Proponen debatir, pero "sin parche en el ojo"
Se recalentó el debate económico entre Abel Viglione (FIEL) y Guillermo Wierzba del CEDIF-AR, un centro de estudios alineado con la ministra Felisa Miceli. Todo gira en torno al crecimiento del país (si es el más elevado de la historia) y, mucho más importante, a lo que puede suceder en el futuro.
• Menciones objetivas
5) Tiene razón el señor Wierzba que el gobierno de Juárez Celman desembocó en una crisis gravísima. La magnitud de la crisis de 1891 (caída del PBI de 10,9%) sólo es comparable localmente con la experimentada durante el gobierno de 2002, luego de los eventos políticoeconómicos de fines del año anterior; e internacionalmente con la que enfrentó la mayoría de los 13 países en que se desmembró la ex Unión Soviética tras la caída del Muro de Berlín y ante la inexistencia de instituciones. Lamentablemente la actual generación argentina tuvo que enfrentar esa crisis, similar a la del siglo XIX.
• Menciones subjetivas
1) «Hay que dar el debate que corresponde.» Estoy de acuerdo, pero no es lo que Wierzba hace. Sostiene «Hoy se trata de analizar, pensar, discutir acerca de cómo se sigue creciendo, de cómo se define y afianza una estrategia de desarrollo, de las características de la reconstrucción del Estado y su rol en la economía, y de la política distributiva que apunte a que los beneficios del crecimiento alcancen con intensidad a todos los sectores de la sociedad». De acuerdo con los objetivos de crecimiento sostenido y mayor bienestar, pero la cuestión son los resultados, y no si eso se logra con mucho o poco Estado. Los objetivos de la sociedad no son la reconstrucción del Estado, sino el bienestar presente y futuro.
En cuanto a una mejor distribución del ingreso, el problema es que el cambio de precios relativos ( devaluación) junto a más protecciones especiales y subsidios a empresarios ineficientes (para que gocen de las utilidades más altas en décadas), en desmedro de las industrias exportadoras y otras competitivas no parece un camino efectivo para distribuir mejor, más bien para reducir fuertemente los ingresos de los más pobres.
2) Sostiene Wierzba que «más allá de algún número confuso, los '90 ingresaron a la historia como una experiencia oscura y negativa en lo político, lo económico y lo social». Sospecho que una evaluación más objetiva indicaría que los '90 tienen claroscuros. Decir que todo está mal es no sólo una tergiversación de los datos, sino pura propaganda política.
Un logro de los '90 fue sacar a la Argentina de cinco décadas de inflación y lograr reinsertarla en el mundo en muchas dimensiones.
Sin embargo, coincido, al igual que lo marcó FIEL, en que existieron inconsistencias en aquel entonces ( fuerte expansión del gasto con tipo de cambio fijo que produce atraso cambiario, varias reformas incompletas o no encaradas, aciertos y desaciertos en las privatizaciones, etc.). Hoy destacamos la recuperación y la mejora en las cuentas fiscales y externas pero apuntamos a que existen serios problemas distributivos, y una política equivocada en varias áreas que pueden afectar el crecimiento de largo plazo.
3) Sostener que «en contraste, el presente abre una oportunidad de signo positivo y opuesto al de una década atrás» es otro error. Las actuales políticas están metiendo la economía en un sendero de alta inflación, que es el impuesto más regresivo para los pobres. Al mismo tiempo están « enterrando» a las generaciones futuras en materia de energía al congelar las tarifas y hacer sudar al capital de infraestructura. La sociedad enfrentará tarifas accesibles por algún tiempo, pero ello lo terminaremos pagando con menor energía disponible en un futuro no tan lejano.
Todos los períodos de la historia argentina han presentado claroscuros, y seguramente el actual no será la excepción. Hay cosas buenas y hay cosas malas, y lo importante es reconocer cada una de ellas. Reconocer las malas implica reorientar políticas públicas para corregirlas y la tarea consiste en contribuir al debate profesional para lograr una mejora en la calidad de la política que permita mejorar el bienestar de la sociedad.
Esto no es un Boca-River o un cara-ceca, nadie tiene la verdad absoluta. Para debatir hay que sacarse el parche del ojo, hay que poder mirar con ambos, no se puede ser parcial.
Personalmente siempre estuve abierto al diálogo y a reconocer errores, pero en esa nota no creo haberme equivocado.
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