Preocupa a Brasil la "dramática" situación en las cárceles
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Los penales en Brasil están colapsados en un 30%.
En un comunicado difundido tras la reunión, el consejo admitió que el caso de Maranhao se enmarca en un "contexto nacional de graves violaciones en el sistema penitenciario".
Reconoció que esa situación es especialmente grave en la cárcel de Pedrinhas, en Sao Luis, donde además de las muertes de presos se han denunciado "violaciones de familiares" en los días de visitas, lo cual refleja una "ausencia absoluta de control" por parte de las autoridades.
Asimismo, exigió una "inmediata investigación" de esos hechos y que sean identificados y castigados los responsables, tal como lo demandó, desde Ginebra, la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Rupert Colville.
El consejo también urgió a las autoridades de Maranhao a elaborar con la mayor brevedad "un plan de emergencia" que permita "superar las graves violaciones de los derechos humanos" en los presidios e iniciar una acción "frontal" contra las mafias que los controlan.
La policía sospecha que esas mafias de Maranhao están vinculadas al grupo Primer Comando de la Capital (PCC), conocido también como "Partido del Crimen", que nació hace más de una década en las cárceles de Sao Paulo.
En los últimos años el PCC articuló motines simultáneos en los penales de Sao Paulo y durante mayo y octubre de 2012 organizó una serie de atentados en las calles de esa ciudad que dejaron casi un centenar de policías muertos y centenares de autobuses quemados.
En febrero del año pasado esa mafia también ordenó diversas acciones violentas en ciudades del estado de Santa Catarina, como respuesta de la decisión de las autoridades de trasladar a sus capos a prisiones de otras zonas del país.
Según datos oficiales, las prisiones brasileñas albergan a unos 550.000 internos, lo que supera en un 30 % su capacidad y supone la cuarta población penal del mundo en términos absolutos, por detrás de Estados Unidos (2,2 millones), China (1,6 millones) y Rusia (740.000).
De ese total de presos, se calcula que cerca del 40 % se encuentra en prisión preventiva y a la espera de sentencia, lo que revela que el problema va más allá del propio sistema penitenciario y pasa también por la lentitud del Poder Judicial.
La estadística oficial dice que el año pasado fueron asesinados 282 reclusos en diversos episodios de violencia, que en general se vinculan a disputas entre los internos por el control del tráfico de drogas y otros "comercios" ilegales tras las rejas.
Los organismos de derechos humanos denuncian también, desde hace décadas, las pésimas condiciones de reclusión, los maltratos, la mala comida y el ocio de los internos, todo lo cual hace que las cárceles sean "verdaderas escuelas del crimen", como las califica Amnistía Internacional.
La cárcel de Pedrinhas es un reflejo de esa realidad y alberga hoy a 2.196 detenidos, pese a que tiene capacidad para 1.770.
En Pedrinhas, varios de los presos asesinados fueron decapitados y sus cadáveres filmados en rituales similares a los que siguen las mafias de presos de otros países latinoamericanos, como los "pranes" de Venezuela o los reclusos de los Zetas mexicanos.
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