Avances y desafíos en la era de los vehículos eléctricos e híbridos

Los autos eléctricos y los híbridos ya no son una promesa futurista: son una realidad que se expande en gran parte del mundo. Sin embargo, en Argentina, la transición avanza más lento y plantea desafíos propios.

 Los híbridos se perfilan como la opción más viable para el corto plazo, por su autonomía extendida y menor dependencia de infraestructura.

 Los híbridos se perfilan como la opción más viable para el corto plazo, por su autonomía extendida y menor dependencia de infraestructura.

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Desde el sector de los lubricantes, somos testigos directos del cambio que atraviesa la industria automotriz global. La electrificación de la movilidad no solo transforma los motores, sino que redefine tecnologías, hábitos y desafíos logísticos.

Por décadas, el motor a combustión reinó sin rivales. Pero en los últimos años, esa hegemonía comenzó a resquebrajarse ante la llegada de nuevas tecnologías de motorización más limpias. Los autos eléctricos y los híbridos ya no son una promesa futurista: son una realidad que se expande en gran parte del mundo. Sin embargo, en Argentina, la transición avanza más lento y plantea desafíos propios.

En 2024, las ventas globales de autos eléctricos superaron los 14 millones de unidades, lideradas por China, Europa y Estados Unidos. El crecimiento fue del 35% respecto a 2023, según datos de la Agencia Internacional de Energía. Mientras tanto, los híbridos ganan terreno como una alternativa intermedia: permiten reducir el consumo de combustible y las emisiones sin depender exclusivamente de la infraestructura de carga eléctrica, aún limitada en muchos países.

Sumado a este último punto, los vehículos puramente eléctricos plantean algunos interrogantes: la inflamabilidad de la batería ante una colisión, la limitación para circular por caminos parcialmente inundados, el costo y tiempo de carga de la batería, la depreciación del valor del rodado por el agotamiento de la batería, que representa un 40% del valor total de la unidad, entre otras cuestiones. Incluso algunos especialistas se plantean si verdaderamente es una opción más limpia, considerando que en muchos lugares la energía eléctrica es generada a través de centrales térmicas convencionales que utilizan combustibles fósiles.

La Unión Europea ya fijó una fecha concreta: a partir de 2035 no se podrán vender vehículos nuevos de combustión interna en territorio comunitario ni podrán circular por las grandes urbes. El mensaje es claro: el motor tradicional tiene fecha de vencimiento. Aunque no se logre el objetivo sin dudas la tendencia va en ese sentido.

En Argentina, el panorama es más complejo. Aunque el parque automotor con tecnologías limpias sigue siendo marginal —menos del 2% del total en circulación—, se observa también una tendencia creciente. En 2024 se patentaron 14.175 vehículos híbridos o eléctricos, un récord para el país, pero todavía lejos del promedio regional.

El camino hacia una movilidad más sustentable está condicionado, en un futuro inmediato, por varios factores: el costo de los vehículos, la falta de incentivos fiscales sostenidos, la escasa red de cargadores eléctricos —que hoy no supera los 300 puntos en todo el país— y una situación económica que limita la capacidad de consumo.

Aun así, hay signos de cambio: este año se estableció una alícuota del 0% en el Derecho de Importación Extrazona para estos vehículos, una política que busca incentivar la disponibilidad de tecnologías limpias en el mercado local y fomentar su adopción. Para este año se espera que la venta de vehículos híbridos y eléctricos alcance las 50.000 unidades. Sin embargo, estas medidas han generado debates en el sector industrial.

Entonces, ¿qué deparará el futuro para Argentina? Los híbridos se perfilan como la opción más viable para el corto plazo, por su autonomía extendida y menor dependencia de infraestructura. A largo plazo, los eléctricos puros serán inevitables, empujados por la presión ambiental global y la evolución tecnológica.

El verdadero desafío, entonces, no sólo es técnico: también es político, económico y estratégico. La movilidad sustentable exige decisiones firmes: inversión en infraestructura, estímulos para la producción local y el acompañamiento al consumidor en esta transición.

El futuro no espera. La decisión no es si vamos a cambiar, sino cuán rápido estamos dispuestos a hacerlo. Y el motor del cambio ya está en marcha.

Marketing Manager Southern & Western Americas - PETRONAS Lubricants International

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