4 de diciembre 2019 - 00:00

Macrismo le deja de regalo a Alberto Fernández carpeta con su Estrategia de Seguridad

Fulvio Pompeo

Fulvio Pompeo

En un documento de 58 páginas la secretaría de Asuntos Estratégicos de la Jefatura de Gabinete a cargo de Fulvio Pompeo elaboró la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) que deja Cambiemos al entrante gobierno de Alberto Fernández. La iniciativa quizá propone la simiente de una política de Estado que, a no dudarlo, se revisará hasta en los puntos y comas si es que alguien del albertismo se interesa por el contenido. Falta de tiempo o de cálculo político hicieron que se diera a publicidad –jueves pasado- sin el rango de una resolución ministerial o decreto, formalidades que hubieran dado envergadura y rigor al escrito del oficialismo saliente.

La pieza de Pompeo que contó con la colaboración de Paola Di Chiaro, secretaria de Estrategia y Asuntos Militares del ministerio de Defensa, además de organismos de estudios locales e internacionales, como el Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa William J. Perry ( Estados Unidos) se dividió en 5 capítulos.

El primero brinda la visión de seguridad nacional adoptada por el Gobierno, la segunda sección presenta un diagnóstico integral del Perfil de la Argentina según sus atributos estratégicos, la tercera parte evalúa las tendencias de los escenarios global y regional, el capítulo cuarto describe las políticas y acciones del Gobierno en función de los objetivos prioritarios de la seguridad nacional y el último capítulo presenta lineamientos orientados a modernizar el marco institucional de la seguridad nacional en la Argentina, optimizar la gestión de los recursos y construir las capacidades necesarias para afrontar los desafíos del futuro. La recomendación saliente es adoptar un enfoque de “interacción y cooperación entre las áreas de gobierno con mayor responsabilidad estratégica en la prevención y respuesta a los problemas de seguridad nacional –el Ministerio de Seguridad, el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y la Agencia Federal de Inteligencia–, así como también con otros organismos contribuyentes a esta política nacional”.

Uno de los asuntos resaltados en la ESN es que “El resurgimiento de la competencia geopolítica entre las potencias, las crecientes disputas comerciales y las rivalidades por el control de recursos y zonas estratégicas han deteriorado la estabilidad del orden internacional”. Evaluación que apunta a los Estados Unidos, la Federación Rusa y la República Popular China. Semanas atrás en un coloquio que organizó la diputada Nilda Garré sobre “Los desafíos de la Defensa Nacional para la próxima Década”, casi todos los panelistas partieron de la misma observación en sus planteos acerca de potenciales afectaciones locales y regionales derivadas de esa conflictividad entre colosos.

La ESN del macrismo enuncia cierta manera de abordar la cuestión: “resulta fundamental apelar al desarrollo de una mirada flexible y pragmática que permita reducir los riesgos potenciales que presenta el actual contexto estratégico para la seguridad nacional”.

Traducido se diría que eludir los alineamientos automáticos o “relaciones carnales” con cualesquiera de los tres grandes es la fórmula de la felicidad aunque existen condicionamientos, por caso, la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), tuerce el fiel hacia uno de ellos. Otra problemática esencial para la ESN es Venezuela.

“La evolución de la crisis venezolana configurará uno de los desafíos de seguridad más significativos para la región en los próximos años. El desplazamiento masivo de población ha debilitado la gobernanza regional y genera condiciones propicias para el crecimiento de la Criminalidad organizada”, resalta el texto de Pompeo.

“El gobierno chavista persiste en su objetivo de consolidar un régimen autoritario que viola sistemáticamente las libertades y los derechos humanos de la ciudadanía. Este accionar ha derivado en una crisis política, institucional, económica y sanitaria que atenta contra la zona de paz sudamericana y afecta negativamente la estabilidad de la región”, concluye.

En este punto la ESN recalca que “se mantendrá el compromiso de los países suramericanos con el diálogo y la cooperación como instrumentos de resolución de conflictos”. Y aboga por el trabajo interagencial y de equipo entre las áreas de seguridad, defensa, inteligencia y política exterior para la resolución de este desafío.

“El Atlántico Sur y la Antártida constituyen un área territorial de relevancia estratégica para los intereses vitales argentinos”, refiere más adelante el texto.

“Esta caracterización se apoya no sólo en factores geopolíticos, sino también en sus potencialidades económicas en materia de recursos”. La frase pone de relieve la proyección soberana del país sobre una sección del continente blanco y también refiere a la “cuestión Malvinas”. En este punto la ESN reivindica el “reclamo de soberanía sobre nuestras Islas del Atlántico Sur” y la política de “entablar un diálogo franco y abierto con el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, de conformidad con el mandato de la ONU”. Propone continuar con medidas dirigidas a restablecer la confianza y aprovechar las oportunidades de desarrollo y crecimiento que surgen de la cooperación bilateral y avanzar hacia una agenda sin exclusiones.

También la ESN considera que “El tráfico de drogas ilícitas es una de las principales problemáticas de seguridad trasnacional que afecta a América del Sur” en tanto que “el terrorismo no representa un escenario de alta prioridad para la proyección de organizaciones extremistas, en especial de aquellas asociadas al terrorismo islamista”.

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