En 2017, después de un profundo trabajo de investigación, nació Bond, una compañía que desarrolla gafas de lectura y de sol a partir de desechos de plástico. Con su misión en el nombre –significa “vínculo”, en inglés–, el proyecto busca trazar una relación entre la comunidad y el medio ambiente. “Las gafas nos parecían un símbolo para empezar a ver las cosas de otra manera. Desarrollamos un producto que generara cero desperdicios en un proceso 100% circular”, cuenta Malcolm Rendle, su creador.
Día Mundial del Reciclaje: la historia de Bond, la empresa que fabrica productos con desechos plásticos
"Las gafas nos parecían un símbolo para empezar a ver las cosas de otra manera. Desarrollamos un producto que generara cero desperdicios en un proceso 100% circular", cuenta Malcolm Rendle, su creador.
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Con una botella de plástico se puede fabricar un par de gafas: para obtener el material, el emprendimiento organiza recolecciones de desechos en la vera del Río de la Plata, además de recibir plástico en sus puntos de venta como forma de pago de sus productos. El plástico es triturado, lavado y transformado en pellets que luego, con un proceso de inyección, ingresa en las matrices que fabrican marcos de gafas de sol o lectura 100% sustentables con una leyenda en las patillas que explica al usuario su origen.
Pero el objetivo va más allá: hasta ahora llevan reciclados 35.000 kilos de plástico. “Si solo recolectáramos el material necesario para elaborar nuestros productos, nos quedaríamos con un sabor amargo. Desde el comienzo nos enfocamos en reciclar la mayor cantidad de desechos posibles”, cuenta Rendle. En 2021, proyectan fabricar 10.000 gafas por mes para abastecer tanto al mercado local como internacional.
El proyecto comenzó con una inversión inicial de u$s20.000 para el desarrollo, la puesta en marcha y la primera prueba de mercado. Al ver que el producto tenía muy buena salida, se realizó un aporte de capital adicional de u$s180.000 destinado a mejorar procesos, capital de trabajo, estructura y marketing. Durante 2020, la compañía abrió sus nuevas oficinas en San Isidro, Casa Bond, ubicada en San Isidro, en donde unificó todas las áreas de trabajo.
“El año pasado fue un desafío, no sabíamos que iba a pasar. Pero en ese tiempo muchas personas abrieron los ojos con respecto a la contaminación ambiental y comenzaron a cambiar hábitos. De esta manera, la propuesta cobró más vuelo: nos dimos cuenta de que nuestros clientes eligen lo que hacemos no sólo por el producto en sí, sino por cómo está fabricado”, explica Rendle.
En la actualidad, el porfolio del emprendimiento ofrece 160 modelos de gafas, en los que se destaca el diseño oversize, con líneas rectas y un estilo más marcado. Para la próxima colección de verano, que se presentará pronto, la marca apunta a sumar nuevas combinaciones de colores y cristales claros para las gafas de sol, mientras que para las de lectura incorporará cristales Blue Cut, que protegen los ojos frente a la exposición a pantallas.
En una nueva etapa de expansión, apuntando siempre a no generar desperdicios, desarrolló la unidad BONDEco. Las gafas son fabricadas con plástico 100% reciclado, y a su vez pueden volver a reciclarse. Después de 10 ciclos, el material comienza a perder cualidades para este tipo de productos, pero puede aprovecharse para elaborar camperas, desarrolladas dentro de la línea "Bond Wear". Pero esa etapa también tiene una caducidad.
“La política de la empresa es y será siempre no generar desperdicios. Ese fue el puntapié para incursionar en el segmento de decoración y construcción con el terrazo sustentable: esta novedad, que reemplaza el mármol por todo tipo de plástico triturado, puede ser utilizado como revestimiento de paredes, mesadas y pisos, entre otras superficies”, cuenta Rendle.
Para elaborar terrazo sustentable, se utilizan aproximadamente 10 kilos de plástico reciclado por metro cuadrado del producto final. De esta manera, se reemplaza la carga de mármol del terrazo tradicional por el plástico que la empresa recolecta y tritura.
Asimismo, cuenta con un catálogo de placas de terrazo sustentable, pero también brinda la posibilidad de que el cliente se involucre con el proceso, desde la recolección y aporte de los propios residuos plásticos domiciliarios hasta la personalización del color y las medidas de la pieza. Una vez elaborado en la sede principal que la compañía tiene en San Isidro, el producto se envía terminado a domicilio.
En el corto plazo, la empresa continúa con el desarrollo de sus unidades, siempre siguiendo las prácticas de sustentabilidad y concientización sobre la problemática medioambiental. “Lamentablemente, los plásticos de un solo uso siguen fabricándose y por consiguiente se sigue consumiendo; en 2020, de hecho, recibimos más desechos plásticos que el año anterior. Lo bueno es que vemos que cada vez más personas adoptan la separación y reciclaje de plásticos como hábito, por lo que esperamos que el próximo paso sea reducir su consumo”, asegura.
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