del espacio, sin la necesidad de que el plato cargue con toda la identidad del restaurante. Completa este recorrido el cavatelli de mar, una pasta de sémola que reafirma el lugar central del pastificio, servida con bisque de langostinos y vieiras, donde el mar aparece con delicadeza y profundidad.
La experiencia se completa con una selección de postres que ya son parte del sello de la casa, como la pavlova con frutas de estación o el tiramisú, y una propuesta de bebidas pensada para maridar cada plato y potenciar los sabores sin opacarlos. Comer en Carmen es entregarse a una cocina que emociona desde el detalle y el entorno. Una invitación a volver, a probar algo nuevo y a dejarse llevar por sabores que combinan memoria, técnica y sensibilidad contemporánea.
Dirección: Gurruchaga 1428, Palermo.
- Temas
- Gastronomía
- Palermo








Dejá tu comentario