5 de agosto 2021 - 19:05

"Ya le va a llegar la hora", la amenaza de Jair Bolsonaro a un juez de la Corte

El presidente de Brasil disparó contra Alexandre de Moraes, quien deberá indagar sobre la acusación que recae en su contra respecto a la diseminación de mentiras sobre fraude electoral. El juez le respondió por redes.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. 

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. 

Foto: FolhaPress

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, lanzó este jueves una nueva amenaza contra el Supremo Tribunal Federal (STF) por haberle iniciado una investigación por diseminación de mentiras vinculada al fraude electoral y amenazó al juez encargado del caso, Alexandre de Moraes, de quien dijo "ya le va a llegar la hora".

La escalada hacia un estado fuera de las cuatro líneas de la Constitución, como le gusta decir al presidente de Brasil, ganó este jueves un nuevo capítulo, sobre todo porque el repudio al fantasma del fraude agitado por Bolsonaro fue repudiado por un manifiesto de empresarios, banqueros, profesionales, académicos e intelectuales.

El mandatario había dicho que en la noche del miércoles que podía jugar por fuera de la Constitución para enfrentar una investigación a la que considera ilegal y hoy volvió a insistir que está dispuesto a salirse de las normas constitucionales para enfrentar al Supremo Tribunal Federal, la máxima corte del país.

"Ya le va a llegar la hora (a Moraes). Porque está jugando por fuera de las cuatro líneas de la Constitución hace mucho tiempo. No pretendo salirme de las cuatro líneas para cuestionar a esas autoridades, pero creo que el momento está llegando", advirtió Bolsonaro a la radio 93 FM de Río de Janeiro.

Moraes le respondió en las redes sociales al jefe del Estado: "Amenazas vacías y agresiones cobardes no impedirán que el Supremo Tribunal ejerza con respeto y serenidad su misión constitucional de defensa y mantenimiento de la democracia y del estado de derecho".

https://twitter.com/alexandre/status/1423358251991801858

Bolsonaro fue incluido el miércoles por 11 delitos en una investigación iniciada en 2019 sobre una maquinaria de fake news para atentar contra la democracia mediante financiamiento de trolls y medios alternativos fascistas que piden el cese de la corte suprema y la intervención del Ejército en el Poder Judicial.

El caso es llevado adelante por el juez Moraes, quien incluyó al presidente el miércoles luego de que pasara varias semanas denunciando fraudes en las urnas electrónicas del sistema electoral brasileño y acusado a los miembros del Tribunal Superior Electoral de preparar supuestas trampas para que sea derrotado en octubre de 2022.

El pedido de investigación fue hecho por el juez de la corte y también presidente del Supremo Tribunal Electoral (TSE), Luiz Barroso, luego de repudiar la avanzada de Bolsonaro en su contra.

Bolsonaro dijo que Barroso "debería hacer política y presentarse como vicepresidente de Lula".

El ultraderechista excapitán del Ejército acusó de "dictatorial" a Moraes y no descartó participar en San Pablo de manifestaciones para pedir la inclusión del voto impreso como anexo a la urna electrónica, una bandera que adoptó el bolsonarismo en medio de investigaciones por corrupción por la compra de vacunas contra el coronavirus.

El miércoles por la noche Bolsonaro reaccionó al inicio del proceso en su contra advirtiendo que estaba dispuesto a dar un golpe, es decir, a violar la Constitución para defenderse. Bolsonaro ha puesto a más de 6.000 militares en cargos ejecutivos con doble salario y le ha dado un tono cívico-militar a la policía de Brasil por primera vez desde el fin de la dictadura, en 1985.

"El juez De Moraes me está acusando de mentiroso, una acusación gravísima. Sin ningún tipo de sustento jurídico. El abre el caso, investiga y sanciona. Eso no está dentro de las cuatro líneas de la Constitución. Entonces el antídoto no está dentro de los límites de la Constitución. Nadie es más macho que nadie acá", afirmó Bolsonaro a la radio Jovem Pan, de la ultraderecha oficialista.

Empresarios, banqueros, intelectuales y académicos han presentado este jueves en la prensa una solicitada defendiendo al sistema electoral y repudiando las acciones de Bolsonaro.

Entre los firmantes se encuentran los dueños del Banco Itaú, la entidad financiera más grande de Brasil y del Hemisferio Sur.

Por la tarde, la agenda ultraliberal del gobierno de Bolsonaro encontraba, en cambio, apoyos de los mismos sectores que fustigan los modos institucionales del jefe del Estado.

La mayoría oficialista y aliados de derecha moderada en Diputados le dieron media sanción a la venta de la empresa estatal Correos, la compañía postal más grande de América Latina que el gobierno pretende vender en abril de 2022 si es que el Senado la convierte en ley antes de fin de mes.

En paralelo, el presidente entregó medallas al mérito a favor de la medicina llamadas Oswaldo Cruz a parte de sus ministros, entre los cuales el flamante jefe de gabinete, Ciro Nogueira, presidente del conservador Partido Progresista, y su esposa, Michelle Bolsonaro.

Entre lágrimas, elogiándose a sí mismo cuando salvó a un joven en los años setenta que se ahogaba, Bolsonaro les dijo a los médicos presentes en el acto en el Palacio del Planalto que "un día todos vamos a estar en el Paraíso".

Agitó nuevamente el fantasma del comunismo, al aludir a China, el principal socio comercial de Brasil. "Hay intereses de otras naciones que necesitan lo que producimos, somos la seguridad alimentaria de otras naciones", dijo luego de recibir al consejero nacional de seguridad estadounidense, Jake Sullivan.

Bolsonaro pidió perdón a los médicos presentes y dijo que desde que asumió en 2019 está dispuesto a "hacer todo para garantizar el bien más sagrado que la vida, que es la libertad".

"Si la patria amada es ultrajada, lucharemos sin temor", dijo evocando una canción militar.

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