4 de julio 2025 - 20:26

Javier Milei y su falso capitalismo, que lleva a coartar la libertad

Ignorar o malentender el origen y evolución del capitalismo -o cualquier otro proceso- es no entenderlo, lo que lleva a grandes errores y distorsiones. Esto no solo perjudica de manera directa a los ciudadanos, sino que garantiza el descredito en el sistema, que dure poco y su reemplazo por un sistema autocrático. Javier Milei no entiende al capitalismo.

La simpatía por, y la intención de Javier Milei de convertirse al judaísmo, no solo sesgan el posicionamiento del país, sino que distorsiona su visión como economista.

La simpatía por, y la intención de Javier Milei de convertirse al judaísmo, no solo sesgan el posicionamiento del país, sino que distorsiona su visión como economista.

Días atrás, en una entrevista televisiva, el presidente Javier Milei sostuvo que “… Israel, en el fondo, son las bases del sistema capitalista. La base moral del capitalismo es la cultura judeocristiana. Entonces, tiene que ver con derrumbar los valores de Occidente y derrumbar el capitalismo” (se refería al crecimiento del antisemitismo y los ataques mediáticos a Israel), para agregar “La demonización de la izquierda, si lo que busca hacer es generar una sensación de que Irán, digo, que Israel sea como una suerte de leprosos, ¿si?, al cual todos se les alejan, digamos”

La diferencia es que él es el Presidente de la Argentina, en su entorno nadie se atreve a corregirlo, y por su investidura su palabra conlleva un aire de autoridad y sapiencia que seduce y mal convence a los más ignorantes.

Un Capitalismo Judeo-Cristiano

Esta idea de un origen Judeo-Cristiano del capitalismo, nace con Max Webber en 1905 con “Die protestantische Ethik und der Geist des Kapitalismus“ -La ética protestante y el espíritu del capitalismo-, donde sostiene que fue el surgimiento del Calvinismo/Protestantismo en 1517, con sus valores como la ética del trabajo duro, la disciplina y el ahorro (la reinversión de las ganancias en oposición a la simple acumulación, el gasto o el despilfarro), de los que carecía el catolicismo, lo que dio pie a la aparición del capitalismo.

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Max Weber, uno de los padres de la sociología, lanzó en 1905 la idea que el capitalismo surge de la mano de los Calvinistas a partir de 1517.

Max Weber, uno de los padres de la sociología, lanzó en 1905 la idea que el capitalismo surge de la mano de los Calvinistas a partir de 1517.

Si bien no lo encadena de manera directa, Weber encuentra que esta ética calvinista se asocia más con la del judaísmo que la del catolicismo, pero entiende que el desarrollo ético/económico judío fue, por una cuestión de “supervivencia”, “introspectivo”, en tanto el del calvinismo fue “extrospectivo” modificando a toda la sociedad occidental (en 1917 Webber publica “Das antike Judentum”, Judaísmo Antiguo, donde se extiende sobre esta tesis).

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Werner Sombart. Weber extendió la tesis económica del capitalismo de Sombart, y más tarde este la idea weberiana que los Judíos fueron los creadores del capitalismo.

Werner Sombart. Weber extendió la tesis económica del capitalismo de Sombart, y más tarde este la idea weberiana que los Judíos fueron los creadores del capitalismo.

Esto lo toma Werner Sombart quien va más allá y en “Die Juden und das Wirtschaftleben” -Los Judíos y el Capitalismo Moderno, 1910- argumenta que el capitalismo surge y evoluciona de la mano de los judíos durante el medioevo.

Nace así la concepción sobre la raíz judeocristiana del capitalismo.

¿“El”? Capitalismo

Hoy tenemos claro que no existe una única forma de “capitalismo”, sino que se trata de una serie de estructuras económicas y sociales que han evolucionado y convivido -muchas veces a los saltos y con interrupciones- adaptándose a los cambios demográficos y tecnológicos, pero con características en común: derecho a la propiedad privada, libertad de comercio, búsqueda de lucro, acumulación de capital, desarrollo de un sistema financiero.

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De hecho, hoy no es lo mismo el capitalismo norteamericano, el argentino, el europeo, el hindú, el chino o el ruso. De hecho, ninguno se acerca a la idea de un “capitalismo puro”, existiendo en todos ellos distintos límites a la propiedad, el comercio y el sistema financiero están más o menos regulado por el estado, el gobierno controla o dirige empresas, aplica distintas políticas “socialistas”, etc. Sin embargo, nadie niega que son distintas formas de “capitalismo”.

