16 de julio 2008 - 00:00

Cambia hoy Israel 5 presos por 2 soldados que presume muertos

Eldad Regev y Ehud Goldwasser, los dos soldados israelíes presuntamentemuertos que debe devolver hoy Hizbollah (izquierda y centro).A la derecha un póster con el rostro del terrorista Samir Kuntar, quien será recibido hoyen el Líbano como un héroe.
Eldad Regev y Ehud Goldwasser, los dos soldados israelíes presuntamente muertos que debe devolver hoy Hizbollah (izquierda y centro). A la derecha un póster con el rostro del terrorista Samir Kuntar, quien será recibido hoy en el Líbano como un héroe.
Jerusalén (EFE, El Mundo, AFP, Reuters, DPA) - El gobierno israelí aprobó ayer el canje de prisioneros con la milicia chiita libanesa Hizbollah, por el que entregará hoy a cinco presos -entre ellos el emblemático terrorista Samir Kuntar, que cumple condena por asesinato múltiple e intento de secuestro-a cambio de Ehud Goldwasser y Eldad Regev, los dos soldados hebreos cuyo secuestro desencadenó la guerra del verano boreal de 2006 y que el Estado judío cree muertos.

El tribunal del distrito de Nazareth autorizó ayer a la tarde la liberación de los presos libaneses Mohamad Srur, Husein Suleiman y Maher Kurani, en el marco del acuerdo con Hizbollah, considerados por Israel «combatientes ilegales». Y el presidente del Estado, Shimon Peres, rubricó anoche sendos indultos en beneficio de Hader Zidan y de Kuntar.

«Es una decisión difícil de tomar, pero tenemos el deber de hacer regresar a nuestros soldados a casa», había dicho el mandatario poco antes de firmar los indultos.

El caso de Samir Kuntar, que pertenecía al Frente de Liberación de Palestina (FLP), es en Israel un emblema del terrorismo más cruel. Fue responsable de la muerte de cinco israelíes, entre ellos tres miembros de la familia Haran -dos menores-en un ataque en la ciudad de Naharia en 1979.

  • Perdón

    Antes del último paso formal previo al canje, Peres se había entrevistado con miembros de la familia Haran, que trataron de convencerlo de que no perdone a Kuntar.

    Entretanto, las fuerzas de seguridad, autoridades de prisiones, Cruz Roja y rabinos militares se preparan para que el operativo del canje siga su curso sin incidentes. Para ello, el Ejército israelí declaró anoche la zona limítrofe con el cruce de Rosh Hanikrá, en la Galilea occidental, «área militar cerrada». Poco después de las 9 de la mañana hora local se espera que el servicio israelí de prisiones transfiera a los presos a la frontera con el Líbano, donde la Cruz Roja hará de intermediaria.

    Los libaneses no serán puestos en libertad hasta que el equipo de identificación del Ejército verifique que los soldados o sus restos son los jóvenes militares Goldwasser y Regev.

    Si la identificación no pudiese realizarse in situ, los huesos serían trasladados a otro lugar de Israel para efectuar un análisis de ADN, para evitar que, como «en otras ocasiones, nos den restos que no eran de nuestros soldados», dijeron fuentes oficiales.

    Israel también devolverá al Líbano los restos de unos 200 milicianos de Hizbollah y otros libaneses muertos en distintas circunstancias después de cruzar la frontera común. Como parte del acuerdo, que prevé varias fases, también se hará entrega a la Autoridad Palestina (AP) de guerrilleros de diversas organizaciones muertos en las últimas décadas.

    En una primera fase, Hizbollah entregó el último fin de semana a Israel un informe sobre Ron Arad, el piloto israelí derribado sobre el Líbano en 1986 y desaparecido presumiblemente tras ser trasladado de un lugar a otro por el grupo terrorista que lo tenía cautivo.

    Pese a que Israel considera que dicho documento «no satisface las condiciones del acuerdo sobre la suerte de Ron Arad», según un comunicado oficial, el gobierno siguió adelante con el canje.

    Hizbollah se prepara para presentar el canje como un triunfo, tal como lo hizo con la guerra de 2006, que provocó severos costos humanos y materiales al Líbano, pero en la cual Israel no logró destruir, como era su objetivo, al grupo proiraní y prosirio. Busca reforzarse así en un momento delicado, dado que su implicación en el conato de guerra civil de mayo último puso en cuestión el derecho que le reconoce la ley libanesa de permanecer en poder de sus armas para combatir la ocupación israelí, que, de hecho, sólo persiste en una pequeña zona, las Granjas de Chebaa, cuya soberanía Israel atribuye a Siria.

    Una vez que los combatientes sean devueltos al Líbano serán transportados en helicóptero al aeropuerto de Beirut, donde los líderes, desde el presidente, Michel Sleiman, hasta el primer ministro prooccidental, Fuad Siniora, el presidente del Parlamento y los jefes de partidos políticos participarán en una vasta ceremonia que repercutirá en todo el país.

    En el sur del país, feudo chiita, y especialmente en la ruta entre Naqoura y Sidón, centenares de voluntarios han colgado banderas de Hizbollah y pancartas con frases como «nosotros no abandonamos a nuestros detenidos en prisión» o «gracias a las armas de la resistencia, liberaremos a nuestros presos». El significado político de ésta es de enorme calado, dado que el Acuerdo de Doha con el que las facciones pusieron fin al conflicto de mayo las obliga a abrir un diálogo sobre el futuro de las armas del Partido de Dios.
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