15 de febrero 2021 - 00:00

En 10 años a la Argentina vinieron todos: pasión por el espectáculo

fotos. No existían las selfies, pero Menem protagonizó algo parecido. Rolling Stones

fotos. No existían las selfies, pero Menem protagonizó algo parecido. Rolling Stones

Recordando los años ’90 se tiene la sensación de que el presidente Carlos Saúl Menem siempre estaba dispuesto a fotografiarse al lado de toda estrella de cine o de rock que pisara nuestro país, y en gran parte así fue. Pero no todo empezó de esa forma: el país se abría en esos años a los grandes grupos de rock que por primera vez en la vendrían asiduamente a tocar en estadios como el de River o Vélez. Y una de las primeras bandas que nos visitaron durante el primer gobierno de Menem fueron los Guns’n Roses.

Por algún motivo jamás revelado del todo(se habló de una operación de prensa para distraer a la opinión publica en medio de la crisis económica y social), dos fuentes periodísticas -una de ellas este diario, en la pluma de Samuel Chiche Gelblung - aseguraron que Axl Rose y los otros músicos de la banda odiaban la Argentina, debido a algún supuesto rencor relacionado con la Guerra de Malvinas, y que en sus shows quemaban nuestra bandera y que pensaban quemar sus zapatillas ni bien pisaron suelo criollo.

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Todo eso era un disparate, pero generó una psicosis en los medios. En un momento, Menem dijo que esos rockeros eran “unos facinerosos” . El asunto escaló al punto de que hasta se habló de cancelar los shows de los Guns en la Argentina, hasta que los sorprendidos músicos ofrecieron entrevistas desde Los Angeles, negando todo el asunto (justamente, uno de los primeros reportajes en que se descartaba ese supuesto odio anti-argentino también se publicó en Ambito Financiero).

Entonces, con todo aclarado, Menem cambió de actitud hacia el rock casial mismo tiempo que modificaba su política hacia medidas de libre mercado. Casi se podría decir que mientras sus patillas se achicaban, su tolerancia con el rock se agigantaba. A partir de ese momento, todo astro de rock o pop (empezando por el pionero del barbijo, Michael Jackson) casi siempre tenía una visita obligada a la Casa Rosada o la Quinta de Olivos.

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Relaciones carnales con Malvinas y tambien con Isabel II. 

Relaciones carnales con Malvinas y tambien con Isabel II.

Los más menemistas de todos quizá hayan sido Sus Majestades Satánicas, The Rollling Stones, que en la época de Menem provocaron una especie de stonemania en el país. El presidente aprovechó la popularidad de los legendarios rockeros ingleses para mostrarse con ellos en cada ocasión posible A quien más le divertía ir a ver a Menem era al guitarrista Keith Richards, cuyo espíritu juerguista le provocaba que Menem le cayera fantástico.

Más compleja fue la relación con Madonna, ya que ella no vino a la Argentina solamente en su condición de máxima diva pop sino para protagonizar “Evita”, que dirigiría Alan Parker. El cineasta inglés, presionado por la “chica material”, afirmaba que la película no se iba a hacer si no estaba asegurada la autenticidad de locaciones reales, como el balcón de la Casa Rosada para la escena del renunciamiento de Eva Perón (lo que, por otra parte, era un error histórico, dado que ese episodio tuvo lugar en la Avenida 9 de julio, desde el edificio del Ministerio de Obras Públicas y Bienestar Social).

Hubo muchas negociaciones con el gobierno, y Menem aseguró que no habría problema; para que no quedaran dudas, se lo dijo personalmente a Madonna en más reuniones de las que a la diva le habría gustado. En realidad, el proyecto “Evita iba a ser dirigido por Oliver Stone, quien desde los primeros meses del gobierno de Menem vino a la Argentina a tratar de rodar distintos films que no prosperaron, incluyendo una superproducción sobre la revolución mexicana que se haría aquí para bajar costos y que nunca se filmó.

Pero el máximo momento de gloria cholula del primer mandatario fue durante el rodaje de “Highlanbder 2”, que trajo a la Argentina a Christopher Lambert , pero sobre todo al legendario James Bond, Sean Connery, con quien Menem tuvo el placer de jugar al golf.

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Bergoglio no fue su amigo pero, como a todos, lo recibió en familia. 

Bergoglio no fue su amigo pero, como a todos, lo recibió en familia.

Además de que Menem se mostrara con astros del rock internacional, en el jet set local se exhibía con vedettes amigas de su gran colaborador y director de ATC, Gerardo Sofovich , pero casi nunca con músicos del rock nacional. Hasta que, durante su segunda presidencia, por pedido de su hija Zulemita, fan de Sui Generis, hubo una invitación a Charly García para cenar y dar un show privado en la quinta de Olivos. García fue con su amigo Pipo Cipolatt,i de Los Twist, y la velada fue el comienzo de una bella amistad entre el músico y el presidente.

A los artistas les llamaba la atención que no hubiera seguridad presidencial, y que pudieran entrar en la residencia de Olivos sin controles. La leyenda asegura que García, que no pensaba “ir careta” a cenar con el ”presi”, buscó una estrategia particular para evitar problemas, y no tuvo mejor idea que esconder un enorme cuchillo de cocina en su saco: dijo que si se lo encontraban se haría el loco y el hipotético escandalo no se centraría en sus vicios. Pero como nunca nadie lo revisó, y Menem lo abrazó sin mediar mayores formalidades, lo del cuchillo se convirtió en uno de los grandes misterios del rock y la política argentinas.

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