5 de junio 2025 - 15:43

Donald Trump viene ganando por robo en la guerra tarifaria

La guerra tarifaria que desató EEUU tiene implicancias que van mucho más allá de lo meramente económico. Así la información, la propaganda y las falsedades ocupan el centro del escenario, ocultando que hasta aquí hay un solo ganador: Donald Trump.

Donald Trump tiró el tablero del comercio mundial por el aire. La Guerra recién comienza, pero hasta aquí, mal que le pese al establishment económico y financiero, hay un claro ganador

Donald Trump tiró el tablero del comercio mundial por el aire. La Guerra recién comienza, pero hasta aquí, mal que le pese al establishment económico y financiero, hay un claro ganador

Donald Trump tiró por el aire el tablero del comercio global, cuando decidió que “Enough is enough”, los norteamericanos ya habían sido demasiado abusados por los demás países y había llegado el momento de ponerle un límite a las cosas.

Fiel a su palabra y promesas de campaña, y en contra de lo que predecían los “analistas internacionales”, a poco de asumir comenzó a incrementar las tarifas (impuestos a los productos importados) y lo que fue un sacrilegio aun mayor, a utilizarlas como instrumento de política exterior, lo que fue escalando a medida que otros gobernantes buscaban instrumentar represalias.

Esto derivó en lo que muchos definen como una “Guerra Comercial”, una guerra que como todas ellas se libra en muchos frentes y uno de esos frentes es el “intelectual”.

Timeline.pdf

Timeline de la guerra comercial

La verdad detrás de Adam Smith y Cía.

Como en tantas cosas le echan la culpa al pobre Adam Smith de ser el padre de la idea del libre comercio entre las naciones. Es cierto que, a grandes rasgos, el inglés estaba a favor de la libertad del mercado, el libre comercio entre las naciones y, sobre todo, en contra de cualquier monopolio, pero no debemos olvidar que él no fue un economista sino un hombre eminentemente práctico que se dedicó a la “filosofía moral” (The Theory of Moral Sentiments, fue de las suyas, su honra preferida).

“El Acta de Navegación (restringía el comercio de las colonias solo con Inglaterra) no es favorable al comercio extranjero o a la opulencia que puede surgir de él… Como defensa, sin embargo, es de mucha mayor importancia que la opulencia, el Acta de Navegación es, tal vez, la mas sabia de las regulaciones comerciales de Inglaterra” (An Inquiry into the Nature of the Wealth of Nations, TW, , Libro IV, Cap. II).

“Puede ser una buena política aplicar represalias de este tipo (tarifas y otras restricciones), cuando existe la probabilidad de que logren la derogación de las altas tasas o prohibiciones que denunciamos. LA recuperación de un gran mercado del exterior en general mas que compensa los inconvenientes transitorios de pagar mas caro algún tipo de productos durante algún tiempo” (TW, Libro IV, Cap. II).

statue-unveiling.jpg
Adam Smith, idolatrado por muchos y mencionado por más, la lectura de sus trabajos no es obligatorias en ninguna de las grandes universidades del mundo. Así lo mas probable es ninguno de los economistas que tanto hablan de él, lo hayan realmente leído

Adam Smith, idolatrado por muchos y mencionado por más, la lectura de sus trabajos no es obligatorias en ninguna de las grandes universidades del mundo. Así lo mas probable es ninguno de los economistas que tanto hablan de él, lo hayan realmente leído

“Imponer un arancel a la importación de bienes producidos en el país, con el fin de incentivar la fabricación local, es un recurso tributario muy común… Sin embargo, es cuestión de deliberación hasta qué punto es adecuado continuar con la libre importación de ciertos bienes extranjeros, cuando alguna manufactura dentro del país es capaz de suministrar el mismo tipo” (TW, Libro IV, Cap. V).

“Las tarifas impuestas con el fin de incrementar los ingresos (del gobierno), si bien pueden disminuir el consumo de los bienes sobre los que se imponen, no obstruyen la actividad productiva de la gente… Por lo tanto, dichos derechos son más congruentes con los principios de libertad que aquellos que se imponen con el fin de proteger y fomentar determinadas ramas de la industria” (TW, Libro V, Cap. II Parte II, Art. IV).

