Lula irá preso y Brasil comienza a dirimir el poder que deja vacante
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Así, para esos factores de poder, sin la sombra de Lula todo irá mejor. Pero los mercados suelen ser ciegos ante las crisis políticas e institucionales que se incuban cuando la voluntad popular encuentra diques polémicos.
El analista Paulo Kramer le dijo desde Brasilia a ámbito.com que "para el mercado, un Lula impedido de competir o, incluso imposibilitado de hacer campaña, es más importante que un Lula preso. Pero claro que la perspectiva de la prisión torna aquellas dos perspectivas todavía más remotas".
En un sentido, Lula es víctima de sí mismo. Su inhabilitación como candidato es una obra suya. Fue él quien, seis meses antes de dejar el poder en 2010, hizo suya una iniciativa popular tendiente a quitarles los derechos políticos a los condenados por delitos contra la administración pública. La misma, que recibió más de un millón y medio de votos, fue aprobada en el Congreso por mayoría calificada y con el pleno apoyo del Partido de los Trabajadores. Lógicamente, Lula la promulgó con su firma. Por más que la norma, llamada de "ficha limpia" y aplicada sin cuestionamientos desde entonces, resulte conflictiva con las ideas de presunción de inocencia (hasta sentencia firme) y de soberanía popular, ¿cómo haría ahora el líder de la izquierda para impugnarla?
Su salida de la carrera no implica, con todo, su salida de la campaña. Aun preso Lula será un factor político importante. Su propio encarcelamiento seguirá despertando polémicas y su probable endoso de una postulación alternativa, dentro del PT o fuera de él, en el ecosistema más amplio de la izquierda brasileña, tendría un peso grande.
En el corto plazo, con todo, sale de la foto el principal favorito, de acuerdo con todas las encuestas. ¿Qué puede pasar entonces?
De acuerdo con Kramer, "en términos de análisis políticos, lo que más importa ahora es discernir cuál es la preocupación que tendrá mayor peso en la decisión de los electores a la hora de elegir al próximo presidente: ¿será la economía, el combate a la corrupción o la seguridad pública? En ese sentido, el experto apunta a la derecha. Muy a la derecha.
"El discurso de Jair Bolsonaro conjuga la segunda y la tercera de esas cuestiones", señaló en referencia a quien marcha segundo en todos los sondeos y, sin Lula, pasa de hecho al frente. El diputado de ultraderecha "en ese sentido aparece bien posicionado, al frente de los virtuales adversarios de centro, ninguno de los cuales todavía se ha mostrado capaz de presentar una candidatura viable y atractiva".
Ese escenario podría cambiar con la irrupción de algún "outsider", como el alcalde de San Pablo, el empresario João Doria, arriesga.
El juego termina para Lula. Para Brasil, recién comienza.
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