17 de agosto 2019 - 00:01

La amenaza del "mercado"

Los bonos públicos que venían cotizando a valores de reestructuración, pasaron a cotizar a precios de default. Crónica de una semana que comenzó el viernes 9 de agosto.

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Mariano Fuchila. Gentileza BYMAData

La rotunda derrota electoral del oficialismo aceleró la fase de crisis del ciclo de endeudamiento y especulación que caracterizó la economía argentina durante la gestión de Mauricio Macri. Los bonos públicos que venían cotizando a valores de reestructuración, pasaron a cotizar a precios de default. La campaña de terror al regreso del populismo montada por el oficialismo entre inversores locales e internacionales, fue un boomerang que produjo la venta masiva de esos títulos al conocerse el resultado de las PASO.

La baja se amplificó por la operación montada el viernes previo a las elecciones, con rumores de bancos públicos y la ANSES comprando títulos para impulsar su precio mientras la consultora Elypsis de Levy Yeyati y Cohan (exfuncionarios del Gobierno) circulaba una encuesta afirmando que el oficialismo se imponía en las elecciones. Un auge creado, tal vez, para que algunos que estaban en el secreto vendan títulos y acciones al mejor precio posible, escapando al derrumbe del lunes.

La caída de los títulos públicos golpeó el balance de los bancos, hecho que se hizo sentir en sus acciones. El triunfo de Alberto Fernández golpeó también duro a las energéticas, ante los anuncios del candidato de una desdolarización de las tarifas.

El resto de las empresas (muchas endeudadas en dólares) sufrió el impacto de la devaluación en su cotización. Al respecto, la suba pronunciada del dólar el lunes a la mañana, se produjo en un mercado con pocas operaciones de actores locales (los fondos externos ya habían huido meses atrás) por bajos montos ante una total pasividad del banco central, que sólo intervino tardíamente convalidando un dólar a más de $58 mediante subastas y licitaciones que ya se habían mostrado como ineficaces.

Tampoco tuvo resultado la suba de tasas que no logra competir con la incertidumbre cambiaria reinante. Sólo la regulación de la posición de cambios contado de los bancos, y ciertas señales de Alberto Fernández de que no deseaba un dólar arriba de los $60, pudieron sostenerlo posteriormente.

¿Por qué el Gobierno no intervino desde el lunes postelectoral desde temprano para estabilizar el dólar y moderar la incertidumbre? Probablemente, el equipo económico juzgó difícil lograr sostener un dólar apreciado hasta octubre tras la abultada derrota electoral en las PASO, y prefirió una devaluación temprana que madrugue a los ahorristas y le permita descargar el costo político a la triunfante oposición.

El relato presidencial del lunes por la tarde transitó ese camino, aprovechando la suba del dólar para amenazar a quienes no lo votaron: “Esto es una muestra de lo que puede pasar si el kirchnerismo gana en octubre”.

(*) Director CESO

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