21 de octubre 2020 - 10:13

El dólar blue podría bajar ante el mix de recesión más inflación

La asfixia financiera de las empresas comenzaría a ser muy grande y el dólar blue bajaría, pero no por mayor confianza: las compañías harán necesario recurrir a los ahorros para sortear los problemas financieros.

El dólar blue bajó un peso a $180, tras haber cerrado en su nivel récord, con lo que la brecha con el tipo de cambio oficial se ubicó en el 131,7%, en medio de las fuertes restricciones para acceder al mercado oficial.

El dólar blue bajó un peso a $180, tras haber cerrado en su nivel récord, con lo que la brecha con el tipo de cambio oficial se ubicó en el 131,7%, en medio de las fuertes restricciones para acceder al mercado oficial.

Gentileza: Head Topics

El Gobierno nacional está abocado a subir la tasa de interés para las financiaciones a empresas, corta un recurso muy utilizado por el mercado. Sin financiación muchas empresas tendrán que recurrir a sus ahorros o a la convocatoria de acreedores. El dólar blue podría bajar ante el mix de recesión más inflación.

El escenario económico esta signado por tres efectos que lo modificaron, que se detallan a continuación y que marcan lo que podría ocurrir en los meses venideros.

1) Efecto cuarentena: La cuarentena que comenzó el 19 de marzo produjo en Argentina y en el mundo un colapso productivo, esto implica que las empresas cerraron y su producción se paralizó. Esto afectó el normal abastecimiento de la cadena de suministros. En la actualidad la cadena de suministros alcanzó rápidamente su normalización, los argentinos no desean permanecer en pesos y salen a comprar mercadería como resguardo de valor. La cadena de suministros no tiene reposición, producto de que las industrias no se pusieron al día con la producción de mercadería, lo que genera desabastecimiento y se limita la venta de productos.

2) Efecto clima: El clima le está jugando una mala pasada al país, la siembra de trigo nos alentaba a pensar en una producción de 22 millones de toneladas, los efectos de la sequía nos podrían colocar en una cosecha de 16 millones de toneladas. De cara a la producción de maíz, en la última campaña la producción se ubicó en 50 millones de toneladas, mientras que para la próxima campaña podría reducirse a menos de 45 millones, algo parecido ocurriría con la soja. La economía se juega entre lo escaso y lo abundante, si estos productos son escasos, los precios subirán, y esto afectaría a muchos precios de productos finales en la economía. El clima también impacta en la ganadería vacuna, el rodeo está disminuyendo, las pariciones serían menores a la esperada, y el mix de faena más muertes naturales impactarían en la cantidad de animales en el país. El precio de la carne vacuna podría arbitrar fuerte a la suba.

3) Efecto importaciones: El Gobierno, ante la escasez de dólares, está limitando las importaciones, no todo se fabrica en la Argentina, se aprovecha traer productos del exterior a menor precio que los locales para ser más eficientes. Esto no podría repetirse a futuro, ya que la Argentina está limitando el ingreso de mercadería, que producirla en Argentina saldría más cara, no sería de buena calidad y afectaría al consumo. Alerta de más inflación.

De los tres efectos mencionados, todos nos dejan como resultado escasez de mercadería, eso implica menos oferta de productos. Si la demanda caería menos que la oferta, esto traería como correlato una fuerte suba de precios. Nuestra impresión es que estamos frente a la posibilidad de una suba considerable de precios en los meses de noviembre, diciembre y enero.

A todo esto, le debemos sumar que el Gobierno está pensando en descongelar las tarifas públicas, que hasta el momento eran un ancla importante para los precios. Si sigue con el congelamiento, los precios no subirían en demasía, pero corremos riesgos de quedarnos sin inversiones, ergo no tener energía eléctrica y gas a futuro, con lo cual deberíamos poner dólares para la importación de estos insumos básicos. Como se observa, estamos en un escenario de manta corta.

