26 de junio 2007 - 00:00

"Subir tarifas no alcanza para solucionar la crisis"

Ingenierocivil y doctoren Economía,LevyYeyatirecomiendaconverger auna tasa decrecimientode 5%,«históricamentealtapara elpaís».
Ingeniero civil y doctor en Economía, Levy Yeyati recomienda converger a una tasa de crecimiento de 5%, «históricamente alta para el país».
«Ahora la Argentina crece a paso redoblado,pero sin incrementar su productividad.» Este análisis pertenece al ingeniero civil y doctor en Economía Eduardo Levy Yeyati, quien actualmente se desempeña como asesor financiero para América latina en el Banco Mundial y también dirige el Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella. En ese sentido recomienda converger a una tasa sostenible de 5%, «históricamente alta para el país» y compatible con el nivel de inversión actual.

El que sigue es el diálogo que compartió con Ambito Financiero:

Periodista: ¿Cómo evalúa el crecimiento económico del país?

Eduardo Levy Yeyati: Comparando con otras crisis emergentes, surgen dos cosas. Primero, que la Argentina cayó más y por lo tanto se recuperó a mayor velocidad. Segundo, que en algún momento de 2005 la recuperación se completó, y el país siguió creciendo a paso redoblado, pero sin un incremento de la productividad que lo justificara.

P.: ¿Qué tiene de positivo y qué de negativo?

E.L.Y.: Lo positivo de este crecimiento es sin duda su impacto benigno sobre la pobreza, a través de la rápida recuperación del empleo y de la posterior recomposición de salarios, incluso de los informales. Lo negativo es la presión que este crecimiento, basado en políticas expansivas y en el consumo interno, pone sobre los precios y sobre la infraestructura de servicios, que por varias razones no se ha expandido al mismo paso que la demanda.

P.: ¿A qué razones se refiere?

E.L.Y.: Es complejo. Por un lado, está el tema precios; por ejemplo, hoy la energía se encareció en el mundo y aquí está regulada a niveles no muy por encima del de los 90, lo que inhibe la producción (caso concreto: el gas). Por el otro, hay cuestiones objetivas; por ejemplo, las reservas de crudo se agotan y la exploración en el mar es sustancialmente más cara, por lo que requiere más que una recomposición de tarifas y precios. Por último, y más en general, las grandes inversiones en infraestructura, aquí y en otros países, requieren garantías y subsidios que compensen la lenta maduración del negocio y las externalidades positivas. En otras palabras, incentivos precisos sin caer en la prebenda, con una participación inteligente del Estado, un balance que en la Argentina ha sido siempre difícil de lograr.

P.: ¿Cree que la tasa de crecimiento es perdurable o habría que converger a una menor y más estable?

E.L.Y.: Habiendo dejado atrás la amenaza de contagios financieros, la Argentina puede crecer de manera sostenible a la tasa que sus inversiones le permitan. Hoy esa tasa no es 8%, y tarde o temprano el país y sus dirigentes deberían aceptar esta realidad. Pero una tasa sostenible y conservadora de 5% es a la vez perfectamente factible e históricamente alta para el país.

  • Incentivos

    P.:¿Cómo se logra? E:L.Y.: El cuello de botella más claro es un déficit de infraestructura, fundamentalmente energía y transporte, que excede largamente el ajuste de precios y tarifas. No hay que banalizar el problema, que es complejo y afecta desde hace años a otros países exitosos de la región como México o Brasil. Pero sí hay que decir que ni el Estado puede resolver este déficit manu militari como pretende, ni el mercado lo resolverá si el Estado da un paso al costado. Hace falta un nuevo tipo de contrato entre el sector privado y el Estado que genere los incentivos sin resignar el control.

    P.:¿Es conveniente sosteneruna política de tipo de cambio alto como la que defiende el gobierno?

    E.L.Y.: Más que sostener el dólar alto, el gobierno demora transitoriamente la apreciación. Esto ha ayudado a desarrollar industrias como la del turismo, que empezó compitiendo en precio y hoy compite en calidad, pero que encarece los bienes de capital y no ha evitado que importemos calzado y ropa de Brasil. Y dado que la intervención consiste por definición en comprar dólares por encima de su valor, ésta tiene costos financieros, que por ahora han sido moderados, pero que pueden trepar si la desesperación lleva a intensificar la intervención.

    P.: ¿La esterilización no tiene un límite?

    E.L.Y.: Todo tiene un límite, pero en este caso nadie tiene en claro dónde está. Por ejemplo, nosotros estamos muy detrás de las economías asiáticas en ese sentido. El límite estaría dado por el costo: las tasas que paga el Central o la inflación que paga el país. Pero la pregunta relevante no es cuánto dura esto sino qué vamos a hacer cuando el tipo de cambio se aprecie, porque apreciar se va a apreciar, de hecho, se está apreciando con inflación mientras hablamos.

    P.: ¿Qué opina de la inflación que estamos evidenciando?

    E.L.Y: La inflación está alta, aunque en ausencia de un buen índice de precios es difícil saber por dónde anda. La causa inmediata es un incremento de la demanda que excede el crecimiento de la oferta. Esto incluye al mercado laboral, donde hay calificaciones y franjas etarias que han alcanzado el pleno empleo. Detrás de esto hay una política monetaria y fiscal expansiva en un contexto de incremento de precios de nuestros exportables. La solución consiste en ajustar un poco la política monetaria (reduciendo la demanda privada) o un poco el gasto (reduciendo la demanda pública), desacelerando la economía a niveles sostenibles.

    P.: ¿Cómo ve el clima de negocios y la inversión actualmente?

    E.L.Y.:
    Mi impresión es que aún hoy los retornos atractivos compensan la falta de previsibilidad y cierta arbitrariedad en la definición de reglas, pero que este mix genera un sesgo hacia el cortoplacismo y la inversión rentista que se ve en la proliferación de inversiones marginales y en la escasez de grandes proyectos con maduración más larga.

    Entrevista de Laura Costa
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