22 de octubre 2022 - 00:00

Cuando el síndrome del impostor toma nuestro interior y nos impide avanzar

Este fenómeno psicológico hace que aquellas personas que lo padecen sientan que nunca se encuentran a la altura de las circunstancias.

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Gentileza: elpradopsicologos

Muchos de nosotros, en distintos momentos, empezamos un diálogo interno muy corrosivo que incluye frases como: «Se van a dar cuenta de que no sé nada», «Finalmente, todos van a saber que lo que hago no sirve», «Yo no pertenezco a este círculo y hoy todos lo van a ver», «Cuando compren mi curso, van a sentir tanta desilusión que los testimoniales van a ser mi ruina», «Me admitieron en este programa o en esta universidad por error», «Me contrataron en este trabajo porque los engañé», «Invirtieron en mi proyecto porque soy muy carismático, pero cuando me vean trabajando, se van a arrepentir», y la lista sigue.

Este fenómeno psicológico que se conoce como el síndrome del impostor, hace que aquellas personas que lo padecen sientan que nunca se encuentran a la altura de las circunstancias o que sean incapaces de aceptar que merecen lo que han obtenido como fruto de su trabajo.

En general, estas voces internas son generalizaciones infundadas con las que nos hacemos mucho daño. Esos juicios desencadenan emociones de miedo, angustia tristeza y, a veces, desatan nuestro instinto de supervivencia y nos paralizan.

Algunas de las formas más usuales en que se presenta el síndrome del impostor son:

  • Dudar de las competencias propias.
  • Incapacidad para determinar y adueñarnos del nivel de competencia y habilidad que tenemos.
  • Pensar que nuestro éxito se debe a factores externos.
  • Desestimar nuestra performance.
  • Miedo a no ser suficiente y a no cumplir las expectativas de los demás.
  • Ponerse objetivos demasiados improbables y luego castigarse por no lograrlos.

Si alguna vez nos pasa -o posiblemente la frase sea «cuando nos pase»- tenemos varias vías para intervenir en nosotros mismos: una es recordarnos que estas son voces, no realidades.

Otra, es buscar qué hechos avalan lo que estas voces dicen de nosotros. Y también podemos agradecerles a esas voces el intentar cuidarnos y decirles que, si bien sus intenciones son buenas, no nos están ayudando y que vamos a elegir escuchar otras voces que nos generen más alegría y posibilidad de acción.

Coach y mentora de negocios. Fundadora de AlumbraLab. Autora del libro “Diseño de Vida. Creación de tu propio emprendimiento

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