La victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses plantea una serie de interrogantes y desafíos para América Latina, y en particular para la Argentina. Las políticas económicas y comerciales de Trump, caracterizadas por un marcado proteccionismo y un enfoque nacionalista, afectan directamente a las economías emergentes y redefinen la estructura de poder global. En este contexto, un segundo mandato de Trump podría representar una mezcla de riesgos y oportunidades para el país, especialmente en áreas clave como el comercio exterior, la política migratoria y los flujos de inversión.
Donald Trump al poder: ¿renovación de oportunidades o nuevos riesgos para la Argentina?
Un segundo mandato de Trump podría representar una mezcla de riesgos y oportunidades para el país, especialmente en áreas clave como el comercio exterior, la política migratoria y los flujos de inversión.
Este breve articulo analiza cómo podrían desarrollarse estos escenarios para Argentina, considerando la alineación incondicional de Milei a los EEUU, y explora si esta relación permitirá al país beneficiarse de un contexto internacional que parece cada vez más volátil y competitivo.
La elección de Trump nos obliga a revisar marcos teóricos sobre la interacción entre políticas proteccionistas y economías emergentes, así como sobre los efectos de políticas monetarias expansivas en un contexto de economías globalizadas. En el ámbito del comercio, teorías como el modelo Heckscher-Ohlin y la teoría de juegos aportan un marco para entender el impacto de los aranceles sobre el equilibrio comercial. En cuanto a los efectos de las políticas monetarias, el análisis de Krugman (2022) y Stiglitz (2021) sobre globalización y desigualdad ayuda a explicar cómo el dólar fuerte y el enfoque fiscal expansionista de Trump podrían afectar a países con alto nivel de endeudamiento en dólares, como Argentina.
Política comercial y proteccionismo
El proteccionismo de Trump ya dejó una marca en el comercio global durante su primer mandato, y su regreso al poder plantea un posible resurgimiento de políticas arancelarias que afectarían las relaciones comerciales de EEUU con sus socios.
La Argentina, siendo una economía dependiente de la exportación de productos agrícolas, podría perjudicarse si la relación con China se ve afectada por el sometimiento que Milei promete hacia la administración Trump. A su vez, un dólar fuerte y la aplicación de aranceles generalizados en la economía estadounidense podría repercutir en una menor demanda global, lo que afectaría directa e indirectamente los precios internacionales de los productos argentinos.
Va a resultar difícil que la simpatía entre Trump y Milei, pueda sortear las limitaciones de los aranceles a través de acuerdos específicos que estimulen las exportaciones nacionales.
Política migratoria y su impacto económico
Una de las propuestas más controvertidas de Trump es la intensificación de los controles migratorios, una medida que afecta a países latinoamericanos con altas tasas de migración a EEUU. En el caso de Argentina, aunque la comunidad migrante en EEUU es menor en comparación con otros países de la región, las remesas y las oportunidades de empleo en el exterior son relevantes. Un endurecimiento en las políticas migratorias limitaría esas oportunidades y reduciría los flujos de remesas, lo que impactaría en el ingreso de capital al país y podría agravar la situación económica interna.
Desde una perspectiva de política exterior, Argentina podría aprovechar la afinidad ideológica entre ambos líderes para obtener mejores condiciones para sus ciudadanos en EE.UU. o, al menos, evitar restricciones severas para sus migrantes.
Dinámica del dólar y política fiscal
La “aspiradora de capitales norteamericana” está en marcha y conlleva la apreciación del dólar en un contexto de políticas fiscales expansivas y tasas de interés restrictivas en EE.UU., que podría tener efectos negativos en la estabilidad del peso argentino. Trump, conocido por su preferencia por políticas fiscales expansivas, podría incidir en una mayor demanda interna y una apreciación adicional del dólar, lo cual afectaría los precios de los commodities y dificultaría las exportaciones argentinas.
Para Argentina, un contexto de dólar fuerte y apreciación de activos estadounidenses representa un desafío: la economía necesitaría un tipo de cambio competitivo para sostener el nivel de exportaciones, el crawling peg anunciado “a raja tabla” podría dificultar los intentos del BCRA por acumular reservas. Además, la actual política monetaria restrictiva en EE.UU. podría generar una menor disponibilidad de financiamiento externo para paises emergentes, presionando al mercado cambiario argentino.
Relación con China y posicionamiento geopolítico
Trump ha mantenido una postura crítica hacia China, y es probable que un segundo mandato exacerbe la rivalidad entre ambas potencias. Para Argentina, que ha buscado diversificar sus alianzas multilaterales comerciales y de inversión, esta situación parece inadvertida.
