27 de noviembre 2019 - 00:01

Guedes habló de suspender los derechos constitucionales y desató una tormenta en Brasil

Justificó la idea en el peligro que, cree, supone Lula da Silva y en la posibilidad de protestas sociales. Dijo que eso llevó al Gobierno a poner en pausa las reformas económicas. Recibió un amplio repudio.

Socios. Paulo Guedes, zar ultraliberal de la economía brasileña, cuenta con todo el respaldo político de Jair Bolsonaro, un exmilitar con posturas de extrema derecha.

Socios. Paulo Guedes, zar ultraliberal de la economía brasileña, cuenta con todo el respaldo político de Jair Bolsonaro, un exmilitar con posturas de extrema derecha.

Brasilia - El poderoso ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, causó una fuerte polémica al afirmar que el Gobierno de Jair Bolsonaro decidió frenar su política de reformas estructurales por temor a un estallido social como los de Chile y Colombia y al aludir a la posibilidad de reflotar un decreto de la última dictadura militar (1964-1985) para hacer frente a la eventual necesidad de reprimir un posible conato de violencia.

“No se asusten si alguien pide la AI-5”, declaró el superministro liberal en Washington, donde el lunes a la noche se encontró con el embajador en funciones Nestor Forster (ver aparte) y ayer se reunió con directivos de empresas estadounidenses y brasileñas.

El Acta Institucional Número 5 (AI-5), medida de tristre memoria en el país, le permitió en 1968 al entonces régimen militar intervenir los gobiernos estaduales, cerrar el Congreso federal, eliminar el derecho de habeas corpus y instaurar la censura de prensa.

Guedes admitió ayer haber hablado en esos términos, aunque dijo haberlo hecho off the record, aunque los periodistas con los que conversó dijeron que no mencionó esa condición.

Según señaló, la posibilidad de volver a la AI-5 se debe a lo que considera un peligro de que el recientemente liberado líder de la izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva, radicalice la protesta social.

Según él, Lula “está llevando al pueblo a las calles para romper todo. Eso es algo estúpido, es una burrada, eso no está a la altura de nuestra tradición democrática y es insano”.

Guedes recordó que el mes pasado el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, ya había reivindicado la AI-5.

Una vez desatado el escándalo, el economista ultraliberal pretendió dar marcha atrás y afirmó que la AI-5 “es inconcebible porque la democracia brasileña no la toleraría incluso si la izquierda tomara las armas”. Pero ya era tarde.

Sus dichos, igual que los anteriores de Eduardo Bolsonaro, generaron una generalizada ola de repudio en la clase política y en el establishment judicial.

El presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, un aliado de Bolsonaro, cruzó a Guedes al señalar que “no tiene sentido nombrar la AI-5 contra la radicalidad de Lula”.

“Pienso que él (Guedes) genera inseguridad en la sociedad y principalmente en los inversores. ¿Por qué alguien va a proponer una AI-5 en caso de que el expresidente Lula, que yo creo que está equivocado porque es muy radical, estimule manifestaciones en las calles? ¿Vamos a impulsar el cierre del parlamento, del derecho constitucional del habeas corpus? ¿Si hay manifestaciones callejeras vamos a cerrar las instituciones democráticas?”, se preguntó.

En tanto, el titular del Supremo Tribunal Federal (STF), José Antonio Dias Toffoli, señaló que “la AI-5 es incompatible con la democracia. No se construye el futuro con experiencias fracasadas del pasado”.

También Lula da Silva salió a refutar al ministro. “Vamos a dejar algo claro: si hay un partido identificado con la democracia en Brasil, es el Partido de los Trabajadores. El PT nació luchando por la libertad y gobernó democráticamente”, escribió Lula en Twitter.

“No fuimos nosotros los que elegimos a un candidato que tiene prejuicios contra la democracia”, concluyó.

El Gobierno de Bolsonaro, que ha defendido y reivindicado la dictadura militar, incluso en sus extremos vinculados a la tortura, se ha mostrado preocupado desde el inicio de las protestas en Chile (ver página 21) y en Colombia (página 20), así como en Ecuador y Perú. De hecho, los dos primeros países han aplicado modelos económicos que para él son el camino a recorrer por parte de Brasil.

La alarma oficial también cundió tras la reciente liberación de Lula da Silva, quien había estado detenido desde abril del año pasado por tener una condena por corrupción en segunda instancia. El Supremo modificó su anterior jurisprudencia y pasó a considerar inconstitucional el cumplimiento anticipado de condenas, esto es antes de que exista sentencia firme.

Bolsonaro ha impuesto una impopular reforma jubilatoria, pero los dichos de Guedes indican que el ímpetu reformista deberá esperar a que pase la actual ola de conmoción social en la región.

En la lista de espera quedarían, así las cosas, las reformas impositiva y de la administración pública, destinada a permitir la reducción de los salarios y la estabilidad de los nuevos trabajadores estatales.

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