Octubre es el Mes de la educación financiera, una oportunidad para reflexionar sobre cómo estamos preparando a las nuevas generaciones para un futuro en el que las decisiones económicas son cada vez más complejas. Los datos de la segunda edición del informe Los adolescentes y las finanzas, elaborado en 2024 por Junior Achievement Argentina junto al CEPE de la Universidad Torcuato Di Tella y con el apoyo de BBVA, muestran avances significativos, pero también desafíos urgentes.
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Adolescentes y finanzas: la educación financiera como motor de confianza y equidad
En solo dos años, la proporción de adolescentes sin instrumentos financieros se redujo del 41% en 2022 al 9% en 2024, una clara señal de democratización del acceso. Este avance se debe, en gran medida, a la adopción masiva de billeteras digitales, que pasó del 51% al 89%, incluso entre adolescentes de nivel socioeconómico bajo, donde su penetración alcanza el 80%.
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En solo dos años, la proporción de adolescentes sin instrumentos financieros se redujo del 41% en 2022 al 9% en 2024, una clara señal de democratización del acceso. Este avance se debe, en gran medida, a la adopción masiva de billeteras digitales, que pasó del 51% al 89%, incluso entre adolescentes de nivel socioeconómico bajo, donde su penetración alcanza el 80%. Esta transformación no solo facilitó el acceso a herramientas financieras, sino que también cambió la manera en que los jóvenes administran y piensan su dinero. Sin embargo, mayor acceso no siempre significa mejores hábitos, mayor conocimiento ni confianza al decidir: un tercio de los adolescentes gasta antes de lo planificado y persisten brechas socioeconómicas y de género.
La brecha de confianza entre varones y mujeres
El informe revela un dato clave: aunque varones y mujeres presentan niveles de conocimiento financiero similares, lo perciben de manera muy distinta. La mayoría de los adolescentes (58%) considera que se maneja bien con el dinero, pero reconoce que aún puede mejorar. Sin embargo, al desagregar por género, surge una diferencia significativa: mientras el 37% de los varones se siente seguro en su capacidad para administrar sus ingresos, apenas el 21% de las mujeres comparte esa percepción.
El contraste entre confianza y conocimiento es notable. Casi 4 de cada 10 mujeres subestiman su conocimiento financiero, mientras que una proporción similar de varones lo sobreestima. Sin embargo, las evaluaciones objetivas muestran que ambos géneros tienen niveles similares de conocimiento, con una leve ventaja para las mujeres (22% vs. 19%). Es decir, la brecha en la confianza contrasta con los niveles reales de conocimiento financiero. Esta diferencia no indica falta de capacidad, sino que refleja cómo factores sociales y culturales pueden moldear la percepción que los jóvenes tienen sobre sus decisiones financieras.
En la práctica, estas percepciones pueden tener consecuencias profundas. Subestimar lo que se sabe limita la autonomía y reduce la confianza al momento de decidir; sobreestimar genera riesgos de decisiones apresuradas. La educación financiera, entonces, no solo instruye sobre conceptos y herramientas: es un instrumento de equidad que permite derribar sesgos, fortalecer la autopercepción y ofrecer a todos los jóvenes, independientemente de su género, la seguridad para tomar decisiones informadas.
Hábitos y conversaciones pendientes
El 78% de los adolescentes valora el ahorro, pero solo el 49% logra sostenerlo y un 29% admite gastar antes de lo previsto. Además, uno de cada cuatro no conversa con nadie sobre sus finanzas personales. Cuando sí lo hacen, suelen recurrir a sus padres: las madres tienden a orientar más en la gestión cotidiana y el cuidado personal, mientras que los padres, especialmente en hogares de mayor nivel socioeconómico, abordan temas como inversiones o compras a largo plazo. Estos patrones reflejan tendencias culturales en la transmisión de conocimientos financieros y también moldean la manera en que varones y mujeres perciben su relación con el dinero.
A su vez, aparece con fuerza la conversación digital, que abrió puertas, pero también expuso vulnerabilidades. El 54% de los adolescentes conoce a alguien que apuesta online, y el 56% afirma que seguiría consejos de inversión vistos en redes sociales para destinar más del 50% de sus ahorros. En un entorno donde influencers y algoritmos pueden definir comportamientos, la formación es más necesaria que nunca.
La educación financiera como herramienta de autonomía
El 8 de cada 10 adolescentes pide que la educación financiera forme parte de la currícula escolar. Y no se trata solo de enseñar a ahorrar o invertir: las instituciones tienen una oportunidad para construir autonomía, reducir desigualdades y formar ciudadanos capaces de tomar decisiones informadas.
En este contexto, nuestro desafío es garantizar que los jóvenes cuenten con herramientas para comprender, planificar y decidir en un mundo digital, cambiante y lleno de estímulos. La verdadera inclusión no se mide solo por el acceso a herramientas financieras, sino por la confianza, el conocimiento y el acompañamiento necesarios para utilizarlas de manera responsable.
Si la educación financiera permite a los jóvenes tomar decisiones conscientes, ¿qué estamos haciendo cada uno de nosotros para acompañarlos en ese camino?.
Directora de Operaciones de Junior Achievement Argentina
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