“Los elevados aranceles que se han impuesto a la importación de diversos productos extranjeros, con el fin de desalentar su consumo en Gran Bretaña, solo han servido para fomentar el contrabando… Sin embargo, unos aranceles moderados sobre algunos de esos productos, en particular sobre los que son objeto de consumo general, pueden producir unos ingresos considerables sin semejantes consecuencias negativas” (TW, Libro V, Cap. II, Parte II, Art. IV).

Incluso en uno de sus ejemplos más citados para demostrar su posición contra las restricciones al comercio, es evidente que no es un extremista.

Adam Smith.pdf

“Mediante invernaderos en Escocia se pueden cultivar muy buenas uvas, y se puede elaborar un muy buen vino a partir de ellas a un coste aproximadamente treinta veces superior al de uno de igual calidad que se puede adquirir de países extranjeros. ¿Sería razonable una ley que prohibiese la importación de todos los vinos extranjeros, solo para incentivar la producción del Borgoña y el Clarete en Escocia? (TW, Libro IV, Cap.II)

Puedo seguir con los ejemplos, pero es claro que -dentro de los límites de la razonabilidad- Smith no tenía ningún problema con el empleo de las tarifas por cuestiones de Defensa Nacional, represalias comerciales y de cualquier tipo a otros países, protección industrial, incremento de la recaudación del gobierno, etc.

Incluso David Ricardo, a quien se sindica como el verdadero padre del “libre comercio”, no fue tan fanático como gustan hacernos creer.

“Un impuesto al maíz, en la medida en que tenga algún efecto, debiera elevar el precio del maíz; pero un impuesto a cualquier otro producto puede o no elevar el precio de ese producto… Si el impuesto es sobre la importación, y el artículo es de lujo, o uno que no sea de absoluta necesidad, contribuirá a los ingresos (del gobierno) sin afectar materialmente la industria del país (“On the Principles of Political Economy and Taxation”, Cap. 17).

40092549__47630.webp
La estrategia de Trump es riesgosa, pero él pareciera no tener temor… o conciencia de lo que puede pasar.

La estrategia de Trump es riesgosa, pero él pareciera no tener temor… o conciencia de lo que puede pasar.

“Si mediante el uso del capital de alguna manera en particular, un país pudiera producir un producto a un precio mucho menor del que puede producirse en el extranjero, sería una buena política dar a ese uso un fomento temporal… Pero este es un caso que rara vez ocurre” (OPPET, Cap. 7).

El que sigue en la lista es John Stuart Mill, pero él claramente estuvo a favor de la protección industrial -especialmente para naciones en desarrollo- y el uso de las tarifas con fines recaudatorios y sociales (siempre dentro de la razonabilidad), como apunta en la sección I, Cap. 10, Libro V de su “Principles of Political Economy” o en la sección VI del Cap. VI.

Mas acá, ya dentro de los economistas neoclásicos, tenemos en el Capítuo XIII, Libro VI de “Pinciples of Economics” a Alfred Marshall como un defensor de las industrias nacientes, el aumento de la recaudación y la neutralización de los subsidios extranjeros, a través de las tarifas.

De los teóricos fanáticos a la Globalización 4.0

¿Si ninguno de los economistas clásicos y neoclásicos estuvo realmente a favor de la eliminación total de las tarifas a la importación de bienes y servicios, quienes nos embarcaron en esta línea?

WotAssRBz8-qvmyfZIk4rfy0fHpmAc2haPWd-IlMw98.jpg
En 2018 el “Establishment Mundial”, reunido en Davos, lanzó la idea de la Globalización 4.0 como nuevo el orden económico y social del mundo. Trump acaba de hacerlo pedazos.

En 2018 el “Establishment Mundial”, reunido en Davos, lanzó la idea de la Globalización 4.0 como nuevo el orden económico y social del mundo. Trump acaba de hacerlo pedazos.

