Más de 55 mil sudafricanos y unos 90 mandatarios despidieron a Mandela
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La ceremonia se dio en el estadio FNB de Johannesburgo
También habló la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que aludió a la "sangre africana" que corre por las venas de los brasileños para recordar a Mandela. "De la misma manera en que los sudafricanos lloran con sus cantos a Madiba, nosotros, la nación brasileña, que tenemos sangre africana en nuestras venas, celebramos y lloramos a este gran líder que forma parte del panteón de la humanidad", agregó.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, muy aplaudido, destacó la capacidad de Mandela de seguir acercando, de manera póstuma, a personalidades y países adversos entre sí. Mandela "demostró la poderosa fuerza del perdón y su capacidad de unir a la gente" y "lo ha hecho de nuevo", dijo Ban.
El acto se llevó a cabo en el gran estadio de Soweto en el que Mandela hizo su última gran aparición pública, el 11 de julio de 2010, en la final del Mundial, y empezó con el himno nacional sudafricano, "Nkosi sikelel' iAfrika" ("Que Dios bendiga a África"), entonado con orgullo por los asistentes bajo una lluvia tenaz.
"Si el muerto fuera un niño, el ambiente sería sombrío. Pero con Mandela, celebramos una vida plena", explicó Jenny Pomeroy, una sudafricana blanca de 25 años vestida con prendas de colores.
También este martes se realizó un pequeño homenaje en la prisión de Robben Island, donde Mandela pasó 27 años encarcelado antes de salir en 1990, para ser elegido presidente en 1994 y guiar a Sudáfrica a una transición pacífica del régimen racista del apartheid a la democracia multirracial.
"Cuando salió libre, Mandela se llevó de la cárcel su experiencia de convivir con diferentes razas, culturas y tendencias políticas, para pedir la reconciliación", dijo en la ceremonia Lionel Davis, un exprisionero.
Además, en la celda de 2,5 por 2,1 metros en la que pasó 18 años de su vida, arde desde el lunes una vela que "simboliza el triunfo del espíritu humano", dijo a la AFP el director del museo, Sibongiseni Mkhize.
La celebración de este martes abre cinco días de homenajes antes de su entierro, el domingo en Qunu, un poblado donde Mandela pasó una infancia feliz y del que se fue cuando murió su padre. "Qunu era todo lo que conocía, y lo amé de la manera incondicional en que un niño ama su primer hogar", explicó en sus memorias, "El largo camino a la libertad".
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