Recientemente, al cierre del encuentro anual que lleva a cabo el Grupo Techint con las pequeñas y medianas empresas de su cadena de valor, el empresario Paolo Rocca dialogó con la senadora Patricia Bullrich sobre la reforma laboral. Allí le pasó el micrófono a los asistentes. Un empresario tomó la palabra y le reclamó a la exministra de Seguridad: “Tienen que igualar las condiciones con los países de la región, pero contra China no se puede, porque no se puede competir contra un Estado”.
Argentina tiene los salarios en dólares más altos de la región, lo que podría limitar el impacto de la reforma laboral
Si bien es cierto que las empresas locales enfrentan cargas sociales y otros costos asociados más altos que en la región, los haberes en mano medidos en dólares son de los más altos.
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La reforma laboral puede mejorar el costo de las empesas pero los salarios argentinos ponen cierto liímite.
Los empresarios argentinos perciben, con justa razón, que tienen costos mucho más elevados que sus pares del Mercosur, pero respecto de ello no están muy preocupados, porque suponen que con las leyes y los impuestos estarían en condiciones de competir.
También se observan las mismas quejas de los industriales brasileños que apuntan en la misma dirección sobre los “altos costos laborales”. Con una diferencia: los brasileños pagan en promedio un salario en dólares que es la mitad de lo que pagan los argentinos.
El salario de bolsillo es el principal costo
En una primera mirada, los salarios de bolsillo en Argentina son relativamente más altos que en la región y forman parte de los costos que enfrentan las empresas a la hora de competir. Medidos en dólares, en Argentina los sueldos industriales están entre u$s1.000 y u$s1.100 en mano. En septiembre, el salario medio bruto, de acuerdo con el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), era de $1,7 millones. En Brasil se pagan unos u$s660 en la industria. Chile tiene salarios parecidos a los argentinos, Uruguay unos u$s800, mientras que Paraguay está en unos u$s450.
Si bien es cierto que las leyes laborales influyen en los costos, en definitiva el salario de mano hace una de las grandes diferencias. Sobre ello se montan los denominados “impuestos al trabajo”.
De acuerdo con un estudio elaborado por cámaras empresarias de las cadenas metalúrgicas y siderúrgicas, la Argentina tiene el costo laboral más alto de la región. Representa el 67% de la masa salarial neta.
Brasil le sigue con el 62% y Uruguay con el 61%. Algo más atrás están Chile, con el 58%; Colombia, con el 54%; y Paraguay, con el 44%. Eso quiere decir que en la Argentina, por cada u$s100 de salario de bolsillo la empresa abona u$s67, mientras que en Brasil son 62 y Paraguay 45. En ese estudio se incluyen como costos las contribuciones a la seguridad social, el aguinaldo y el costo indemnizatorio, las vacaciones y el aviso de despido.
En ese caso, el reporte señala que Argentina registra “índices de juicios laborales entre 10 y 20 veces superiores a los de países comparables”. Se trata de 114 juicios cada 10.000 trabajadores en Argentina contra 9,5 en España y 5,8 en Chile.
Si se toman los casos de Brasil y Uruguay, aunque la Argentina pudiera corregir las diferencias con legislación y rebajas en las cargas, los salarios seguirán haciendo la diferencia.
Las empresas buscarán bajar salarios medidos en dólares
De ahí que lo que es más probable es que las empresas argentinas tiendan en las próximas negociaciones con sindicatos a hacer que los salarios en dólares sean más bajos antes de esperar a que suban en los países vecinos para igualar la cancha. La otra solución, por ahora descartada, una devaluación que rebaje los costos salariales en dólares.
En un comparativo hecho por el Foro Económico Mundial, de 141 países Argentina está 138 en cuanto a flexibilidad para determinar salarios y 125 en “costos redundantes del salario”.
En un comparativo de salarios realizado por la OCDE, se destaca que en Suiza se paga un salario bruto de u$s9.411 y el costo laboral es de u$s10.013. En Argentina sería de u$s1.366 y u$s1.744. La diferencia en Suiza entre salario bruto es 14%, mientras que en Argentina es 27%. Eso incluye contribuciones empresarias del 12,71% a las jubilaciones; 1,62% al PAMI; 5,56% a asignaciones familiares; 1,1% al Fondo Nacional de Empleo; 6% al régimen de obras sociales y 4% a las ART. Por otro lado, están los aportes de los trabajadores, que suman 17% (11% jubilación, 3% PAMI y 3% obra social).
El estudio de la OCDE ubica a Argentina en el puesto 35 de 39 países en cuanto a nivel de salarios. Colombia está al final con u$s618.
Lo que revela el dato, en definitiva, es que la economía desarrollada de Suiza permite abonar los salarios más altos a sus trabajadores e igualmente ser competitiva, aun teniendo costos más bajos.
Un punto a destacar es que cuando se suman los aportes personales y las contribuciones patronales, para la OCDE el país donde hay mayor presión en cuanto al costo laboral total es Austria, con el 35,7%; seguido por Francia, con el 35%, y tercero Argentina, con el 34,6%. Interesante es el caso de Colombia, cuyo costo es cero, porque no tiene aportes ni contribuciones a la seguridad social, tal como lo mide la OCDE.
Reforma laboral para febrero
Según indicó Bullrich, la reforma laboral que busca implementar el Gobierno pasará para febrero de 2026. Allí tratará de avanzar en algunos aspectos, como por ejemplo, darle mayor flexibilidad a la determinación de los salarios, la posibilidad de que los acuerdos de empresa prevalezcan por sobre una negociación nacional, y la posibilidad de pagos en especie.
La reforma busca también abaratar el costo de las indemnizaciones por despido para las empresas. Entre ello, dejar fuera del cálculo algunos conceptos como las vacaciones, a la hora de estimar el costo final. Ello incluye el Fondo de Asistencia Laboral (FAL), que tiene por finalidad cubrir el posible costo de un juicio de riesgos del trabajo, que es el verdadero problema que enfrentan las empresas argentinas.
Si la cuestión fuera solo apoyar a las empresas a tomar empleados, el costo que tienen que enfrentar ante un potencial juicio laboral actualmente es más determinante que las cargas sociales, según comentaron algunos directivos de la UIA oportunamente a Ámbito.




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