El 18 de septiembre se conmemora el Día internacional por la Igualdad Salarial, una fecha que tiene el objetivo de visibilizar las desigualdades estructurales que, en materia económica, enfrentan las mujeres y personas de la comunidad LGBTIQ+.
Día por la Igualdad Salarial: cuál es la situación actual en la Argentina y cómo achicar la brecha
La efeméride busca visibilizar las desigualdades estructurales de la sociedad. División sexual del trabajo y construcción social del género.
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En nuestro país, los números son claros. En el 2022 la brecha salarial de género era -en promedio- de 28% (Ministerio de Economía). Esta diferencia tiene múltiples explicaciones. Según Carolina Villanueva, directora y co-fundadora de Grow-género y trabajo, “la brecha responde a que los varones trabajan más que las mujeres, a que trabajan más horas y a que trabajan en empleos de mejor calidad y en sectores más dinámicos de la economía”.
División sexual del trabajo
Al día de hoy, pese a los avances en las últimas décadas en materia de inserción laboral de las mujeres, las tareas domésticas y de cuidado siguen recayendo en mayor medida sobre ellas. Según datos del Indec, las mujeres dedican -en promedio- más de 3 horas por día que los varones a estas tareas (Indec 2021). Tiempo que no pueden dedicar a trabajos remunerados.
Esta división sexual del trabajo también se replica en las áreas de inserción laboral. Decíamos anteriormente que en las últimas décadas han habido avances en lo que respecta a la participación laboral de las mujeres: hoy ronda el 50%, según datos del Indec (2022). Pero esa participación se concentra en determinadas áreas: las mujeres representan el 96% del personal de trabajo doméstico, el 72% del de enseñanza, y el 68% del personal de salud (EPH 2022). Sectores vinculados al cuidado, con altos índices de informalidad -particularmente el servicio doméstico-, precarización laboral y bajos salarios. Por el contrario, si analizamos lo que sucede en las áreas más dinámicas y con mayores ingresos, las mujeres son minoría. Como ejemplo, tenemos el caso de la industria del software, en la que solo representan el 30% (Cessi 2020).
Por último, está el factor techo de cristal. En nuestro país, las mujeres ocupan el 26% de las jefaturas y el 31% de las direcciones, aunque representan casi la mitad de los puestos asalariados. Estereotipos que vinculan al liderazgo con características supuestamente “masculinas”, o la interrupción, por parte de muchas mujeres, de carreras profesionales para la realización de las tareas domésticas de las que hablábamos al comienzo -lo que se conoce como escaleras rotas- son algunos de los factores que explican estos números.
Construcción social del género
Todas estas explicaciones tienen un origen común: la asignación de determinadas características -y por consiguiente, tareas, roles, responsabilidades- a partir del género. Si las mujeres son, al día de hoy, las principales responsables de las tareas de cuidado, si se insertan en trabajos con bajos ingresos, y si no acceden a los puestos jerárquicos, difícilmente puedan alcanzar los ingresos de los varones. Para achicar esa brecha es necesario modificar todas esas realidades.
Desde Grow-género y trabajo acompañamos a las organizaciones en su transformación en cada uno de estos sentidos. Para que puedan desarrollar políticas de ingreso y promoción, donde el género no opere como barrera, y sean un aporte a la construcción de una sociedad más igualitaria.
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