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La visión popular, entre economistas, sociólogos e historiadores, es que el capitalismo sería un fenómeno de raíz europea que arrancó en el siglo XV/XVI y fue evolucionando de manera continua y lineal.

La visión popular, entre economistas, sociólogos e historiadores, es que el capitalismo sería un fenómeno de raíz europea que arrancó en el siglo XV/XVI y fue evolucionando de manera continua y lineal.

A pesar de esto, la visión eurocéntrica tradicional tiende a situar entre el siglo X y el XV la aparición de un proto-capitalismo europeo que luego evolucionó de manera lineal en el capitalismo mercantilista de mediados del siglo XV a mediados del XVIII. Le siguió un capitalismo Industrial hasta la Primera Guerra Mundial, un capitalismo corporativo o financiero hasta los años 70, el neocapitalismo o neoliberalismo hasta terminar el siglo y desde entonces viviríamos un post-capitalismo (Sombart es el primero que habla de una evolución de este tipo).

Nace una palabra: “capitalismo”

La palabra “capitalismo”, referida a “los dueños del capital” en cuanto a un “grupo social” aparece -posiblemente- por primera vez, en la novela de William M. Thackeray, “The Newcombers” de 1854. Claro qué de antes tenemos autores como Alexander Hamilton en “Report of Manufacturers” (1791) hablando de “los capitalistas”, pero entonces como personas individuales, no como una clase a lo que hacía referencia Thackeray.

El concepto en el sentido moderno de “un sistema” surge con el socialista Louis Blanc en 1850 (“Organisation du travail): “Lo que llamo `capitalismo` esto es decir, la apropiación del capital por algunos en exclusión de otros”. Pero fue Pierre Joseph Proudhon, el padre del “mutualismo”, quien en 1861 (Guerra y Paz) lo describió más acabadamente como “un régimen económico y social en el cual el capital, la fuente de los ingresos, generalmente no pertenece a aquellos que lo hacen trabajar con su labor”.

Puede sorprender, pero ni en el “Manifest der Kommunistichen Partei” de 1847, ni en “Das Kapital. Kritik der politischen Okonomie” (Cap. I, 1867; póstumos Cap. II 1885 y III, 1894) ni en alguna de sus otras obras principales o cartas, Carlos Marx utiliza la palabra “capitalismo”, optando por la idea de “el modo de producción capitalista” o el “sistema capitalista” en referencia a esta organización económico-social

Fue su mecenas y amigo Friederich Engels quien, influenciado por Proudhon, comienza a utilizar la palabra a partir de 1867 y la incorpora en su revisión y publicación del Volumen II de Das Kapital alrededor de 1880.

Así, ni John Locke (1632-1704), ni Adam Smith (1723-1790), Jean-Baptiste Say (1767-1832), Thomas R. Malthus (1766-1834), David Ricardo (1772-1823), John Stuart Mill (1806-1873), ni ninguno de los que podríamos definir como los padres del capitalismo, usaron jamás la palabra ni hicieron referencia al sistema económico social que definieron los socialistas.

El modo capitalista de producción, o más precisamente “el capitalismo”, no es una idea que surgiera del seno de los pensadores “capitalistas”, sino que es una utopía elaborada por oposición desde las corrientes socialistas y especialmente del marxismo, como critica al sistema vigente.

Recién en 1902, Werner Sombart en “Der Moderne Kapitalismus” (El Capitalismo Moderno, primer volumen; el Vol. II es de 1916 y el Vol. III de 1927) aparece como el primer “economista capitalista” en adoptar la idea socialista/marxista de que existe un “capitalismo” como sistema económico (es un exmarxista, “convertido”; que al final de su vida simpatizaría con el Nacional Socialismo), aunque lo ve bajo una óptica mucho más favorable, describiéndolo como un sistema basado en el capital industrial, el trabajo rentado y un mecanismo de mercado.

Tres años después, Max Webber publica “La ética protestante…” dándole, bajo una óptica no marxista, una base sociológica a esta idea del capitalismo, que sería el puntapié para los “pensadores capitalistas” que vendrían después: José Ortega y Gasset, Karl Popper, Raymond Aron, Aynd Rand, Francis Fukuyama, Niall Ferguson, etc.

