7 de octubre 2025 - 16:39

Industria textil en crisis: las empresas denuncian que la carga impositiva y la apertura importadora las están asfixiando

Dos entidades representativas del sector presentaron informes sobre la coyuntura. La actividad se achica, caen las ventas, cierran fábricas y se acumulan los despidos.

En un año la industria textil perdió 4.400 puestos de trabajo formales según informó la FITA.

En un año la industria textil perdió 4.400 puestos de trabajo formales según informó la FITA.

Los últimos informes de la Fundación ProTejer y de la Federación de la Industria Textil Argentina (FITA) confirman un escenario de retroceso generalizado, presionado por la apertura importadora, la caída del poder adquisitivo y la falta de políticas de contención productiva.

En un contexto económico dominado por la recesión, el atraso cambiario y la pérdida de ingresos reales, el sector textil se ha transformado en uno de los principales termómetros del deterioro industrial argentino.

En el marco de la edición 2025 de ProTextil, que se llevó a cabo en Avellaneda, el presidente de ProTejer, Luciano Galfione, dijo en el discurso de apertura: “Si queremos un país más competitivo, con mejores precios finales para mejorar el poder adquisitivo de la sociedad, en lugar de bajar aranceles a la importación, podríamos bajarle en la misma proporción los impuestos a quien produce, que en definitiva es quien genera empleo, quien genera progreso y riqueza”.

En el mismo encuentro, dos directivas de la Fundación ProTejer presentaron el informe de coyuntura de la entidad y comentaron la situación del sector. Priscilla Makari, Directora Ejecutiva, y Lucía Knorre, economista jefe, analizaron el momento crítico que atraviesa la industria textil.

Según ese informe, la producción textil cayó 14,5% en el primer semestre de 2025, una contracción que se explica tanto por la retracción del consumo como por la competencia de productos importados a bajo costo. Al mismo tiempo, la utilización de la capacidad instalada se ubicó en niveles históricamente bajos, y la rentabilidad de las empresas pequeñas y medianas se redujo a su mínima expresión.

Desde la FITA otro informe complementa este panorama: destaca que en julio de 2025, la actividad textil se desplomó 10,1% interanual, marcando la primera caída del año tras un comienzo relativamente alentador.

Aunque el acumulado entre enero y julio mostraba aún un crecimiento de más del 6% -en línea con el promedio industrial del 5,8%-, la tendencia descendente evidenció que el repunte inicial fue efímero.

La caída se concentró en dos segmentos clave: “Hilados de algodón” y “Preparación de fibras de uso textil”, donde se sintió con fuerza la retracción de la demanda local y el ingreso masivo de mercadería extranjera.

Crece el desempleo textil y golpea el tejido social

La Fundación ProTejer alertó que el deterioro no sólo es productivo, sino también social. En lo que va del año se perdieron 17.600 establecimientos productivos en todo el país, de los cuales 1.756 pertenecen al sector manufacturero. En paralelo, la tasa de desempleo subió al 7,6% y la informalidad laboral al 43,2%, afectando principalmente a mujeres y jóvenes, que representan una porción significativa de la fuerza laboral en la industria textil y de la confección.

Por su lado, FITA confirmó este diagnóstico: en el primer trimestre de 2025, el sector registró 98.153 trabajadores formales, unos 4.400 menos que en el mismo lapso de 2024, lo que consolida una tendencia negativa que comenzó a mediados del año pasado.

La caída del poder adquisitivo de los hogares, en tanto, se convirtió en el principal factor que erosiona la demanda interna. Con una economía que enfrenta un atraso cambiario y una pérdida sostenida de ingresos reales desde 2016, el consumo masivo de indumentaria se redujo drásticamente.

Las ventas en supermercados y tiendas minoristas retrocedieron 9,5% en el primer semestre de 2025 respecto al mismo período del año anterior, según destacó la Fundación ProTejer.

En ese contexto, la clase media es la más afectada, mientras que el consumo de bienes importados por parte de los sectores de altos ingresos se mantiene firme, configurando un patrón de desigualdad que amplifica las asimetrías del mercado, remarcaron.

Otro de los elementos centrales de la crisis es la apertura de importaciones, que golpea directamente la competitividad de la producción nacional. Según ProTejer, las importaciones de bienes crecieron 32% interanual, con un déficit acumulado de más de u$s50.000 millones. Dentro de ese universo, el rubro textil marcó un récord histórico: u$s8.100 millones anuales en importaciones, impulsadas por la reducción de aranceles que, entre abril y agosto de 2025, le costó al Estado u$s66 millones.