El primero fue Gottfried Haberler (The Theory of International Trade with is Application to Commercial Policy, Cap. XII, 1936), al que siguió un no tan extremista Jacob Vilner, Studies in the Theory of International Trade, Cap. IX 1937 -admite algunas tarifas-), viniendo después los libertarios Ludwing von Mieses (Human Action,: A treatise on Economics, Cap. XVIII, 1949) y Friederich Hayek (The Road to Serfdom, 1944 y The Constitution of Liberty, Cap. IV, 1960) para terminar con el mayor propugnador de la idea que las tarifas eran malas y había que eliminarlas incluso de manera unilateral: Milton Friedman (Capitalism and Feedom, Cap. II, 1962)

01-Heng-Singapour-Lianhe-Zaobao-scaled-e1744203992916.jpg
Avanzando y retrocediendo, Donald Trump no tiene temor en jugar con la Economía Global, si lo ve que en favor de los norteamericanos.

Avanzando y retrocediendo, Donald Trump no tiene temor en jugar con la Economía Global, si lo ve que en favor de los norteamericanos.

Desde ya que no son los únicos, podríamos agregar a James Meade, Paul Krugman, Jeffrey Sachs, Jagdish Bhagwati, etc., pero son lo que asentaron el marco teórico, primero para eso que John Williamson llamó en 1989 el “Consenso de Washington” (con la crisis de la deuda latina en 1982 el FMI, el Banco Mundial, el Tesoro norteamericano, la Unión Europea, etc. comenzaron a incentivar una serie de políticas que buscaban fomentar la globalización a través del comercio, la desregulación y la liberalización financiera) y su heredero, la “Globalización 4.0” -otros la llamarían la “Globalización Woke”- que, con sus más y sus menos, hoy es la principal corriente económico-ideológica entre los organismos multilaterales y las naciones occidentales.

Péguenle que es Trump

Cuando Trump decidió patear el tablero, al punto de no reconocer amigos de enemigos (como bien pueden evidenciar: Aluar, Tenaris, Acindar, las automotrices locales, etc. -no solo quienes exportan a los EEUU están castigados, sino que otros productores locales comienzan a sufrir por el “dumping” chino y europeo-), la “intelligentzia” económica le saltó a la yugular.

Quejas por el Caso Argentino.pdf

Muchos no lo entienden o no lo quieren entender, pero la decisión de Trump de no hacer excepciones con la Argentina en su guerra tarifaria está bien fundamentada. Todo pende de hasta qué punto el gobierno está dispuesto a inclinarse sobre la mesa.

Un aparte sobre Argentina. Hay conversaciones en la tercer línea y tiempo hasta el 9 de julio para presentar un plan de adecuación de importaciones que le guste a Trump. La idea del Acuerdo de Libre Comercio e ir por fuera del Mercosur quedó fuera de la cuestión y lo que tiene que ver con las patentes y la propiedad intelectual, viene bastante difícil. Para el que quiera entender que pasa, acompañamos el capítulo Argentina del Reporte Sobre las Barreras Comerciales 2025 de la Oficina del Representante Norteamericano de Comercio.

Volviendo a lo que nos toca. El Instituto Paterson estima para este año una reducción del 0.8% del PBI y un incremento de 2 puntos en la inflación; según la Tax Foundatrion, el incremento de tarifas equivale a un impuesto de u$d 1.200 por hogar y van a reducir el PBI en 0.8%; para el Cato Institute las tarifas podrían derivar en otra “Gran Depresión” como la de los años 30´s; para la gente del J.P.Morgan llevarían al país a una recesión; para la Organización Mundial de Comercio la guerra comercial costaría entre el 5%-10% del PBI mundial, para los de Bloomberg Economics, reducirán el crecimiento económico norteamericano e incrementarán los precios.

2025-04-03-trump-tariffs.jpg

Joseph Stiglitz y Adam Tooze (de la U. de Columbia), Dani Rodrik, Jason Furman y Gregory Mankiw (de Harvard), Barry Eichengreen (de Berkley) y más de 1200 economistas y académicos (entre ellos 23 premios Nobel) firmaron una declaración definiendo al plan tarifario de Trump como algo que “no tiene base en la realidad económica”, “erróneo”, “recesivo” “inflacionario”, “deficitario” y “generador de una mayor desigualdad social”.