5.000 años de capitalismo

Dejemos de lado que desde, “Religion and Economic Action” de Kurt Samuelsson en 1957, está claro que Weber se equivocó al achacar el surgimiento del capitalismo a la ética protestante, el problema con esta visión “judeo-cristiana” sobre su origen es que tenemos “capitalistas”, “practicas capitalistas” y por ende “capitalismo” desde al menos el año 2900 A.C. (3) y muy probablemente desde el 5400-4500 A.C., esto es, de mucho antes de que se conformara el judaísmo como religión monoteísta, lo que ocurrió en algún momento entre el siglo VIII y el V A.C. (la tradición habla de Abraham en torno al 1813 A.C., lo que también es posterior), o que surgiera el cristianismo.

Es claro que el capitalismo en estas civilizaciones no era igual al actual (¿o sí?), ya que el desarrollo económico y social no lo eran, la religión solía tener un rol mucho más importante, las industrias eran básicas con la producción mayoritariamente manufacturada, los servicios tendían a ser proporcionados por esclavos y las democracias eran mucho menos que proto-democracias.

Más hacia acá, en lo que se considera la Época Dorada de Atenas del siglo V y el IV A.C., con la aparición del “ágora” (el mercado), los “trapezites” (banqueros), la consolidación del derecho de propiedad, la difusión de la moneda (tetradracmas) y la Liga Delina como red comercial, el mundo griego evidenciaba características indubitables de un capitalismo simple. Esto se repitió en Roma, especialmente con la Ultima Republica entre el siglo II AC y hasta el II D.C.

Cuando se desmiembra el imperio Romano en el 285 D.C., Bizancio pasa a ser el eje de ese capitalismo antiguo, un capitalismo que se extiende por el mundo árabe a ciudades como Petra y Mecca.

El siguiente gran salto se da con el surgimiento del Islam en el siglo VII y la expansión de los Umayyada, que reforman el sistema monetario introduciendo los Dinares (moneda de oro), Dirham (plata) y Fals (cobre) y los estandarizan los primeros contratos financieros desde los tiempos de la Mesopotamia (“suftaja”, letras de cambio; “musharaka”, joint ventures; “mudarabaÇ”, sociedades comerciales; “sijillat”, libros contables; etc.)

Primero Damasco, luego Bagdad y Córdoba con los Abasida -de este periodo es la primer referencia de los judíos, los Radhanitas, como comerciantes, en el “Kitb al-Maslik wa-l-Mamlik” de Ibn Khordadbeh, 870 D.C.- y finalmente Cairo durante el siglo X con los Fatimitas, se convierten los principales centros de la actividad capitalista occidental.

Para Henri Pireneé (“The Stages in the Social History of Capitalism”, 1914) el surgimiento de los centros urbanos europeos conllevó al desarrollo de nuevas redes y prácticas comerciales, creando una clase urbana de mercaderes que acumulaban y utilizaban su capital -a diferencia de las tradicionales economías agrarias del feudalismo- durante el siglo IX y X.

Así, primero Génova, Venecia, y más tarde Florencia en Italia, a la que seguirán Brujas, Amberes, etc. en el norte de Europa pasaron a convertirse en lo que el consideró la cuna del capitalismo, que evolucionaría de manera no lineal, a medida que una clase social reemplazaba la otra (anticipando de alguna manera la idea de “la destrucción creativa del capitalismo”, de Joseph A. Schumpeter, “Capitalism, Socialism anbd Democracy”, 1942).

Sobre Pireneé se montan los que sostienen que en realidad es el siglo XII cuando surge el capitalismo europeo, de mano de las cruzadas (la Primera, 1096-99; la Novena, 1271-72) y el auge de las repúblicas marítimas italianas de Génova (1097, Compagna Communis) y Venecia (1082, Tratado con Bizancio), con la adopción de las innovaciones financieros árabes -no olvidemos el uso del papel, los números arábigos, cheques, vidrio, etc.

La hipótesis de Sombart es algo más tardía y nos habla de un proceso que habría arrancado con el Renacimiento, hacia 1350 D.C., y finaliza con la revolución Industrial circa 1760 (Vol I de “El Capitalismo Moderno”) que llama Frühkapitalismus o capitalismo temprano -lo que ahora se define como “proto-capitalismo- , seguido por el Hochkapitalismus o Alto Capitalismo que termina con la Primera Guerra Mundial en 1914 (Vol. II) y finalmente el Spatkapitalismus (Vol. III) o Capitalismo Tardío, que es el que viviríamos desde entonces.

Otros autores, como L. Neal & J.G. Williamsom (“The Cambridge History of Capitalism”, 2014) sostienen que en realidad el capitalismo surgió aún más tarde, con el mercantilismo del siglo XVI o que fue un derivado de la revolución industrial 1760-1840 (E. Howbsbawm , “The Age of Capital”, 1975).

