La Habana (EL MUNDO, EFE, AFP, Reuters, ANSA) - El Vaticano vuelve a estar en Cuba en el momento adecuado. El cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI, se convirtió en el primer dignatario extranjero en entrevistarse con el heredero de Fidel Castro, su hermano Raúl, designado presidente de Cuba el domingo. La trascendencia de este diálogo está en la posible concertación de intereses mutuos entre el Vaticano y Cuba. Y ello se traduce en la oferta de la Santa Sede de «hacer tentativas» gestiones ante el gobierno de Estados Unidos con el fin de que flexibilice su política de hostilidad contra Cuba. A cambio, las autoridades cubanas otorgarían a la Iglesia Católica moderadas aperturas para interactuar en el espacio social de la isla, según informaciones de una fuente diplomática.
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Al inicio de su visita, el secretario de Estado del Vaticano pidió en una misa frente a la Catedral de La Habana, transmitida en vivo por la televisión local, un «radio de acción sin límites» para que la Iglesia Católica pudiera desempeñarse con «libertad plena» en la isla.
La visita oficial del secretario de Estado Bertone, iniciada el pasado día 20, tuvo un protagonismo en los medios de comunicación oficiales sólo comparable a la que tuvo el papa Juan Pablo II, cuando visitó la isla en enero de 1998. Pero además el cardenal Bertone ha sido hasta ahora el representante del Vaticano que más provincias de la isla ha visitado en su programa oficial: La Habana, Santa Clara, Santiago de Cuba y Guantánamo.
La llave política que abrió al cardenal Bertone las puertas del poder oficial isleño fueron sus declaraciones a favor del derecho de los cubanos a su independencia como nación, y su referencia a que el Vaticano «hace tentativas de impulsar a Estados Unidos a eliminar este bloqueo», al comentar la ley del embargo aplicada por Washington a la isla desde hace cinco décadas. Y para definir la política del Vaticano sobre este asunto, señaló: «La Santa Sede confirma exactamente las palabras de Juan Pablo II: 'El bloqueo es una opresión para el pueblo cubano y una violación de su independencia'».
Bertone también aprovechó una conferencia de prensa en la Cancillería cubana para exponer la postura de la Santa Sede contra el aborto, la exclusiva enseñanza marxista y demandar a las autoridades cubanas «gestos positivos» como la liberación de presos. Pero el cardenal aclaró que la Iglesia Católica no ha pedido al gobierno cubano una amnistía, sino «gestos de reconciliación» como el de excarcelar presos a los que no tipificó como «políticos».
El secretario de Estado del Vaticano fue recibido el lunes por el jefe de la diplomacia cubana, Felipe Pérez Roque, con el fin de sostener conversaciones donde se discutió sobre las relaciones entre la Santa Sede y la isla caribeña.
Bertone tendió un puente al nuevo presidente cubano al día siguiente de su designación. Dijo que había llegado a Cuba «en un momento especial, extraordinario» y que, en su opinión, «Raúl Castro continuará con una visión, si todo es posible, de desarrollo, tanto en Cuba como en el ámbito de las relaciones internacionales». También hizo explícito el reconocimiento del Vaticano al gobierno de Raúl Castro al decir que la Santa Sede le desea «mucho acierto y la capacidad de escuchar e interpretar más y más las necesidades de cada ciudadano».
El diario «Granma» publicó una nota de prensa de la Conferencia de Obispos de Cuba donde se refirió al hecho de «que las más altas autoridades del país invitarán a trabajadores, estudiantes y pueblo en general a debatir los problemas más urgentes de toda índole que afectan a nuestro pueblo», en referencia a las últimas asambleas.
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