Ibarra mira a Telerman, resignado a ser oposición

Aníbal Ibarra dice que el eje sobre el cual se deberá poner
más énfasis en estos seis meses es el «escandaloso déficit
que ha dejado Jorge Telerman en la Ciudad».
P.: ¿Es realmente una reivindicación el hecho de haber sido elegido con menos de 20%, para que ocupe una banca en la Legislatura?
A.I.: Es una elección importante haber sido la segunda lista legislativa más votada, incluso más que la lista oficial del partido del gobierno nacional. Yo no disputaba las candidaturas principales, encabezaba una de las tantas listas, y no era un plebiscito sobre mi gestión ni sobre la tragedia de Cromañón. Que quede claro. Fue un respaldo necesario para seguir hacia adelante.
P.: ¿Piensa que esto puede ser un punto de partida para la reconstrucción de su figura política?
A.I.: Era una legitimación necesaria. La destitución fue fruto de acuerdos políticos que manejaron el juicio casi como un linchamiento. Pero la sociedad no participó de esa maniobra y me volvió a poner en un cargo público electivo. Ahora el compromiso mío es mucho mayor.
P.: ¿Cuál es el eje central sobre el que se deberá poner el énfasis durante los próximos seis meses?
A.I.: La cuestión más importante que se presentará en este segundo semestre es el escandaloso déficit al que llevó Telerman a las cuentas de la Ciudad. El fondo anticíclico que se creó durante mi gestión está siendo absorbido por la política deficitaria que está teniendo el gobierno actual. El problema de estos próximos meses será financiero, no político.
P.: ¿A qué le atribuye esa política deficitaria?
A.I.: A la sobredimensión del Estado mediante el agrandamiento de la estructura política y a la sobreejecución del presupuesto de la publicidad para la campaña electoral, entre otras cuestiones. Un claro ejemplo es el aumento de 80% en la creación de direcciones generales.
P.: ¿Cómo piensa que debe llevarse a cabo la transición durante los próximos 5 meses, hasta que asuma el nuevo jefe de Gobierno?
A.I.: La trataremos de controlar conjuntamente porque seguramente el macrismo va a querer que Telerman haga el trabajo sucio y empiecen los despidos de personal, y se envíe una ley de endeudamiento a la Legislatura, para seguir cubriendo por otro lado los números rojos. En otras palabras, haremos todo lo posible para que «la fiesta de Telerman» no la paguen los porteños mismos.
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