En los primeros seis meses de su gestión el presidente de la República Argentina, Javier Gerardo Milei, ha logrado lo que pocos presidentes argentinos lograron previamente, una presencia internacional mediática, y ser referencia de foros y tertulias político/económicas de otras naciones, que normalmente no prestarían atención a nuestro país. Usando una categoría que corresponde a otro género, podríamos decir que Milei se ha convertido en un sujeto de influencias.
Adherir al hegemonismo, una penosa elección en política exterior
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Y esto llama la atención en algunos sectores y medios que son la expresión tal vez más seria de los intereses nacionales de los Estados Unidos de América. Es decir, examinar como es visto Javier Milei desde esa perspectiva, nos permite tomar nota del alineamiento exterior de la Argentina respecto de los diversos hegemonismos que en este momento pujan en el escenario mundial.
En una reciente nota en la publicación de análisis político económico y militar The National Interest, la bajada del título dice: "El presidente Javier Milei ha virado la política exterior Argentina en una dirección pro americana, pro OTAN". Y señala la nota que esto ha posicionado a la Argentina como un aliado clave en la seguridad regional del hemisferio occidental, siguiendo el giro que ya le habría dado el expresidente Carlos Saúl Menem, con su política de alineamiento automático con los intereses estadounidenses. Y da particular importancia al alineamiento con la OTAN, al señalar que: "Convertirse en un Miembro Global de la OTAN, al igual que Colombia, es un estatus oficial de la OTAN (a diferencia del estatus de Aliado extra-OTAN, que sólo confiere beneficios provenientes de los Estados Unidos) y permitirá a Argentina participar en una amplia gama de actividades de la OTAN en áreas críticas como la ciberdefensa, el contraterrorismo y la no proliferación, además de unirse potencialmente a las operaciones militares de la OTAN si las Fuerzas Armadas de Argentina recuperan sus capacidades operativas completas".
La nota celebra esta situación, que se trata de una radicalización de la unión que había logrado el presidente Carlos Saúl Menem cuando la Argentina pasó a ser Aliado extra OTAN. Ahora, se trata virtualmente de un ingreso formal en la alianza del Atlántico Norte, lo que podría incluir las obligaciones que este tratado le impone a sus miembros es decir la obligación de mutua de defensa ante una agresión exterior.
Una mera observación del mapa muestra que la Argentina es una nación del Atlántico Sur. Y esto no es una obviedad geográfica, sino que permite entender que la comunidad de intereses externos de la República Argentina, que incluye los recursos pesqueros y naturales del Atlántico Sur, la cuestión antártica, y los flujos comerciales hacia la zona Asia Pacífico, no tiene absolutamente nada que ver ni con la historia ni con el presente de la dinámica política europea y del Atlántico Norte.
Y si a esto agregamos la posible entrega de armamento argentino al gobierno ucraniano, el panorama se complica enormemente para nuestra política exterior. Se trata de abandonar una posición latinoamericanista que privilegia los lazos políticos y económicos del hemisferio sur para entrar en una alianza y una geografía que no es totalmente ajenas, y que hoy es una alianza beligerante en un conflicto que en parte ha sido instigado por las propias políticas hegemónicas de la alianza atlántica.
Asumir el rol de miembro global de la OTAN como señala el artículo es un riesgo extremo para nuestra nación sin ningún beneficio real que podamos tomar. El único beneficio posible es el rearme de nuestras fuerzas armadas, un rearme con chatarra europea y a su vez orientado hacia la interoperabilidad con los sistemas de defensa de la OTAN, para que nuestras fuerzas armadas puedan incorporarse a un conflicto que no está en ningún escenario potencial de riesgo de nuestra nación.
Es necesario que las fuerzas políticas hagan el mayor esfuerzo posible para impedir tan gravosa adhesión, que entra en conflicto con toda la tradición de neutralidad activa que ha honrado a nuestra nación.
Magíster en Comunicación, Cultura y Discursos Mediáticos. (UNLAM). Licenciado en Comunicación Social (UNLAM). Profesor en Historia. Escritor. Libro publicado "Fake News: Toda noticia es falsa hasta que se demuestre lo contrario"
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