Marx y el origen del capitalismo

En un artículo en el New York Daily Tribune de 1853, en Fromen (1857-58), en el prefacio “Grundiesse. Una contribución a la crítica de la economía política” (1859) y en la sección 4, del primer tomo de la primera edición de “Das Kapital” (1867), Karl Marx habla de un “Modo Asiático de Producción”, como el sistema socioeconómico que prevalecía en las sociedades orientales -incluye a Egipto-, que se encontraban estancadas desde siempre y donde no existía la lucha de clases.

Los defensores de Marx dicen que apareció nueva evidencia que le demostró estar equivocado -pero no elaboró una teoría con ello-; que tenía temor al enojo de los socialistas orientales ya que esta tesis coartaba cualquier idea de revolución y que la tesis terminada justificado en colonialismo europeo.

Mas allá de esto, la realidad es que su idea de un “Modo Asiático” no cuadraba con la idea del Materialismo Histórico y la evolución universal de las etapas de los medios de producción (Comunismo Primitivo, Esclavismo, Feudalismo, Capitalismo y finalmente, Comunismo), así que como no podía explicar lo que pasaba, a partir de la segunda edición -más allá de alguna referencia a Rusia o los poblados de la India- prefirió ignorar la cuestión asiática y no habló más del tema.

Lo malo es que con esto de circunscribir la evolución del capitalismo solo a Occidente (no da una fecha, ya que lo ve como un proceso, pero sería alrededor del 1500), Marx terminó influenciando a todos los pensadores que le siguieron, sembrando la idea que el Capitalismo es una creación europea.

Un capitalismo asiático

La cultura Harappa que se desarrolló en el valle del Indus entre el 3300 y el 1900 A.C. presenta muchas características asociadas al capitalismo y no podemos rechazar la idea que fuera una sociedad capitalista (si no voy más allá, es porque su idioma aun no ha podido ser interpretado).

Mas cerca nuestro, tenemos el periodo Post Maruyano en la India (200-300 A.C.), con la presencia de banqueros, letras de cambio (“hundis”), moneda, leyes regulando el mercado (el Arthashastra), comercio con el Imperio Romano, etc., y la “Era Dorada” del Periodo Gupta (320 a 550 D.C.), donde el Kamasutra o los relatos de Faxian describen una economía urbana pujante de mercaderes y artesanos.

En China la evidencia más antigua sobre prácticas capitalistas surge durante el Periodo de los Estados Guerreros y la Dinastía Quin (475-206 A.C.), en especial luego del año 300 A.C. tras las reformas de Shan Yang.

Durante la dinastía Han, hasta el 220 D.C., con la apertura de la Ruta de la Seda hacia occidente, la actividad capitalista es mucho más evidente, al punto que “Los discursos de la Sal y el Hierro”, del 81 A.C. registra los debates entre los académicos Confucianos favoreciendo el “laissez-faire” (obvio que no con estos términos) y los “modernistas”, que favorecían los monopolios estatales.

Para el 618-907 D.C., con “Era de Oro” de la Dinastía Tang el 10% de la población ya vive centros urbanos, que se especializan en la manufactura de distintos productos (500 años antes que se viviera este fenómeno en Europa) y tenemos todas las características de centros capitalistas en ciudades como Chang´an o Luoyang.

El animal de infinitos colores

Si nos atenemos a las cinco características básicas que mencionamos, tenemos prueba escrita que el capitalismo existe desde hace al menos 5000 años y una fuerte evidencia arqueológica desde hace 7500 (no sabemos si los grafos de la cultura Vinka son solo símbolos o una verdadera escritura).

En la actualidad tenemos un capitalismo prebendario (Rusia, Argentina), estatal (China), de libre mercado (Hong Kong antes de la anexión a China), coordinado (Alemania, Japón), de bienestar (Suecia), corporativo (multinacionales), comercial (la liga Hanseática), monopolista (EE.UU. antes de la “Gilded Age”), agrario (Nueva Zelanda), del pueblo (Yugoeslavia), digital (Google, Amazon), mixto (India, Canadá), islámico (Malasia), Anarco (como dice querer imponer J.Milei), Keyneseano, etc.

El problema es que más allá de estas cinco características, la realidad es que -con la definición que se quiera- ninguna economía es “puramente capitalista” (de hecho, bajo algunos aspectos China sería mucho más capitalista que los EE.UU.)