Una mayor confrontación entre EEUU y China podría cerrar puertas con China, no solo financieras con los swaps, también lo haría sin abrir nuevas oportunidades para que Argentina actúe como proveedor alternativo en ciertos mercados o atraiga inversiones en sectores estratégicos. En este sentido, la retórica de Trump y Milei sobre la creación de una “nueva derecha global” no parece ofrecer a Argentina una ventana de oportunidad en términos de acuerdos bilaterales y acceso a mercados, en forma rápida y contundente.
La victoria de Donald Trump introduce un contexto de alta incertidumbre para Argentina, donde los efectos pueden ser mixtos. Una relación fluida con EEUU debería facilitar el acceso a ciertos mercados y acuerdos financieros, pero también exigiría una alineación en temas de geopolítica y comercio que podría limitar la capacidad de Argentina de actuar de forma autónoma. Hay que decir que mientras que la administración de Trump es presentada como una oportunidad para fortalecer las relaciones bilaterales, también conlleva un alto riesgo geopolítico y económico, especialmente si el conflicto con China escala o si el dólar se aprecia drásticamente. Para Argentina, el camino a seguir debería considerar una mezcla de pragmatismo y adaptación en sus políticas económicas y exteriores, en un contexto donde las decisiones de política internacional tendrán implicaciones directas sobre su estabilidad económica y su posición en el escenario global.
Reservas internacionales y control cambiario
El BCRA ha enfrentado un desafío significativo al tener que acumular reservas en un contexto de reservas netas negativas. Hasta la fecha, el BCRA ha comprado más de u$s 18.000 millones y entraron por blanqueo u$s 18.000 millones desde que Milei asumió el cargo. Sin embargo, el aumento de reservas brutas es de apenas u$s 7.000 millones, lo que indica una limitada capacidad para estabilizar el tipo de cambio y acumular reservas adicionales. El tipo de cambio unificado proyectado en $1.180 después de octubre 2025 podría ser insuficiente para una economía que aún no ha experimentado un rebote demostrativo en términos de productividad y competitividad. Además, mantener el “cepo cambiario” hasta las elecciones legislativas de octubre de 2025 representa un obstáculo imponderable para atraer inversiones internacionales, cruciales para el crecimiento económico y la estabilidad financiera.
Inversiones y blanqueo de capitales
Decíamos que el gobierno ha logrado ingresar u$s18.000 millones a través del blanqueo, y esto ha cambiado transitoriamente la dinámica económica. Este ingreso ha permitido al BCRA comprar más de la mitad de las reservas disponibles, mejorando ligeramente las reservas brutas, pero sin alcanzar niveles sostenibles. Este blanqueo ha sido crucial para mantener la estabilidad económica a corto plazo, pero no sustituye la necesidad de realizar reformas que impulsen el crecimiento a largo plazo.
La recuperación del ciclo de la economía argentina arranca desde el quinto subsuelo y es solo una foto, no la película. Las medidas implementadas han tenido un impacto incompleto y poco articulado.
La conflictividad emergente de la inusitada exclusión social podría incrementarse si la recuperación económica y la mejora del salario real no avanzan al ritmo necesario para mejorar la situación de los más de 5.5 millones de nuevos pobres. Esta situación podría complicar la faz política en forma creciente para las elecciones de medio termino en octubre 2025, afectando definitivamente la gobernabilidad, si es que el resultado post elecciones no favorece al oficialismo.
Reflexiones finales
Este breve análisis muestra que la reelección de Donald Trump y Javier Milei tiene múltiples implicancias para Argentina. Si fuera formalizada, la relación política entre Trump y Milei debería facilitar acuerdos, sin embargo, las políticas proteccionistas de Trump y la dinámica del dólar representan desafíos que requieren alta precisión por parte del gobierno argentino.
En el marco teórico de Milei, con las metas del FMI, un tipo de cambio más competitivo está íntimamente ligado a la acumulación de reservas, condición fundamental para sostener la estabilidad económica y la sustentabilidad de la deuda pública. Sin embargo, en ese enfoque, el mantenimiento del cepo cambiario representa un freno significativo para captar inversiones y generar un saldo comercial que permita acumular las divisas necesarias para cumplir con la deuda externa. La estrecha alineación geopolítica con EE.UU., en vez de asegurar un flujo de inversiones, incrementa la dependencia económica y amplifica los riesgos inherentes de una relación asimétrica. Argentina debe evaluar con precisión las oportunidades reales y tangibles de esta alianza exclusiva con la administración Trump, ponderando cuidadosamente los riesgos económicos y geopolíticos que la misma conlleva en un contexto global cada vez más volátil e impredecible.
Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros
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