Bagdad - El reciente ataque a la embajada de EE.UU. en Bagdad demuestra que la presencia de grupos proiraníes en Irak es cada vez más importante y podría llevar al país a convertirse en un Estado paria, apuntan expertos.
Irak, camino a convertirse en un Estado paria por las pujas entre potencias
Washington denunció que las tropas locales no hicieron nada para detener el asedio. Crece la influencia de una milicia chiita cercana a Irán.
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El Gobierno de Irak está intentando mantener un difícil equilibrio entre Irán y EE.UU., ambos aliados, a medida que aumentan las tensiones por la retirada en 2015 de Washington del acuerdo sobre el programa nuclear persa.
La rivalidad regional también está afectando a las fuerzas de seguridad iraquíes. Por un lado EE.UU. entrena unidades del Ejército iraquí mientras que Irán apoya al grupo Hashd al Shaabi (Fuerzas de Movilización Popular), una coalición de milicias de mayoría chiita.
El martes, cientos de partidarios de Hashd atacaron la embajada estadounidense, en la llamada Zona Verde de Bagdad. La facilidad con la que superaron los controles de las tropas iraquíes entrenadas por EE.UU. demuestra la fuerza de este grupo, dijo Harith Hasán, un experto del Carnegie Middle East Center.
“Una facción político-militar impuso su voluntad y tomó todas las decisiones”, según Hasán, por lo que “este nuevo año será el principio de años de declive que llevarán al aislamiento” de Irak.
Hashd al Shaabi, fundado en 2014, forma parte oficialmente de las fuerzas del Gobierno de Irak y está dirigido oficialmente por Faleh al Fayadh, que también ejerce como asesor nacional de seguridad. Pero EE.UU. cree que esta red de unidades, en su mayoría chiitas -muchas de las cuales lucharon contra las fuerzas estadounidenses en la invasión liderada por Washington en 2003- es usada por Irán para acrecentar su influencia.
La tensión aumentó la semana pasada, cuando un contratista estadounidense que trabajaba en Irak murió en un ataque con cohetes atribuido a las Brigadas del Hizbulá, una facción radical y proiraní de Hashd. Se trató del último de una serie de ataques contra las fuerzas estadounidenses y la Embajada de Irak, que Washington atribuye a grupos proiraníes. Un alto responsable estadounidense de Defensa dijo que Washington siente frustración porque las tropas iraquíes “no pudieron o no quisieron” detener los ataques de cohetes. Tanto responsables estadounidenses como iraquíes están preocupados por el despliegue en las últimas semanas de unidades de Hashd en la Zona Verde, donde están los edificios del Gobierno, de la ONU y de varias embajadas.
El ataque a la sede de EE.UU. demostró el control de este grupo dentro de la zona.
Un miembro de una unidad especial iraquí en la Zona Verde explicó que dejó entrar a los miembros de Hashd porque tenía órdenes de no intervenir. “Tenemos las manos atadas”, aseguró. “Hashd se ha convertido en la fuerza más influyente de Irak porque los militares y los políticos lo están permitiendo”, aseguró.
Entre quienes se manifestaron el martes ante la embajada estadounidense había figuras importantes del aparato de seguridad de Irak, como Fayadh, su adjunto Abú Mahdi al Muhandis y responsables de Hashd como Qais al Jazaali y Hadi Al Ameri. Su presencia fue duramente criticada por el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo, que les calificó en Twitter de “terroristas” y “apoderados iraníes”.
“Todo esto demuestra la gran influencia de Teherán sobre Bagdad”, asegura Phillip Smyth, un especialista de los grupos armados chiitas.
El ataque del martes a la embajada recuerda la crisis de los rehenes de 1979 en Teherán y el ataque de 2012 contra un consulado de Estados Unidos en Bengasi, la segunda ciudad de Libia.
Agencia AFP
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