En ese sentido, FITA añadió que, en agosto, las compras externas del sector crecieron más del 250% en cantidad y 100% en valor, especialmente en confecciones y prendas terminadas, desplazando a los fabricantes locales de los principales canales de comercialización.

La utilización de la capacidad instalada en la industria textil, indicador clave de la salud del sector, se redujo al 44,4% en julio, con una baja mensual de seis puntos porcentuales. Esto interrumpió tres meses consecutivos de recuperación moderada que habían generado expectativas de una reactivación, pero que no resistieron el impacto de la caída del consumo y la avalancha de importaciones.

“La estructura productiva está siendo vaciada a un ritmo alarmante”, señalaron desde ProTejer, advirtiendo que las empresas operan con altos niveles de ociosidad y sin acceso a crédito productivo.

La falta de inversión es otro síntoma visible de esta coyuntura. Aunque el sector importó maquinaria por u$s113 millones en 2025 -superando el total de 2024-, esa cifra sigue por debajo de los niveles alcanzados en los años 2021, 2022 y 2023.

La mayoría de esas inversiones corresponde a reposición de equipos y no a ampliaciones de capacidad, lo que revela la falta de horizonte de crecimiento sostenido. ProTejer enfatizó que la industria genera cuatro veces más empleo que el sector agropecuario, pero carece de estímulos para sostener ese aporte al entramado laboral y territorial.

El contexto macroeconómico también presiona sobre el sector textil

La presentación de Makari y Knorre en ProTextil también destacó que el contexto macroeconómico no ofrece señales alentadoras para el sector. A pesar de que la inflación general comenzó a desacelerarse, el costo fue la pérdida de dinamismo económico.

Los sectores industriales intensivos en empleo cayeron 10% interanual, mientras que la construcción retrocedió 14%. En contrapartida, los sectores extractivos y financieros crecieron, destacándose el agro-ganadero, con un salto del 53%, lo que refleja la orientación del modelo hacia actividades de bajo valor agregado y escaso impacto multiplicador.

El informe de ProTejer puso énfasis en mostrar cómo la presión sobre la cuenta corriente también contribuye a agravar el panorama. Entre enero y julio de 2025, el déficit por turismo trepó a u$s6.327 millones, un incremento del 128% interanual.

En cuanto a precios, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) textil retrocedió 0,3% en agosto de 2025, acumulando un alza interanual de 24,4%, es decir, 9,1 puntos por debajo de la inflación general.

Si bien este dato podría interpretarse como una moderación de los precios en indumentaria, en realidad refleja la debilidad de la demanda interna y la competencia desleal con productos importados de bajo costo.

A nivel mayorista, el IPIM textil aumentó 1% mensual y 18,7% interanual, también por debajo del promedio industrial, lo que confirma la imposibilidad de trasladar los costos al consumidor final sin perder ventas.

El impacto de la crisis textil se extiende en las provincias

El impacto territorial de la crisis es amplio, según el mapa que presentó ProTejer. Provincias como Buenos Aires, Tucumán, Chaco, La Rioja y Catamarca, donde el textil y la confección son pilares del empleo industrial, enfrentan una situación crítica, destaca el informe.

En muchas localidades del interior, los talleres y cooperativas que habían sobrevivido a la pandemia y al estancamiento de los últimos años hoy se encuentran al borde del cierre definitivo. Los empresarios del sector coinciden en que la actual coyuntura se parece a los peores momentos de los años 90, cuando la apertura indiscriminada y la falta de protección derivaron en una desindustrialización masiva.

Pese al panorama sombrío, los informes coinciden en señalar que la reindustrialización es una tendencia global y que Argentina aún está a tiempo de sumarse a ella si redefine sus prioridades. ProTejer plantea que la unidad entre trabajadores, empresarios y universidades es clave para diseñar un nuevo modelo productivo que privilegie el trabajo nacional y la innovación tecnológica.

“El futuro no puede construirse sobre la base de importaciones baratas y cierres de fábricas. Necesitamos políticas de desarrollo federal, con incentivos a la producción y financiamiento accesible para las pymes”, subrayó la entidad.

En ese sentido, la propuesta impulsada por ProTejer consiste en un plan textil federal, que articule capacitación, sustitución de importaciones y desarrollo regional. Los gremios y cámaras empresarias insisten en que la industria textil no solo produce indumentaria, sino que impulsa empleo femenino, innovación en diseño y economías regionales.

“La experiencia internacional demuestra que los países que lograron reactivar sus sectores textiles lo hicieron mediante políticas activas de contenido local y control inteligente del comercio exterior”, concluyeron las economistas de ProTejer.

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