1 de junio 2024 - 00:00

Comedores cerebros: sobre la importancia de una buena alimentación

Hoy los comedores funcionan porque los que los atienden ponen el cuerpo, ponen voluntad para sostener algo insostenible y porque todavía hay gestos solidarios.

Comedores sin alimentos. La pobreza opera como acta de defunción anticipada, afecta capacidades cognitivas y por ende hay mayor probabilidad de fracaso escolar.  
Comedores sin alimentos. La pobreza opera como acta de defunción anticipada, afecta capacidades cognitivas y por ende hay mayor probabilidad de fracaso escolar.  

Convengamos que quien pone un comedor o merendero no es alguien que dice “qué copado, qué bien emprendimiento” porque lo que está en juego, lo que esa persona o ONG acerca a la gente es ni más ni menos que un plato de comida. Y el panorama en los comedores y merenderos es acuciante desde que empezó el gobierno de Javier Milei.

Los fondos de Nación no llegan, tampoco el financiamiento a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) para asistencia a personas en situación vulnerable. Paralelamente las necesidades crecen, se multiplican.

Hoy los comedores funcionan porque los que los atienden ponen el cuerpo, ponen voluntad para sostener algo insostenible y porque todavía hay gestos solidarios, aunque cada vez más pequeños y reciben donaciones de vecinos, de algún comerciante o supermercado.

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Obviamente los comercios venden cada vez menos, entonces las donaciones también son menores. En ocasiones el Estado Municipal o Provincial se hace presente, hay convenios, pero no olvidemos que el Gobierno de Javier Milei también tiene con la soga al cuello a nivel financiero por la política del gobierno Nacional.

Recordemos: el Gobierno interrumpió la asistencia a comedores, ayer la ministra Petovello presentó una denuncia asegurando que existen serias irregularidades en el registro de comedores… Pruebas, ministra, pruebas…

Además, congeló el programa Potenciar Trabajo que muchas veces servía para las colectas para comprar comida y suspendió a 200.000 trabajadoras de comedores comunitarios que recibían un plus de ingreso por la Ley Ramona.

No hay entrega alimentos

Las personas de los barrios populares la están pasando mal, abandono y desamparo, de hecho, hay comedores que ya no pueden funcionar todos los días…

Sabemos que son perversos, sabíamos lo que se venía, pero con la comida no se jode…

¡¡¡Hasta acá Política, y de la perversa!!! De la que aniquila…

Y después de escuchar al Padre Nacho, de hablar con personas que están al frente de comedores y hasta con empresarios a los que también la están peleando y sus donaciones se han achicado, ¡¡¡la Psicología debe levantar la voz!!!

Lo que está pasando es muy grave, la realidad es cruel, y para quienes no nos hacemos los “otarios”, y nos estamos atrás de un escritorio vigilando que el Excel salga perfecto, sino que estamos en la calle viendo lo que pasa es un deber hablar del tema.

Me parece que hay que espabilar y salir de la indiferencia y el letargo.

¿Qué relación hay entre la alimentación y el cerebro? ¿Quiénes son los “desnutridos emocionales”?

En nuestro país la pobreza y la indigencia según el informe del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina alcanza al 57,4%, estamos hablando del mes de enero

Devaluación, disparada de precios de la canasta, inflación, sí, porque las cosas siguen aumentando, la pérdida del poder de consumo por el impacto en los salarios es el combo letal para la nutrición, para la crianza…

Y ya sé que muchos dirán la herencia recibida y una larga lista de etc… pero duele, conmociona y desgarra saber que la mitad de nosotros, porque somos nosotros, se alimente en un comedor…

Me acuerdo cuando la gobernadora María Eugenia Vidal dio la orden de contar las galletitas en los comedores escolares, ante esta panorama y ante la orden de Petovello ya lo creo que es Heidi.

A la Psicología esto le suena y le resuena, y digo ¿al resto?

¿Debería hacernos ruido? ¿Debería llamar la atención? ¿Cómo garantizar desarrollo y aprendizajes cuando lo que suenan “son las tripas de los chicos”?

Quienes accedemos a imágenes y estudios de resonancia magnética en las que se pueden comparar las diferencias entre recién nacidos en hogares con mayor y menor poder adquisitivo, advertimos las diferencias: los más desfavorecidos presentan hasta un 10% menos de materia gris.

La pobreza opera como acta de defunción anticipada, afecta capacidades cognitivas y por ende hay mayor probabilidad de fracaso escolar. A su vez, impacta en el desarrollo físico por el déficit alimentario y también genera desorden emocional.

La deprivación no solo garantiza “delgadez” o el “abdomen abultado” por la ingesta de carbohidratos, sino que como asegura Eldar Shafir, psicólogo, especialista en Ciencias del Comportamiento y Políticas Públicas, equivale a poseer menos espacio cognitivo que permita pensar y concentrarse, ya que la mente está “ocupada” por otras preocupaciones: subsistir.

Raciones escasas, falta de cuidados, carencia de estímulos, condicionan y afectan el cerebro certificando el debilitamiento y hasta la desaparición de circuitos y conexiones neuronales para procesar información, que cuando persiste favorece al estrechamiento de la corteza cerebral.

Que la pobreza afecta el cerebro ya no caben dudas, pero me pregunto: ¿Quién tiene el cerebro más afectado? ¿Quién está más desnutrido emocionalmente?

Seguramente los que tienen “la panza llena”, los que tienen mayor grado de responsabilidad y de poder, los y las que mandando a “cerrar comedores” y enarbolando la bandera del déficit cero, se defecan en la gente.

Dra en Psicología, Mg en Marketing político, Docente y Periodista. @rizzoguille

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