Estamos frente a un contexto mundial en el que se han establecido nuevas formas de trabajo. El mercado laboral trasciende las fronteras y hoy podemos estar sentados en la silla de nuestras casas trabajando para cualquier parte del mundo. Este cambio de paradigma, que se vio incrementado por la pandemia, nos pone frente a un desafío que implica adaptarse y transformar los espacios laborales y las reglas de juego para quienes crean empleo y para quienes ofrecen su capital humano y fuerza de trabajo.
Monotributo para profesionales de la tecnología: una medida que amplía derechos entre exportadores de conocimiento
Esta medida, que tiene como destinatario a todo el universo de la Economía del Conocimiento, no incrementará la fuga de talentos sino que busca incorporarlos al sistema registrado.
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Argentina hoy en día se posiciona como uno de los principales países del mundo donde las empresas vienen a buscar recursos y talentos altamente capacitados para nutrir sus equipos de trabajo. Esta visión innovadora de nación no solo mira y analiza los nuevos desafíos del futuro, sino que actúa en consecuencia y, por eso, desde el Gobierno Nacional ideamos una serie de políticas que le dan estructura a un sector que crece a pasos agigantados. Tal es así que se determinó jerarquizar a la Economía del Conocimiento como Secretaría de Estado, con todo el apoyo que eso implica para impulsar esta área que se consolidó como el tercer sector exportador del país. Este paso es fundamental para optimizar mejoras en toda la cadena productiva y potenciar un campo incipiente que genera más empleo, más exportaciones y mejor calidad de vida para las y los argentinos.
La iniciativa del monotributo para profesionales de la tecnología y otros talentos -que aún no se ha debatido en el Congreso de la Nación- es parte de un paquete de medidas que venimos implementando: la Ley de Economía del Conocimiento, el Fomento a la Exportación de la Economía del Conocimiento, las inversiones en clusters tecnológicos, videojuegos, la Ley de Promoción de la Biotecnología Moderna y la Nanotecnología y la articulación con todas las áreas.
Desde la Secretaría generamos políticas de Estado que responden a las demandas de todos los sectores productivos y de todas las trabajadoras y trabajadores que exportan sus servicios y conocimientos. Desde hace algunos años, las empresas de la industria del software obtienen el beneficio de la reducción de aportes patronales de hasta el 80% y una reducción en las tasas del impuesto a las ganancias de hasta el 60%. Las iniciativas que se impulsan no son opuestas entre sí, sino que se complementan creando una política integral y un círculo virtuoso para toda la economía nacional.
No logramos nada si perpetuamos los pensamientos antagónicos como el de ser “usuarios o creadores de conocimiento”. Somos ambos al mismo tiempo y hay que potenciar ambos de igual manera. Reconocer la necesidad de incorporar al mercado formal a muchos profesionales que hoy ejercen su actividad de manera informal y mitigar el impacto es una visión integradora e inclusiva. Esta medida, que tiene como destinatario a todo el universo de la Economía del Conocimiento, no incrementará la fuga de talentos sino que busca incorporarlos al sistema registrado.
Con este proyecto buscamos que programadores, periodistas, profesores universitarios, gamers, arquitectos, guionistas, traductores, y todas aquellas trabajadoras y trabajadores no registrados puedan incorporarse al sistema tributario que les permitirá acceder a los aportes jubilatorios y una obra social. También, pueden ingresar de forma legal, rápida y sencilla sus dólares, y al mismo tiempo aumentar el recaudo de divisas por servicios de exportación.
Pensar el camino hacia una soberanía tecnológica y productiva es algo que nos tenemos que plantear para que el sector crezca de manera estable atendiendo las necesidades propias de una industria que se debe complementar a las de un país y sus habitantes. Por eso, teniendo en cuenta la historia y el porvenir del sector, crear una empresa estatal de software sería una buena medida para ordenar y canalizar todas las necesidades de este ecosistema tan particular.
El conocimiento y el crecimiento de un país está ahí, en cada uno de los argentinos y las argentinas. Somos parte de un gobierno que trabaja incansablemente para poner en valor esas capacidades.
(*) Secretario de Economía del Conocimiento de la Nación.
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