Son diferentes, pero a todas se las considera sociedades fundamentalmente capitalistas. Aceptar que hoy pueden coexistir variantes tan disimiles e incluso extremas, definiéndolas como capitalistas, torna totalmente inconsistente la idea de pensar y definir a las formas antiguas de capitalismo como que no fueran capitalistas.

Hasta 1952, los norteamericanos de ascendencia oriental no podían votar en los EE.UU., y no fue hasta 1965 que se eliminaron las restricciones a los negros (las mujeres arrancaron en 1920 -en Inglaterra en 1928, en Argentina en 1951- y los indígenas en 1947), mientras en Suiza no fue hasta octubre de 1971 que las mujeres tuvieron el derecho a voto.

A nadie se le ocurre negarle su status de democracias o definir la situación de estos países en los años 60´s y 70´s -en los cuales más del 10% y el 50% de la población adulta no podía votar- como “proto-democracias”, sin embargo, se le suele negar el status de “capitalismo” a las formas capitalistas antiguas, que exhiben desviaciones muchos menos aberrantes frente a la definición a los modelos actuales que lo que tuvieron “las democracias” en la primera mitad del siglo XX, frente a las democracias actuales.

Esto tendría que ver con la base marxista de la concepción antropológica e historiográfica del capitalismo, como parte de un proceso histórico. Tener que reconocer las estructuras antiguas como capitalistas pone en duda o derriba la base de todas estas las teorías, así que la respuesta ha sido “jugar” con la definición del capitalismo para no llamar a las cosas por su nombre, apelando a eufemismos como la idea de un “proto-capitalismo” o similares y sino, en un extremo como hizo Marx, directamente ignorar la evidencia.

¿Existe el capitalismo?

Lo que todo esto refleja es que no tenemos una definición única e inequívoca sobre que es el capitalismo y que ellas no solo son disimiles, sino que muchas veces contrapuestas.

Esto no es solo una cuestión de ideología, sino que cada disciplina apunta a distintos aspectos: mientras los economistas pueden priorizar la existencia de la propiedad privada y el funcionamiento de los mercados, los sociólogos lo hacen a la estructura de la sociedad y la cultura, mientras los teóricos nos hablarán de la dinámica de clases. En tanto unos parten de la base que el capitalismo es “liberador” de las energías y potencialidades de la gente y la sociedad, otros hacen foco en la desigualdad y la explotación de las personas o grupos sociales.

De lo poco que podemos decir entonces con certeza es que, más allá de las definiciones, el capitalismo viene acompañando el desarrollo de la humanidad hace milenios, que no se originó en un solo lugar, que muy posiblemente evolucionó antes en Eurasia y Asia qué en occidente y que, como las brujas, tal vez “EL CAPITALISMO” no existe, pero que lo hay, lo hay.

Un buen judío no hace un buen economista

El 30 de agosto de 2021, como precandidato a legislador Javier Milei declaró a un medio local: “no soy judío, pero soy un fanático de Israel, tengo una admiración profunda. Soy católico y todos los días me arrodillo frente a un judío”.

En agosto de 2023, durante una entrevista con el diario El País hablando sobre por qué demoraba su conversión al judaísmo: “Si soy presidente y cae Sabbat, ¿qué hago? ¿Te vas a desconectar del país desde la primera estrella del viernes a la primera del sábado? Hay algunas cuestiones que lo harían incompatibles”.

En un reportaje del 7 de septiembre de la revista “The Economist” a la pregunta sobre su religión: Si. Digamos, Yo estudie durante 12 años en una escuela católica. Pero actualmente mi asesor espiritual es un rabino. Y tengo una gran afinidad con el estudio de la Torah”; (¿Y porque está interesado en el judaísmo?) “Bueno, lo primero que hay que entender cuando se hacen estas preguntas es: Jesús fue un judío. así que recibió el mismo entrenamiento….

El 28 de enero del año pasado volvió sobre el tema de su conversión, en una entrevista con el WSJ: “es algo que tiene que ver con mi vida espiritual y por la gran cantidad de conocimientos que conseguí de estudiar, por ejemplo, la Torah (justificó otra vez la demora con el Sabbat).

Si bien formalmente su conversión en la Argentina sería cuando menos cuestionable, la afinidad y las muestras de simpatía de nuestro Presidente por con el judaísmo son innumerables y hablan de su dimensión espiritual.

Esto, sin embargo, no justifica de ninguna manera sostener que la raíz del capitalismo es Judeo-Cristiana.

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