Claramente al “establishment” económico mundial (incluimos al local) lo de las tarifas de Trump no les gusta. No les gusta no solo por el daño que podrían causar, sino por lo que es más grave para ellos, que de funcionar podrían dar por tierra con todo el armado económico que les da razón de ser.

En el primer tiempo, gana Trump

Pero este no es el punto. La cosa es, si mas allá de todo el cacareo a favor y en contra, la suba de las tarifas sirve o no a los EEUU.

La experiencia de la “Gilded Age” apunta a que sí. Durante más de 30 años los EE.UU. prosperaron para convertirse en la principal potencia del mundo aplicando tarifas que hoy definiríamos de exorbitantes.

Aun es demasiado pronto para elaborar conclusiones “serias”, pero la inflación norteamericana de marzo y abril fue la más baja -para esos meses- en cinco años (febrero en 4), lo que sugiere que los comerciantes e industriales yanquis no están “trasladando anticipadamente” las tarifas a sus precios. La de mayo (se difunde el día 11), posiblemente este arriba del 0,17% del año pasado -se espera un 0.3% a 0.5%-, pero sin dudas estará muy por debajo del 1,1% de junio 2022 o el 0,8% de 2021.

Esto es más relevante porque se da en un contexto en que el dólar norteamericano, a pesar de venir retrocediendo a lo largo de todo el año, frente a las principales monedas (i.e., suba de precios importados), aun esta por encima de su media histórica 1979-2025.

Los que pensaron que el objetivo, o uno de los objetivos principales detrás del incremento tarifario era forzar una caída en las tasas norteamericanas a fin de reducir la carga de la deuda, vienen equivocándose. No es mucho, pero desde el “Liberation day”, el rendimiento de los treasuries a 10 años trepó 26 puntos básicos cediendo insignificantes 9 para lo que va del año.

Si aceptamos la idea que el mercado bursátil refleja de alguna manera el sentimiento sobre el futuro de la economía, la suba de 6% que acumula el S&P500 desde entonces nos habla que el incremento de tarifas es visto como algo beneficioso por quienes apuestan e invierten en las empresas del país del norte.

Untitled-2.jpg
Trump no duda en duplicar su apuesta una y otra vez.

Trump no duda en duplicar su apuesta una y otra vez.

Lo que tenemos hasta aquí es entonces una baja del dólar junto a un leve incremento de la tasa, mientras las acciones suben en un escenario en que la inflación no parece ser un problema.

Desde lo estrictamente financiero, podríamos decir que todo bien, en un país que ha mejorado su posición para exportar al resto del mundo.

La otra gran duda es que efecto concreto está teniendo la suba de las tarifas.

Mientras algunos señalaban que el aumento de los precios importados deprimiría la demanda, reduciendo la recolección total de impuestos a las importaciones, otros admitían que esta reacción tal vez no fuera tan virulenta y que, si bien la recaudación por estos ítems crecería, esto tendría un efecto depresor sobre el resto de las actividades derivando en una reducción de la recaudación total.

Por lo que vemos hasta aquí no es ni lo uno ni lo otro. No solo los ingresos al fisco por las importaciones han crecido de manera explosiva, acumulando u$s68.900 millones en lo que va del año (fueron u$s38.700 en el mismo periodo de 2024), sino que esto es un récord en moneda constante para al menos los últimos 20 años.

En contra de los agoreros, la recaudación total, también está marcando un máximo histórico en valores constantes superando a la de 2022.

8e89041b-9060-4cec-96e3-b597762302b2_f77612f6.jpg
Hasta aquí hay un solo ganador, en el nuevo orden mundial. Claro que la cosa puede cambiar de un momento a otro…

Hasta aquí hay un solo ganador, en el nuevo orden mundial. Claro que la cosa puede cambiar de un momento a otro…

Lo visto es sólo el comienzo

Desde ya que aun falta mucho para que el polvo de las discusiones se asiente, y podamos entrever que efecto real ha tenido sobre la vida de los norteamericanos la suba de tarifas.

Mientras tanto, aun con sus marchas y contramarchas, dimes y diretes, Donald Trump es quien sigue marcando el rumbo y muy mal no le está yendo.

Dejá tu comentario

Te puede interesar