26 de enero 2021 - 00:00

¿Hay dólares para un "go" electoral?

Podemos enfrentarnos nuevamente en 2021 a un escenario de restricción al crecimiento por escasez de divisas.

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Gentileza: Ep mundo

¿Qué margen cuenta el país para sostener un proceso de crecimiento, diversificando y ampliando capacidades productivas a la par que se transforman las condiciones de vida? O más modestamente, ¿hay dólares suficientes como para una reactivación económica electoral? Desde la tradición heterodoxa se ha señalado históricamente la relevancia de la escasez de divisas como el principal condicionante de estos procesos. De allí surgió la famosa expresión del “stop & go” para explicar el comportamiento cíclico de la economía. Al menos durante la vigencia de estos ciclos, tuvimos la oportunidad de tener algún “go” después del “stop”.

Nuestra visión es que, aún viniendo del “stop” más grande en términos históricos por los últimos tres años de recesión, podemos enfrentarnos nuevamente en 2021 a un escenario de restricción al crecimiento por escasez de divisas. En ese contexto, una reactivación electoral será a costa de un mercado de divisas en permanente tensión, que aleja las chances de transformar el despegue coyuntural en un proceso de crecimiento de mediano plazo.

El reducido margen de maniobra en el frente externo se origina en un magro resultado comercial de aproximadamente u$s 13.000 millones en 2020 y con el crecimiento esperado para 2021, dadas la administración actual para el comercio exterior, se reducirá a u$s 10.000 millones Con ese saldo debe financiarse los 200 millones de dólares mensuales para la compra minorista, el monto en el que se estabilizó esta variable a partir de los controles de octubre. El saldo comercial también debe cubrir el pago de deudas del sector privado, que nubló parte del exitoso canje de la deuda pública, al demandar u$s 7.000 millones en 2020 para la cancelación de préstamos financieros, títulos y líneas de crédito. La expectativa de los funcionarios de economía es que esos cancelamientos anticipados dejen un margen de divisas para 2021. Sin embargo, la práctica de fugar divisas por la vía de la cancelación de autopréstamos, pone en duda el realismo de aquella esperanza. Otra mención aparte es el pago al Club de París por u$s 2.400 millones que cae en el mes de mayo y el primer pago comprometido con el FMI por el acuerdo stand-by que debería realizarse en el mes de septiembre por u$S 1.900 millONES.

¿Por qué no se acumularon dólares durante el stop de 2018-20? Esto se debe a un proceso estructural qué es la dolarización del excedente financiero generado en la economía local. Con incentivos nulos o muy débiles para el ahorro en moneda local y sin alternativas tentadoras en la economía real para canalizar esos excedentes, su destino inmediato es la moneda extranjera. La versión más difundida de este fenómeno es la fuga de capitales que se comió las divisas del endeudamiento del Estado en la gestión Cambiemos. Pero también, como se vio en el transcurso del 2020, otros mecanismos pueden emplearse generando el mismo resultado sobre las reservas y el tipo de cambio. Adelantamiento de importaciones, pagos anticipados de deudas financieras y comerciales y retraso en la concertación de exportaciones, entre otros, hicieron que haya sido muy difícil para el banco central acumular reservas a pesar de tener una importante caída en la actividad y un dólar que no se retrasó en términos reales durante todo el año e inclusive aceleró su ritmo de depreciación desde diciembre.

Todas estas estrategias alternativas de fuga no tardan en aparecer cuando, como consecuencia de los controles cambiarios, surgen distintos tipos de cambio y la “brecha” entre un tipo de cambio oficial y las distintas variantes de dólares paralelos. La gestión económica cuenta con herramientas para administrar esa brecha que tardaron en emplearse, aún contando con un experimentado equipo de gestión en materia de controles cambiarios. Más allá de los errores de gestión, la brecha es una expresión de un proceso más amplio de extranjerización de excedentes que se inscribe en una coyuntura de mayor dependencia financiera que hace más bruscos y disruptivos los períodos de “stop” mientras que limita todavía más los procesos de “go”. En la medida que los controles se implementan a destiempo, los incentivos para el ahorro estimulen su dolarización, la economía real tenga muy poco atractivo para la inversión productiva y el BCRA no tenga margen para vender divisas de forma sostenida, la debilidad externa va a seguir condicionando las posibilidades de crecimiento aún en el corto plazo.

(*) Director CESO.

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