Respecto al presupuesto público, la Argentina en el mes de septiembre mostró un déficit fiscal primario de $167.000 millones. El 90% de este déficit está constituido por los gastos en IFE, ATP y subsidio de energía eléctrica más gas. Sin estos subsidios tendríamos equilibrio fiscal, por ende, si firmamos un acuerdo con el FMI, es muy probable que se trabaje para eliminarlos. La única forma de que la eliminación de subsidios no genere un impacto negativo en la sociedad es que Argentina lance un plan para que lleguen fuertes inversiones al país.

El Gobierno presentará incentivos para la construcción a través de un blanqueo de capitales para asignar a este rubro. En verdad se llamaría bloqueo fiscal, ya que les permite a los inversores desembolsar dinero negro o informal, después de pagar un impuesto que va del 5% al 25% anual, según el momento en que se realice el desembolso, podrían sumarse beneficios ligados a los impuestos Bienes Personales y Ganancias, no por el lado de su eliminación, en cambio el beneficio operaría por el lado de la postergación de los mismos.

Conclusiones

  • La economía argentina deberá convivir con escasez de productos hasta que se restablezca la producción industrial y se cubra el bache productivo que se generó por la cuarentena. Daría la impresión que volver a niveles de producción que puede absorber el mercado nos llevaría un buen tiempo, y la cadena de suministros podría estar abastecida en forma satisfactoria a mediados del segundo semestre del año 2021.

  • En materia de granos la situación es más compleja, la cosecha de trigo, maíz y soja 2020/21 será escasa, y venimos con stocks muy bajos. Restablecer un flujo de cantidades que nos dejen satisfechos nos llevará dos años, ya que necesitaríamos una excelente cosecha 2021/22 para poder tener las cantidades necesarias para abastecer holgadamente el mercado local.

  • El problema de las importaciones estaría ligado a las exportaciones, hasta no tener un año con fuerte ingreso de dólares, las importaciones estarían limitadas. Bajo este escenario, la importación podría recuperarse luego de una buena cosecha, con lo cual el sector debería sobrellevar demasiadas penurias hasta el segundo semestre del año 2022, siempre y cuando la cosecha de ese año sea exitosa.

  • Estas restricciones podrían ser salvadas si Argentina es receptora de fuertes inversiones, algo que no aparece en el escenario inmediato, ya que el gobierno parte de la premisa que los problemas económicos del país se deben arreglar sacándole dinero al stock de capital invertido, no seduciendo al capital para que lleguen inversiones nuevas al país. Todos conocemos la frase de un alto funcionario de gobierno que dijo “la baja de impuestos no dio resultados”.

  • La única forma que tenemos de lograr equilibrio fiscal es bajando el gasto público, reduciendo subsidios económicos y planes sociales, esto no lo hará el gobierno nacional. Ingresaremos en una dinámica de déficit fiscal, financiado por endeudamiento o emisión que nos llevará a un escenario inflacionario o de contracción económica. Tampoco podemos descartar un mix de ambos escenarios, estancamiento con inflación.

  • En el corto plazo el Gobierno colocaría una letra en dólares por la que podría llegar a pagar una tasa del 15% anual, igual que el bono que le colocó a Venezuela bajo el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Las tasas en el mercado están subiendo, el cambio de cheque se ubicó entre el 30% y 38% anual. La asfixia financiera de las empresas comenzaría a ser muy grande y el dólar blue bajaría, pero no por mayor confianza: la suba de tasas, recesión y la pérdida de las compañías harán necesario recurrir a los ahorros para sortear los problemas financieros. El que no tenga ahorros, ofrecerá convocatoria de acreedores.

  • Observamos más inflación para los meses que siguen, altas tasas y baja en el dólar blue. La baja del dólar blue no viene por mayor confianza, es más recesión.

(*) Analista económico, financiero y en negocios, conferencista, investigador y consultor privado.

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