4 de junio 2007 - 00:00

Rusia y clima, retos para Bush en Europa

«Ocho líderesmundiales. Unmillón devoces. Unmensaje:terminar ya conla pobreza»,dicen, enalemán y eninglés, loscarteles quesostienenAngela Merkely Tony Blair.Ambos líderesse reunieronpara acercarposicionesantes de lacumbre delGrupo de losOcho.
«Ocho líderes mundiales. Un millón de voces. Un mensaje: terminar ya con la pobreza», dicen, en alemán y en inglés, los carteles que sostienen Angela Merkel y Tony Blair. Ambos líderes se reunieron para acercar posiciones antes de la cumbre del Grupo de los Ocho.
Washington (EFE, AFP, Reuters, ANSA) - George W. Bush partirá hoy hacia Europa para realizar una gira por el continente y participar de la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8), en la que buscará restaurar el malherido vínculo con Rusia a causa del polémico proyecto del escudo antimisiles y tratar el espinoso tema del cambio climático.

Este viaje «será para mí la ocasión de ver a viejos amigos, de hacer nuevas amistades y de hablar de un programa fundado sobre la libertad y la obligación de ayudar a aquellos que son menos felices que nosotros», declaró Bush. El mandatario sigue llamando «amigo» a Vladimir Putin, a pesar de que su homólogo ruso lanzó recientemente violentos ataques contra el « imperialismo» norteamericano, llegando incluso a evocar al Tercer Reich en una analogía con los EE.UU.

Además de Putin, en el marco del G-8, que se realizará en Heiligendamn, Alemania, del 6 al 8 de junio, Bush tendrá también encuentros bilaterales con su gran amigo y aliado, el primer ministro británico, Tony Blair, y con el presidente francés Nicolas Sarkozy.

  • Ultimo encuentro

  • Este será posiblemente el último encuentro entre Bush y su par británico ya a punto de marcharse. Será, sin embargo, la primera reunión con Sarkozy desde que éste relevó a Jacques Chirac, con quien las relaciones eran tensas. Bush también habla con énfasis de su nueva relación con la canciller alemana Angela Merkel, anfitriona del G-8, después de las tensiones con Gerhard Schröder por la guerra en Irak.

    El jefe de Estado de los EE.UU. visitará durante el transcurso de la semana a Bulgaria, República Checa y Polonia, países en donde se instalarían los radares del polémico sistema. Bush intentará convencer allí a Putin de que el proyecto estadounidense de desplegar en Europa su escudo antimisiles no es en contra de Rusia. Además, abordará el estatuto de Kosovo, otro motivo de querella.

    En los últimos días, Bush, presionado por la actitud rusa, reconoció desacuerdos entre ambos gobiernos y admitió la preocupación de su país sobre el estado de la democracia en Rusia.

    Las declaraciones de Bush forman parte de un amplio esfuerzo antes del G-8 para poner de manifiesto que su voz, ensombrecida en los EE.UU. por la guerra en Irak y las críticas de la oposición demócratas, sigue liderando en el mundo y que, a pesar de los conflictos del pasado, se preocupa por la concertación y la solidaridad internacional.

    Sin embargo, le aguarda un panorama difícil. En declaraciones al diario italiano « Corriere della Sera», Putin reiteró ayer su oposición al escudo y advirtió de un posible redespliegue de misiles rusos contra blancos en el Viejo Continente. «Si el potencial nuclear estadounidense se extiende en el territorio europeo, tendremos que tener nuevos blancos en Europa», aseveró.

  • Propósito

    Putin aseguró que la medida tendría como objetivo « equilibrar los instrumentos de defensa con instalaciones de ofensiva más eficientes». «Pero sabemos que ello podría conducir a una nueva carrera armamentística de la que, sin embargo, no somos responsables», agregó Putin.

    La cumbre del G-8, de la que participarán los siete países más industrializados (EE.UU., Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Canadá) más Rusia, tendrá como uno de los temas más importantes y ríspidos el calentamiento global. Sin embargo, Merkel descartó la posibilidad de lograr un avance al respecto. «No, probablemente no logremos un acuerdo», respondió Merkel.

    Blair, no obstante, se mostró optimista. «Puede ser posible un progreso de alcance histórico», recalcó.

    Mientras tanto, en Rostock la población se recuperaba de las violentas manifestaciones realizadas el sábado en las que 520 personas resultaron heridas, 30 de gravedad, y 165 fueron arrestadas.
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