Blindada, Cristina llamó a no pelear por "unos dólares"
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Ascheri denunció, además, que a la madrugada llegaron al distrito colectivos con unos «500 gendarmes» para montar un operativo de custodia en torno a Cristina de Kirchner. En el tumulto había algunos protagonistas conocidos: entre ellos, los ex intendentes, radicales ambos, Juan Manuel Cañone y Rodolfo Bardengo.
Los 250 productores se reunieron en las afueras del Parque Industrial donde la Presidente inauguró dos plantas y como quedaron lejos, decidieron marchar hacia la municipalidad a expresarle su malestar a Adrián Franetovich, alcalde de Chivilcoy.
La mandataria no pudo estar ajena a ese ruido. « Hombres como Ariel, que han sabido enfrentar la intolerancia, la falta de comprensión, el agravio, que tanto daño han hecho a los argentinos», elogió al intendente, que responde al ministro Randazzo.
«Yo les pido -siguió- en nombre de tanta tragedia que se ha vivido en el pasado, en nombre de tanta gente que ya no está, que por favor no levanten más la mano contra otro hermano, ni insulten a un vecino o a un amigo, que no vale la pena que por un puñado más o menos de dólares nos enfrentemos.»
Toda una definición: el «puñado de dólares» al que hizo referencia son, según datos del propio gobierno, 1.700 millones de dólares. El propio Randazzo mencionó esa cifra cuando acusó al campo de que su disputa con el gobierno tenía como eje «la plata».
El llamado a terminar con los «enfrentamientos» se explicó por los incidentes de Olavarría, donde Scioli y un grupo de intendentes del FpV fueron agredidos por productores autoconvocados. Ese fantasma sobrevoló la visita de la Presidente a Chivilcoy.
Scioli, allí presente, agradeció la gentileza que no habían tenido antes: el helicóptero del gobernador llegó tarde y el bonaerense tuvo que caminar unos 500 metros hasta el escenario porque la Presidente se había llevado la trafic.
Con los productores portones afuera, el oficialismo permitió que más de 5.000 personas -la organización habló de 10.000- participen del acto. En apoyo al gobierno, claro. Eso debía garantizar Randazzo, cacique local ahora con despacho en Casa Rosada. El conciliador tono presidencial se apoyó, sin embargo, en un vocero inesperado: Marcelo Celentini, responsable en la Argentina de GKN, la autopartista que amplió su planta y justificó la presencia de la mandataria, que también inauguró una pyme láctea.
«Cuando en los 90 las empresas cerraban, nosotros no fuimos en 4x4 a cortarle la ruta a nadie. Claro... -hizo el empresario una pausa teatralno teníamos 4x4». La Presidente sonrió con el comentario y luego lo elogió en su discurso.
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