“Nuestro país es muy especial, hay falencias económicas y nulo apoyo pero funcionamos al revés y eso redobla la energía de la gente que tiene ganas de seguir creando. La resultante es un torrente de creatividad y proyectos”, dice Mariano Sívori, bajista y compositor que presenta este viernes su segundo álbum Cómo ir a la luna (Club del Disco). Lo hará junto a su cuarteto integrado por Damián Fogiel en saxo tenor, Lucio Balduini en guitarra y Daniel “Pipi” Piazzolla en batería. Contiene todas composiciones originales de Sivori más una inspirada versión de Great day de Paul McCartney.
Mariano Sívori: "Las plataformas de música pagan muy poco pero nos permiten que el público logre acceder"
Mariano Sívori presenta este viernes su segundo álbum Cómo ir a la luna, junto a su cuarteto integrado por Damián Fogiel en saxo tenor, Lucio Balduini en guitarra y Daniel “Pipi” Piazzolla en batería.

Mariano Sívori presenta su nuevo disco el viernes en Thelonius.
La cita es este viernes a las 20 y 22.30 en Thelonious, Nicaragua 5549. Sívori continúa: “Cuando estaba enfrascado en la grabación de Escalectric, el nuevo disco de Escalandrum por aquel momento, y con la novedad de que sería nuestro primer álbum completamente eléctrico, por primera vez no tocaría ni una sola nota con el contrabajo en un grupo donde, hasta ahora, siempre había sido de una misma manera. “¿Conocés el EB 2 de Gibson?”, me dijo Lucas Cutala de Thelonius. “Te lo presto para la grabación”. No tenía ni idea de lo que hablaba, y eso que me jacto de ser bastante nerd en la temática. Con este bajo finalmente grabé dos tracks y ahí comenzó el romance”. Conversamos con él.
Periodista: Le prometiste a tu bajo que no lo abandonarías pero grabaste en torno a uno nuevo ¿cuántos músicos quedan que se proponen el desafío de componer con estas reglas? ¿Cómo fue este proceso de creación?
Mariano Sívori: Estaba en la preparación con el último disco de estudio de Escalandrum que era eléctrico, yo tocaba el bajo eléctrico, antes siempre era el contrabajo. Le comenté esto a Lucas, el dueño de Thelonius Cub, y me prestó el Gibson de 1967 para probar nuevos sonidos. Me gustó mucho ese sonido dulce, personal, que suena tipo Beatles, nasal, y lo usé para dos temas de ese disco. Me enamoré y le prometí al bajo que se quedaría conmigo. Lo usé como restricción positiva y creativa. Construí solo con ese bajo toda la música y sonido que rodearía ese disco. A diferencia de otros instrumentos, el otro bajo electrónico lo uso con pedales, tiene una sonoridad expansiva, más agresiva, este bajo me remonta a otra situación.
P.: Hay fuerte mística en torno al jazz y a Thelonius como la segunda casa de los jazzeros, ¿qué podés decir?
M.S.: Thelonius lo sentimos como segundo hogar, creció con músicos de nuestra generación, de 50 años, está hace 25. En BA hay muchos clubes de jazz, Bebop, Virasoro, Jazz Voyeur, Prez, hay una escena de jazz muy pujante.
P.: Hablás de los músicos cincuentones, analógicos de raíz, ¿cómo te acoplás a la era digital de la IA y las plataformas?
M.S.: No uso IA, no sé, me doy cuenta que hay avances muy importantes en medicina, detectan situaciones de manera muy rápida para diagnosticar, sé por mis hijos que lo usan para estudiar, redactar, pero yo las pocas veces que jugué un poco no me fue bien. Es más culpa mía que de las IA. Me queda la sensación de la cuestión generacional, porque en lo artístico y en la creación de música, salvo que necesites hacer algo apurado, me parece que es importante conservar la capacidad de generar y de pensar por nosotros mismos. Tenemos una sola vida, somos el resultado de aciertos, errores y vivencias. Si la IA nos evita procesos de prueba y error, estaríamos afectando nuestras capacidades.
P.: Esos reductos jazzeros albergan una ceremonia sagrada de un puñado de espectadores y músicos, así como el teatro, los actores y ese momento que no fue aún reemplazado por las plataformas de series y películas, ¿cómo lo ves?
M.S.: No puede ser reemplazada la ceremonia de ver una peli en el cine, de una sala conciertos, de una obra teatral, de ir a una cena a charlar con amigos o pareja, son cosas que es bueno mantener por su capacidad de sorpresa y emoción. Las plataformas están buenas aunque está reñido el tema de la liquidez de derechos, se paga muy poco por cada reproducción. Pero a los músicos independientes que no tenemos mucha difusión nos permite poner a disposición la música y que la mayoría pueda acceder. Si tienen que comprar el disco se les vuelve más difícil. Con una suscripción mensual o con publicidad acceden a nuestra música.
P.: ¿Cómo ves a las nuevas generaciones con la música?
M.S.: Muy bien, hay infinidad de músicos jóvenes muy buenos en jazz, música ciudadana, tango, muchos bandoneonistas, violinistas, músicos clásicos, de pop, rock, etc. Como siempre, hay una de cal una de arena, a veces hay mucha información dando vueltas que a alguien desprevenido le viene en contra. Bajarse libros, apps, quizá dificulta el proceso tradicional de aprendizaje de un instrumento o escritura de música. Pero paralelamente veo gente muy despierta que combina ese fluir constante que bien administrado llega muy rápido, fuerte y lejos.
P.: ¿Cómo está hoy en el país la música y la cultura?
M.S.: Nuestro país es muy especial, si bien hay falencias económicas y nulo apoyo, funcionamos al revés y eso redobla la energía de la gente que tiene ganas de seguir creando. Es impresionante la cartelera de teatro, la cantidad de clubes de jazz, la cantidad de alumnos en conservatorios de música, porque a pesar de no tener apoyo, la resultante es un torrente de creatividad y proyectos. Lo ideal sería que no solo quede ese torrente contestatario sino que haya más y mejores apoyos a nivel institucional y nacional para que jóvenes y no tanto puedan expandirse y seguir creciendo.
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