1 de mayo 2020 - 10:24

Ferroviarios: "Debemos evitar que el capital global haga pagar la crisis a nuestro pueblo"

Necesitamos otro Estado y otra sociedad con valores que defiendan el trabajo argentino. Hoy como ayer debemos ser solidarios con nuestros compatriotas.

En La Fraternidad estamos decididos a mantener nuestro protagonismo en la refundación de los Ferrocarriles Argentinos, la defensa del salario, las condiciones de vida de la familia trabajadora y sostener la vigencia del Modelo Argentino del general Juan Domingo Perón.

En La Fraternidad estamos decididos a mantener nuestro protagonismo en la refundación de los Ferrocarriles Argentinos, la defensa del salario, las condiciones de vida de la familia trabajadora y sostener la vigencia del Modelo Argentino del general Juan Domingo Perón.

Sonido Gremial

Los trabajadores del mundo conmemoramos el 1 de Mayo el Día Internacional de los Trabajadores, en una situación histórica por una crisis ambiental, sanitaria y económica que afecta al planeta por la pandemia del coronavirus Covid-19, que ha paralizado en los países las actividades del Estado, sectores de la producción y el trabajo, con el cierre de fábricas y comercios, y despidos y suspensiones de millones de trabajadores.

En una situación que no registra antecedentes se combinan tres crisis civilizatorias que actúan dinámicamente, y que han puesto en situación de colapso al proceso de globalización, cerrando las fronteras y profundizado la precarización, pobreza y miseria, inaugurando una nueva época donde lo que impera es conmoción, temor e incertidumbre.

La respuesta de los gobiernos (algunos muy tarde) ha sido blindar sus países y detener toda actividad que no sea estratégica o esencial para preservar el sistema sanitario, salvar vidas humanas e intervenir en la economía paralizada, ante la ausencia casi total de demanda por la cuarentena impuesta a la sociedad.

Hacia un nuevo modelo

Todos los Estados, aun los más liberales, han corrido en auxilio de las empresas, los trabajadores y los consumidores ante una emergencia de proporciones que no se registraba desde la pandemia de gripe de 1918, poniendo en evidencia que el Modelo Neoliberal afronta su propia plaga y que el colapso económico es el final de una época que arrastra en su debacle a milenios de especialización e intercambio económico.

En este mundo de recesión generalizada, parálisis y quiebras la única alternativa es la intervención del Estado, incluso del keynesianismo de guerra, con la bancarrota final del neoliberalismo como modelo dominante de la economía mundial desde 1989.

Hasta el Fondo Monetario Internacional reconoce el rol que los Estados tienen en la economía, y los propios gobiernos no tienen otra alternativa que intervenir en los mercados y en la economía real, dando lugar a una etapa de cierto “capitalismo de Estado”.

La crisis pone en evidencia el desguace de la seguridad social, la precariedad de los modelos laborales, los bajos salarios y la explotación despiadada de jóvenes y pueblos, con la necesidad de equilibrar la distribución de la riqueza social con un reparto equitativo.

La economía se paraliza, los trabajadores, no

En nuestro país, la sociedad extenuada por cuatro años de desguace macrista del Estado, y por una contraída e impagable deuda externa, con una enorme crisis social y económica, advierte la intervención decidida del Presidente de la Nación, Alberto Fernández, que en medio de enormes fragilidades y contradicciones ha decidido privilegiar la salud de los argentinos.

Pero esa sociedad exigirá después de superado lo peor del virus que la presencia del Estado y el gasto público se sostengan, mientras tanto en la crisis todos los sectores buscan el amparo de políticas estatales que reduzcan el impacto sobre la economía paralizada.

La economía se paraliza porque se desarrolla con millones de mujeres y hombres, un ejército de trabajadores que desmiente la supuesta automatización o digitalización del capitalismo, ya que el capital y su afán de plusvalía necesita de los trabajadores.

El mundo del trabajo humano sin distinción de etnia, color, religión o ideología política se encuentra en crisis, amenazado en su salud y porvenir, y los que trabajamos en cualquier condición somos la inmensa mayoría, somos los que posibilitamos que la economía y la propia vida cotidiana pueda seguir funcionando.

Debemos como trabajadores organizados recuperar la “Comunidad Organizada”, con la intervención orgánica del Estado, el Capital y los Trabajadores, que nos legara Juan Domingo Perón, para ejecutar las políticas que la sociedad y los trabajadores reclaman.

Al sostener la memoria de los luchadores por los derechos de los trabajadores, debemos evitar que el capital global le haga pagar la crisis a nuestro pueblo, que compren a precio de remate activos, empresas quebradas o deuda externa concentrando más la economía.

Necesitamos otro Estado y otra sociedad con valores que defiendan el trabajo argentino, la solidaridad y la unidad entre argentinos, un Salario Básico Universal que garantice la subsistencia diaria de millones y un Plan económico que atienda y dé comida a todos.

El gobierno deberá ejecutar un plan de emergencia de corto y mediano plazo, renegociar la deuda externa para antes satisfacer la deuda interna que paga salarios, da créditos a tasa cero, permite comer a diez millones de compatriotas y retrasa impuestos.

Las políticas del Gobierno nacional deben sostener una mayor emisión monetaria de gasto público y la financiación del sistema obras sociales sindicales, que son financiadas por los trabajadores, para evitar que colapse el sistema público y, al mismo tiempo, parar los despidos y suspensiones.

Las políticas públicas deberán contar con el aporte extraordinario de los sectores de la economía, los bancos y la política, a través de un Impuesto Progresivo a la Riqueza y una impostergable nueva Ley de Entidades Financieras que inaugure un nuevo Modelo.

Apoyamos las medidas del gobierno del presidente Alberto Fernández para resolver la crisis sanitaria, pero la pandemia impacta en una economía devastada, por lo que se debe convocar al Consejo Económico y Social, otros sectores y a los propios trabajadores.

Unidad y solidaridad

Debemos atravesar un largo y difícil camino. El Gobierno y el pueblo argentinos están ante el desafío de resguardar la salud de nuestro pueblo y recuperar la economía nacional.

Hoy como ayer debemos ser solidarios con nuestros compatriotas, y por ello no debemos olvidar el legado de nuestros fundadores en una nueva conmemoración de la heroica gesta por la jornada laboral de ocho horas: ejemplo de lucha y solidaridad.

“Ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa”, era la consigna de los sindicatos que exigían la jornada laboral el 1 de mayo de 1886, que ante la oposición de los capitalistas decidieron una huelga general.

La Fraternidad se organizó un año después en la defensa de sus legítimos intereses y enfrentó con valentía a las empresas ferroviarias y a los gobiernos por sus recetas económicas y sociales de explotación y miseria.

Hemos mantenido el recuerdo de aquellos que lucharon por la dignidad de los trabajadores, para recorrer el camino de la libertad, la igualdad y la fraternidad, asumimos ese legado y lo mantenemos en situaciones como la actual, donde nuestros intereses profesionales y laborales se ven amenazados.

Estamos decididos a mantener nuestro protagonismo en la refundación de los Ferrocarriles Argentinos, la defensa del salario, las condiciones de vida de la familia trabajadora y sostener la vigencia del Modelo Argentino del general Juan Domingo Perón.

Reivindicamos en esta hora difícil la memoria de todos los valientes que lucharon por los trabajadores y convocamos a nuestros compañeros a una mayor UNIDAD y SOLIDARIDAD. También aprovechamos para estrecharlos con un sincero y cordial abrazo fraternal.

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